Nuevo portazo del Ayuntamiento de Barcelona a las fanfarronadas de Laporta. La vuelta al Camp Nou deberá esperar.

El estadio sigue a medias y, según los técnicos, poblarlo ahora es todavía un riesgo. Laporta lo sabía. Pero tiró hacia adelante.

El club ha pasado momentos delicados en materia económica. Cierto es. Y, a falta de garantías deportivas, es obvio que la reforma del estadio aportaba ilusión y esperanza en tiempos de zozobra e incertidumbre.

A ello se agarró Laporta para maquillar decisiones impopulares y muy discutidas. Entre ellas, la venta de activos y las dificultades para fichar e inscribir a nuevos jugadores. Ha hecho lo imposible, si es que eso es posible, como diría Rajoy, para mantenerse a flote.

Por ejemplo, prometer, a sabiendas de que no podía cumplirlo, que el Camp Nou estaría disponible ya en 2024, al menos de manera parcial. Es decir, aseguraba que en apenas un año y medio desde inicio de la remodelación integral ya se jugaría en el feudo culé.

Vendió el presidente que, en el peor de los casos, el Barça celebraría el 125 aniversario –finales del 2024– en el Camp Nou. Sabía que no llegaba. Como también conocía de primera mano que no estaría listo para el Gamper de este verano.

Anunció el regreso a bombo y platillo, con un vídeo muy llamativo, mientras los arquitectos ya le habían hecho llegar que esta obra faraónica se demoraría. En el club, las reacciones eran una mezcla de asombro y sonrisa.

Ahora, ya bien iniciada la temporada, y tras el ridículo de haber tenido que jugar en el Johan Cruyff, primero, y en Montjuïc otra vez, después, la situación es distinta. El Camp Nou está para acoger partidos. Solo falta el papel administrativo.

Pero esa firma no llega. Nadie quiere asumir riesgos. Cualquier accidente puede ser fatal en un escenario en obras y al que acude gente apasionada. No es lo mismo visitar la Sagrada Família que vivir un partido del Barça, aunque sea amistoso.

Por fortuna para Laporta, el fútbol le da alegrías: las sigue dando el femenino y las vuelve a dar el masculino. Se ha beneficiado de una histórica buena gestión de la cantera. De lo contrario, sus mentiras con el regreso a casa le hubieran costado ya un disgusto.