Esta semana ha arrancado en la Audiencia Provincial un juicio contra una extrabajadora de Caixa d'Enginyers y su socio por, presuntamente, desvalijar a dos señoras mayores de 82 y 89 años. El caso, que ha derivado en una discreta macrocausa al no poder acomodar la sección 22 de la Audiencia a tal número de testigos e implicados, tiene su enjundia.
No se trata de la típica causa menor por estafa contra un oficinista de banco de línea capilar menguante y camisa anodina. El procedimiento busca probar --o desmentir-- si una exempleada se aprovechó de dos clientes que sufrían alzhéimer incapacitante y ceguera casi absoluta para hacerse con parte de sus ahorros y canalizarlos a diversas mercantiles.
Con la debida cautela de cualquier procedimiento, la causa es espeluznante. Estamos hablando de que una caja de ahorros que se jacta de ejercer la banca responsable con "criterio social y ambiental" (ver web aquí) sufrió a una empleada que desvalijaba supuestamente a clientas de avanzada edad que difícilmente se podía defender. Para luego, además, canalizar los ingresos a una estructura mercantil, sospecha la fiscalía.
Si el caso llega a concernir a otro grupo financiero, si hubiera pasado en otro banco o caja de ahorros, el escándalo sería mayúsculo. Pero no. Con Caixa d'Enginyers, no. El juicio se sigue en una tediosa sala multiusos de la Ciudad de la Justicia de L'Hospitalet de Llobregat, con decenas de testigos y la indiferencia de los medios de comunicación.
A la espera de que la justicia resuelva sobre si hubo caso o no, lo acontecido hasta ahora dice mucho. Porque con esta cooperativa de crédito con 215.000 socios ha existido cierta bula política y mediática. Es lo mismo que pasó con cierta bebida en el pasado: no se la criticaba porque era de les nostres. Por nuestras entendiendo, claro, del espectro soberanista.
El grupo ha flirteado discreta o abiertamente con el independentismo catalán, y su propio CEO llegó a decir en una entrevista que si algunos en Cataluña consumaran la agenda secesionista y el territorio llegara a romper con España, "ellos podrían seguir pagando los recibos, pues tienen la operativa preparada". Juzguen ustedes mismos.
Desde ese punto de vista, desde algunos círculos se ha fiscalizado poco, o sin ganas, a una entidad de la que la ANC recomendaba hacerse socio. A diferencia de otras, se entiende, en una campaña discriminatoria que la justicia tumbó.
Pero lo acontecido esta semana había que explicarlo, y nosotros lo hemos hecho. Con el máximo respeto a la práctica de la prueba y la deliberación judicial, cabe preguntarse si Caixa d'Enginyers, el banco con alma, ha desplegado medidas internas de cumplimiento o de mayor fiscalización para evitar hechos similares a los gravísimos que están enjuiciados en la Audiencia Provincial esta semana.
Crónica Global se lo ha preguntado, sin lograr respuesta. Seguiremos insistiendo.