Flaco favor le hizo al fútbol y a la sociedad Diego Pablo Simeone al justificar la violencia de los más ultras del Atlético contra el portero del Real Madrid, Thibaut Courtois (exatlético), en el derbi del pasado fin de semana. Tras los lamentables hechos –que no son los primeros en un campo de fútbol ni serán los últimos, por desgracia– pidió que se expulsara a los amigos del lanzamiento de objetos contra el contrario, ¡faltaría más!, pero también que se sancione a quienes los provocan. Por lo tanto, los justificó en una actitud cobarde.

Con sus palabras, el Cholo vino a decir que, en el fútbol, como en la vida, hay personas que, por su actitud, van pidiendo un sopapo a gritos. Por fortuna, la mayoría es gente civilizada y no responde a bofetón limpio. Por lo tanto, justificar la violencia –cuyo uso está acertadamente restringido a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, y para ocasiones muy concretas– es dar alas a los energúmenos, a aquellos que salen de casa con la predisposición de golpear, robar, acuchillar o cualquiera de los delitos recogidos en el Código Penal.

En Cataluña, como en el resto de España, en buena parte de Europa y en el conjunto de Occidente, las cosas en materia de seguridad ciudadana no andan como deberían. Por la laxitud de las leyes, por la falta de recursos, porque se ha abandonado esta cuestión. Muchos maleantes, de todos los niveles de maldad, campan a sus anchas por las calles. Y sus delictivos actos rara vez responden a una amenaza o a una razón de vida o muerte, en cuyos casos sería una reacción incluso defendible.

Nada de eso. Hay mucha gente que sale de casa armada. Algunos dirán que es para protegerse, pero la mayoría lo hace con predisposición a meterse en líos y usar esas herramientas potencialmente mortales. No hay que ir muy lejos: desde el pasado jueves, Mossos d’Esquadra y policías locales han intervenido ya unas 300 armas blancas y más de 60 objetos peligrosos (bates, barras de hierro) en Cataluña en más de 830 dispositivos desplegados para tal fin. En zonas de ocio, en fiestas mayores, en estaciones de transporte.

Justificar y no condenar el uso de cuchillos, navajas, cúteres, machetes, pistolas eléctricas, palos y puños americanos como respuesta a una provocación –ni siquiera en defensa propia–, que es lo que sugirió Simeone con el lanzamiento de mecheros y otros útiles contra Courtois, es meter la pata hasta el fondo.