Grupo Único, de Pau Guardans Cambó, firmó este año un acuerdo con la cadena Barceló para explotar en régimen de arrendamiento el hotel de cinco estrellas Finca La Bobadilla, de Archidona (Málaga), erigido sobre un espectacular predio de 350 hectáreas. Único se reservó una opción de compra. Con este contrato, Guardans abarca ya seis establecimientos, todos ellos de la máxima categoría.

La lista incluye Principal y Único, ambos en Madrid; Mas de Torrent, en Torrent (Girona); y Finca Serena y The Lodge, en Mallorca. El quinteto suma 208 habitaciones y 250 empleados. Tres de los inmuebles que los albergan son propiedad de la compañía.

El que ya no forma parte del conglomerado es el hotel Central, sito en Via Laietana. Ocupa el caserón que durante muchas décadas sirvió de vivienda del político nacionalista Francesc Cambó y su parentela.

Pau se hace en 2011 con las partes del edificio pertenecientes a sus hermanos por 30 millones y lo transforma en un alojamiento de cinco estrellas.

La pandemia ocasiona daños muy cuantiosos al grupo. A Pau no le queda otro remedio que adoptar medidas drásticas. A mediados de 2021 enajena el Central a un fondo de inversión de Schröders por 63 millones.

Pau Guardans cuenta 60 años de edad. Es un ejecutivo de largo recorrido. Ha trabajado tanto en el ámbito público como, sobre todo, en el privado. Desempeña su primer cometido relevante en la auditora Arthur Andersen. Más tarde se alista en Mecalux, de Cornellà de Llobregat, fabricante de estanterías metálicas, de la acaudalada saga Carrillo.

En 1996, tras la victoria electoral de José María Aznar, el recordado ministro Josep Piqué le ficha como director general del Ministerio de Industria. Desde esa atalaya participa en la privatización de varios mastodontes estatales.

Tras esa impagable experiencia, dos años después se reintegra a la esfera privada. Pasa por la alta dirección de Acciona, feudo de los Entrecanales, así como por los consejos de administración de varias corporaciones inmobiliarias.

En el filo del milenio, ocurre un acontecimiento que cambia su vida para siempre. El afamado empresario Antonio Catalán lo contrata como consejero delegado de AC, cuando esta red comenzaba su andadura. Tres años después, la progresión es vertiginosa y AC ha quintuplicado su tamaño.

Pese a tales logros, la salida de Guardans de AC no es por la puerta grande, sino todo lo contrario. Catalán lo destituye en 2002 con cajas destempladas por supuestas irregularidades en su gestión, que al final quedan en nada.

Tras el disgusto consiguiente, decide abandonar toda dependencia de capitales ajenos. Con tal objetivo lanza su propio emblema. Lo bautiza con el nombre de Único, una colección de hoteles lifestyle de lujo. Pretende, así, erigir un consorcio en el que cada instalación sea singular y se ubique en parajes excepcionales.

En 2024, la facturación consolidada de Único sube a 31 millones, con alza de un 12%. El beneficio neto se dispara de 1,9 a 3,1 millones. De esta última suma se reparte la mitad como dividendo y la otra se destina a reservas. El año anterior, el socio único Pau recibió por tal vía 1,3 millones.

El patrimonio del conjunto suma 60 millones y los activos, 90. De estos, 75 corresponden al valor en libros de los bienes raíces. Además, ha invertido 4 millones en diversos pisos, plazas de aparcamiento y locales, que tiene alquilados a terceros.

Pau Guardans es uno de los primeros empresarios vernáculos que traslada la sede social de su emporio fuera de Cataluña. Lo hace en 2015. Sin embargo, tres años después, cuando la estampida de las sociedades vernáculas se hallaba en su apogeo, decide repatriar el cuartel general a la Ciudad Condal. ¿El motivo del regreso? Acaba de ser nombrado presidente de Barcelona Global, en sustitución de Gonzalo Rodés.

Dicha entidad es una asociación privada, dedicada a promover la imagen internacional de la ciudad como destino de actividades económicas y foco de atracción de talento.

No parece muy lógico que el máximo responsable del tinglado tenga residenciados sus negocios en la meseta central, a más de 600 kilómetros de distancia. Pau Guardans vende púdicamente el retorno de su firma Barcelona como una muestra de “coherencia y responsabilidad” y una forma de subrayar su “compromiso” con la urbe.

Quizá no haya fórmulas infalibles en la hotelería de alta gama, pero Guardans ha demostrado que un sello personal puede levantar un imperio silencioso y abrirse hueco en un sector ferozmente competitivo. Único quiere ser más que hoteles: quiere contar historias. Ahora queda por escribir la siguiente.