Finalmente, el director general del Hospital Clínico de Barcelona (HCB), Josep Maria Piqué, ha dado explicaciones, en amplias reuniones internas, pero reservadas, sobre el camino que él y Boi Ruiz quieren seguir para lograr la pérdida del carácter público del HCB. Han sido encuentros formales con personal de aquel centro.
Asistentes concretos me han informado y facilitado información escrita fidedigna. Todo reafirma la voluntad política concertada entre Piqué y la Consejería de Salud para que el histórico HCB pierda su naturaleza pública a base de, en una primera y dulcificada etapa, transferir su gestión a un grupo de médicos, muy afín a CDC.
Ligeramente enmascarado es el camino hacia su privatización, deseada por la Generalidad y que hay que situar en el marco de la destrucción de la sanidad pública llevada a cabo por la vía de hecho, sin conocimiento del Parlamento autonómico, y a marchas forzadas.
Revelación de El Debat
El Debat consiguió e hizo publicó el power point de aquellas presentaciones, así como detalladas explicaciones. Las quince diapositivas que se adjuntan dejan boquiabierto. En esta misma información se comentarán sus aspectos más llamativos. Hay muchos. Si este país no está encarcelado o castrado, habrá tema para días. Pero no en TV3.
Nadie entendería que los médicos partidarios de la sanidad pública -tan maltratados por la actual Generalidad- no reaccionaran, ni que tampoco lo hicieran otros sectores, a pesar del largo brazo subvencionador de la Generalidad, en particular respecto a UGT y CCOO y entidades que dicen ser defensoras o protectoras de los derechos sanitarios hasta ahora vigentes.
Formalmente, los criterios de Piqué van desde el mero infantilismo hasta la quimera absurda, aliñados por una constante y patente marginación del derecho positivo y de evidencias económicas elementales. Queda claro que unos meros gestores de un bien público, como es Piqué, se han acabado creyendo que se pueden apropiar de él, mientras la destructora e inútil Consejería de Salud lo bendice. Esta última no ha sabido ni querido gestionar nada. Ahora, privatizando cínicamente el HCB, sólo quiere tener un problema menos, a pesar de que los usuarios de la sanidad pública tendrán otro más, muy grande.
Todo sorprende por su desvergüenza y por su primitivismo. Mirándolo todo de manera superficial, se podría recordar una frase de Jean de La Fontaine: "La montaña ha parido un ratón". Pero su contenido es escalofriante. Aliñándolo con frases hechas y de falsa modernidad, el HCB pasa a ser otro gran hito de la destrucción de la sanidad pública catalana. Si esto pasa como si nada, no vendrá de un palmo ninguna otra barbaridad. Estamos en la continuidad de Gengis Khan.
Regresión monumental
Por supuesto, el plan de Piqué sería una regresión monumental en relación a lo poco que queda de lo que ha sido en Cataluña un tímido Estado del bienestar. Incomprensiblemente, en el seno del HCB ya está la muy cara y, por lo tanto, excluyente, Barnaclínic, de precios astronómicos. Son tan altos como astronómicos los de las facturas de los médicos de la sanidad todavía pública que efectúan actos médicos. Piqué y su grupo quieren convertir todo el HCB en una gran Barnaclínic.
En el orden político inmediato, todo ello representa un elemento clarificador respecto a donde puede llegar el aventurismo y el cinismo de ERC. En efecto, lo que se expone, por primera vez, es lo que ERC está considerando aprobar, mediante la futura ley de acompañamiento del presupuesto, cuando, ¡ay!, el Gobierno de la Generalidad decida enviar una al Parlamento autonómico. Como es sabido, las leyes de acompañamiento no permiten llevar a cabo ningún debate parlamentario.
En este sentido, hay que recalcar, como dato valorativo de la no nuestra pésima calidad democrática, que los parlamentarios de la oposición -y seguro que algunos de CDC y de ERC- tienen interés en leer esta información.
Se enterarán de lo que no saben, porque el Gobierno autonómico no les ha informado. A pesar de esto, verán como el power point de Josep Maria Piqué (así como las explicaciones verbales que lo acompañaron) lo dan por cosa hecha. Puestos a ahorrar, se podría suprimir el Parlamento autonómico, hoy compuesto por personas a quienes el Ejecutivo autonómico margina en todo lo que es decisivo, como la actual y deliberada destrucción del sistema sanitario público.
En este sentido, la exposición de la exposición de Piqué tendría que implicar una reacción de la oposición en el Parlamento autonómico y una caída de la cínica máscara de ERC. ¿Será así?
Contenido de la conferencia de Piquè
Siguiendo el orden en que se han adjuntado, vemos en las diapositivas de Piqué una primera e inefable frase: queremos "blindar nuestra estructura para continuar siendo lo que somos". ¡Caray!, ¿quiénes son unos médicos para "blindar" un organismo de derecho público? Todas las organizaciones sanitarias necesitan reformas continuadas. Aquí Mas, Boi Ruiz y Mas-Colell nunca se lo han ni planteado. Querían suprimirla y lo están logrando.
La expresión de Piqué alusiva a "ser lo que somos" también es de traca. Se inventan un HCB superlativo en todo y después dan por entendido que el HCB es el mejor hospital de Barcelona, cuando hay un consenso general -y una realidad fáctica- de que el mejor es el Valle de Hebrón, a pesar de ser maltratado y sufrir más recortes que ningúno otro de Barcelona por la actual Generalidad.
Ahora bien, hace seis años, cuando Jordi Pujol tuvo que ser operado de próstata, eligió el Valle de Hebrón (VH). Cuando hace menos, con ocasión de una lipotimia, que se sospechó que podía ser una angina de pecho, Artur Mas también prefirió ser atendido en el Valle de Hebrón.
