El grupo Serhs, con sede en Pineda de Mar, tiene en su haber un récord poco común por nuestras latitudes. En los últimos nueve años, ha pasado por las horcas caudinas de siete negociaciones con la banca, a fin de reestructurar su indigerible endeudamiento.

Como cualquiera puede imaginar, buena parte de los señores de la pasta están hasta la coronilla de una corporación que rara vez cumplió los compromisos que iba contrayendo.

Pero no hay dos sin tres, ni seis sin siete. Hete aquí que, en marzo, Serhs volvió a la carga. Como quiera que algunos acreedores dijeron que no a otra componenda, acudió al juzgado mercantil de Barcelona para doblar el brazo a los disidentes y homologar el convenio. Finalmente lo consiguió, pero solo a medias, porque dos grandes entidades se descolgaron.

El trato reviste características draconianas. Afecta a Serhs y a sus dieciséis filiales directas, que la afianzan hasta el último céntimo mediante la prenda de todos sus activos. Implica la venta de naves industriales y logísticas contabilizadas en 15 millones, que se destinarán a amortizar cargas pendientes. También incluye el compromiso de liquidar créditos con garantía hipotecaria cifrados en 12 millones. A cambio, los acreedores renuevan el pasivo y aceptan una quita parcial.

El consorcio se dedica a la distribución alimentaria y a la gestión de una red de cuatro hoteles urbanos en Barcelona, otros dos rurales en sendos pueblos de Girona y Tarragona, amén de tres establecimientos en Brasil. Estos últimos arrastran sus propios pasivos.

Las ayudas privadas recibidas corren paralelas con las provenientes del Gobierno español. En 2021, el Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas, de titularidad estatal, le concedió un préstamo de 34 millones.

El año pasado, los ingresos de Serhs subieron hasta bordear los 200. Por vez primera en un lustro, afloraron los primeros beneficios. No son demasiado esplendorosos. Se limitan a 1,7, pero al menos señalan un cambio de signo esperanzador para los 2.630 empleados. Durante el quinquenio previo había sufrido unos quebrantos totales por importe de 34 millones.

El balance de 2024 refleja una situación patrimonial desastrosa, rayana en el coma cerebral. Los recursos propios muestran un profundo socavón de 26 millones, con un capital desembolsado de 49. Los pasivos financieros rondan los 120.

Serhs es el acrónimo de Servicios Mancomunados de Hostelería y Similares. Arrancó en 1975 como una entidad cooperativa, impulsada, entre otros, por Ramon Bagó Agulló. Este era un nacionalista redomado, experto en acaparar cargos públicos a la sombra de Jordi Pujol, de quien era compadre.

Simultaneó su empresa Serhs con múltiples poltronas oficiales durante varios decenios, en un incestuoso revoltijo que le generaría no pocas polémicas.

En 1979 fue nombrado alcalde de Calella, cargo que revalidó en las elecciones de 1983 y 1987. Permaneció en el puesto hasta 1991.

A la vez, en el período 1980-1984 ejerció de director general de Turismo, a las órdenes de Francesc Sanuyconseller de Comercio, Consumo y Turismo. Años después, este no escatimaba los epítetos contra su subordinado, al que acusaba de haberse lucrado de mala manera.

Bagó también medró durante veinte años en el Consorcio Hospitalario de Cataluña, que presidió entre 1987 y 1991.

En ese intervalo, Serhs percibió un incontable número de adjudicaciones, por valor de decenas de millones de euros, que le proporcionaron beneficios opíparos.

En 2013 hubo de comparecer ante una comisión de investigación del Parlamento catalán sobre el sector sanitario. Tuvo que explicar la controvertida contratación de sus empresas por parte de un buen puñado de hospitales públicos catalanes. El motivo residía en que Bagó era presidente de Serhs y, simultáneamente, alto directivo del Consorcio Hospitalario. O sea, sentaba sus posaderas, tan campante, a ambos lados de la mesa.

La Fiscalía Anticorrupción abrió pesquisas por apreciar conductas delictivas, pero acabó archivándolas. Pese al cúmulo de mangoneos, Bagó siempre salió bien librado de sus encontronazos con la justicia.

Falleció en 2018. Le sucedió como presidente ejecutivo de Serhs su hijo y hereu Jordi Bagó Mons. No lo ha tenido fácil. Desde entonces ha bregado con los destinos de un grupo repleto de deudas procedentes en gran medida de la época anterior y, además, ha afrontado una crisis histórica como la pandemia del Covid. En un sexenio aciago, Jordi ha visto cómo se convertía en humo el ingente patrimonio embalsado por su padre a lo largo de cuatro décadas trufadas de turbios manejos.

Serhs creció y se engrandeció gracias al provechoso clientelismo político imperante bajo los gobiernos pujolistas. Los tiempos cambian y evolucionan a velocidad supersónica. Hoy este tambaleante tinglado se mantiene en pie, con respiración asistida, merced a los auxilios de urgencia que supone endosar arteramente las mordidas al bolsillo de los contribuyentes.