Catalanizar España. Esta es la receta que ha dado este jueves no un representante del catalanismo regeneracionista, sino la ex presidenta autonómica de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. La misma Aguirre que hace no mucho parecía querer erigirse en abanderada de los movimientos recentralizadores del Estado. Pero ambas afirmaciones no son incompatibles.
Aguirre, en una conferencia pronunciada este jueves en el Círculo Ecuestre de Barcelona, con el título "Mi visión de Cataluña", ha llamado a "reconocer que España necesita ser catalanizada", con el objetivo de "acabar con esos recelos que están en la base de la reivindicación separatista". Unos recelos que ha identificado en las "ambiciones legítimas" de que Cataluña mantenga una "especificidad" dentro de España. Lo cual, según las tesis de Aguirre, se conseguiría acabando con el modelo autonómico nacido de la LOAPA, el famoso café para todos:
"Hay que revisar profundamente el Estado autonómico español. Comprendo perfectamente a aquellos catalanes que ven cómo todas las CCAA creadas de la nada se igualan a la Generalidad en competencias y en instituciones. Y con ese café para todos se puede comprender a los que dicen que así no se reconoce la especificidad de Cataluña".
Una afirmación que, aunque a primera vista pueda parecer lo contrario, en realidad no entra en contradicción con la propuesta recentralizadora que la propia Aguirre lanzó en abril de 2012, cuando propuso devolver al Gobierno las competencias de Educación, Sanidad y Justicia, así como transferir a los ayuntamientos transportes y servicios sociales. Y es que, como ha puntualizado acto seguido la presidenta del PP de la Comunidad de Madrid, "revisar el Estado de las Autonomías a fondo quiere decir también acabar con todas las disfunciones, los gastos inútiles, y dar satisfacción a las ambiciones legítimas".
La culpas del auge independentista
Aguirre también se ha ocupado del tema central de la política actual: el auge del movimiento independentista. Un fenómeno del cual ha culpado al "adoctrinamiento nacionalista" en las escuelas catalanas, a los partidos de izquierda de la Comunidad, por abrazar el nacionalismo, y a los medios de comunicación de Cataluña.
Pero también ha repartido parte de la responsabilidad entre los contrarios a la independencia. Más concretamente, Aguirre ha criticado la estrategia de vaticinar un negro futuro económico para una Cataluña independiente. Y lo ha hecho con una comparación que ha arrancado las risas de los asistentes al acto:
"Se equivocan de medio a medio los que, para convencer a los independentistas catalanes de su error, utilizan el argumento de que les va a ir muy mal en lo económico y en lo material. Eso es como decirle a un enamorado que su novia es muy pobre, que si se casan van a pasar muchas apreturas. No solamente no le convences de que la deje, sino que enciendes mucho más su pasión amorosa".
En resumen, Aguirre se decanta más bien por seducir al nacionalismo catalán para mantenerlo en España. Y en esta línea, y en su afán por evitar un discurso agresivo contra el "error" de los independentistas, no se ha cerrado a contemplar la posibilidad de la secesión. "No me escandaliza que se quiera conseguir la independencia de Cataluña", ha dicho. Puntualizando a continuación que "tiene que conseguirse dentro de la ley". "La ley hoy prohíbe la secesión, pero la ley no prohíbe que se cambie la ley. Por tanto, el que quiera la secesión, tiene que ir por los cauces legales a cambiar la ley", ha concluido.