El Valle de Hebrón, dejado de lado
Siempre siguiendo el power point de Piqué, hay que replicar afirmando que es impropio dar a entender que en "alta complejidad" el HCB es líder. Precisamente en este campo la superioridad del VH es reconocida.
Otra característica de los gestores actuales del HCB es el cómico abuso de expresiones en inglés. Escribir "Opportunity: just ahead" resulta irónico. Ciertamente, la oportunidad que tienen algunos médicos del HCB de quedarse con un bien público sin un concurso público es una gran "opportunity", en el supuesto de que esto, tan contrario al derecho, pudiera acabar ocurriendo.
Hablar, como hace Piqué, de "búsqueda de aportaciones privadas para la capitalización" es aclaratorio. Pero, si esto no es privatizar, ¿qué lo es?
El mismo interés tiene su propuesta de patronato. Es genial. Hasta ahora las fundaciones públicas tenían representantes de entes públicos, y las privadas, de quienes aportaban el capital. Ahora los patronos privados (e interesados) pasarían a gestionar un bien público nunca privatizado por un concurso público (palabra que ni aparece en la exposición) ni un pago adecuado.
Olvidos monumentales
La diapositiva titulada "Resumen de los ámbitos críticos para sanear la situación económica de partida" y la de "Bases para desplegar el modelo económico de futuro y partir de una situación saneada" superan la imaginación más fértil. Todas fueron reveladas por El Debat.
En síntesis, la deuda histórica (121 millones de euros) se deja de lado. O sea: que la Generalidad pague lo que debe y después regale lo que quede. También se refiere al saldo negativo con acreedores (149 millones de euros). Una vez más, ningún problema: que la Generalidad (es decir, todos nosotros) pague, y ánimos.
Igualmente singular es la solicitud de reconocimiento del activo del edificio y terrenos que son propiedad de la Universidad de Barcelona. Vaya, como si esto fuera poca cosa. También se reclama la "resolución de la deuda histórica con la Seguridad Social por cuotas patronales no liquidadas entre 1981 y 1994 (141 millones de euros)".
Regalar un hospital público
Después aparece un clamor al cielo retórico en el epígrafe "nuestros compromisos por el cambio". Es inefable. Todos estos puntos son de fácil comprensión. En síntesis, se viene a decir: regaladnos un hospital público que genera déficit, pero no sufráis. Como no podréis asumir que lo cerremos, nosotros daremos la cara, potenciando la privada y la mera privatización, con la aparición de nuevos patronos. Todos tranquilos, menos los usuarios que sufrirán listas de espera quilométricas.
Pongamos un ejemplo patente. Resulta que, desde 1998, el Ayuntamiento de Barcelona no aporta, como antes, su participación presupuestaria del 14%. Ningún problema. Se computa en el presupuesto como una mera deuda pendiente y todo cuadra. Sencillamente se alarga el plazo de pago a los proveedores. Cuando llegue a ser de un siglo, ¿qué pasará?
¿Qué decir del abastecimiento de servicios sanitarios públicos? Los que paga CatSalut. Nada. Como el precio de los servicios es secreto y el contrato, variable según el centro, vete a saber lo que hay y lo que podría haber. Vuelven a la práctica premoderna y predemocrática de los acuerdos secretos.
Tampoco tiene perdón el epígrafe, revelado por El Debat, "queremos un modelo de gobernanza que nos asegure". Afirma textualmente: "Que las decisiones en gobernanza y la dirección del centro no estarán sujetos de forma arbitraria a los cambios o intereses políticos. Que no estaremos sujetos a decretos-ley o a acuerdos de gobierno de obligado cumplimiento por el sector público y que pudieran interferir en aquellas decisiones que nos han permitido ser aquello que somos y que queremos continuar siendo". Se entiende todo. El HCB queda situado al margen y por encima de la ley. El documento merece ser leído para ser creído.
Sueldos millonarios
Como guinda significativa, también se afirma "que en ninguna circunstancia estaremos en riesgo de que la gestión del Hospital pudiera ser otorgada a entidades con ánimo de lucro". Por favor, no haría falta nunca. Como ya informé en otro artículo, ahora hay una docena de altos cargos del HCB que cobran más de 100.000 euros al año, posiblemente bastante más. Por lo tanto, no hay que repartir beneficios, basta con aumentar los sueldos, el gasto y las filigranas internas, como dos convenios colectivos diferentes y relaciones complejas con Barnaclínic. La vaca se puede ordeñar de muchas maneras.
Lo que no se ve es cómo un centro con una deuda monumental -si se la califica de histórica, no deja de ser deuda-, con una falta de financiación maquillada y con documentos que no tienen nada de serios puede pasar a ser una maravilla.
Finalmente, un detalle. Como en el cuento de la lechera, no parece que los que querrían quedarse con el HCB lleguen ni a poder constituir un fondo de garantía de la gestión de entre 10 y 15 millones. Me dicen que han hablado con un industrial químico, Pere Mir Puig, padre de la Fundación Cellex, y que no parece nada entusiasmado.
En todo caso, el tema no ha hecho más que empezar. ¿Hablarán aquellos que tienen que aprobar "decretos-leyes y acuerdos" y tienen por trabajo asumir "cambios o intereses políticos"? ¿El ridículamente estatista Artur Mas se habría convertido en anarquista respecto a sus amigos del HCB? ¿No será que, en realidad, no es nada y que, además, cuando tuvo un susto médico se fue al Hospital del Valle de Hebrón?