Más allá del procés, siempre rico en anécdotas, ocurrencias y sobresaltos --y lo que te rondaré, morena--, la noticia estrella de este miércoles fue el escándalo del supuestamente falseado máster de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes (PP).
Las peticiones de dimisión por parte de los partidos de la oposición no se hicieron esperar, y tildaron lo ocurrido de “extraordinariamente grave”, recordando que, en otras democracias de nuestro entorno, casos similares implican la caída del afectado.
"La de citaciones a independentistas, raperos y tuiteros que van a necesitar para tapar lo de Cifuentes", se apresuró a señalar en su cuenta de Twitter el ingenioso Gabriel Rufián, diputado de ERC.
La verdad es que desconozco cuántas citaciones a independentistas necesitará Cifuentes para "tapar" lo suyo, lo que sí sé es que a otros destacados políticos nacionalistas que engañaron con sus currículums la cosa les salió gratis total.
Es el caso, por ejemplo, de Joana Ortega, la que fuera vicepresidenta de la Generalitat con Artur Mas. En 2011, a los pocos meses de asumir el cargo, se descubrió que el currículum colgado en la web oficial del Gobierno autonómico aseguraba que la dirigente de CiU era licenciada en psicología, cuando en realidad no había acabado la carrera. Ella lo atribuyó a un "error de transcripción", sin embargo ese "error" también se repetía en otro currículum suyo difundido por su partido --UDC-- tres años antes y en una entrada en su propio blog de meses antes en la que se presentaba en primera persona como licenciada.
Ortega, Puigdemont y Rahola son algunos de los políticos nacionalistas que han protagonizado casos similares al de Cifuentes
Pese a la constatación de que hubo intención de engañar, Ortega no asumió ninguna responsabilidad y se mantuvo en el cargo cuatro años más, siendo una pieza fundamental en la organización de la consulta secesionista ilegal del 9N de 2014.
Otro caso sorprendente es el del propio expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. Nada más ser designado por sorpresa para acceder al cargo en enero de 2016, los principales medios --tanto los catalanes como los de ámbito nacional-- señalaban que el hoy prófugo de la justicia era "licenciado en filología catalana".
Ni el interesado ni su entorno pusieron un solo pero a estas informaciones --cuyo origen se desconoce-- pese a que eran falsas, pues Puigdemont no pasó del bachillerato. Pero lo cierto es que, una vez destapado por Carles Enric en Crónica Global, el sorprendente inflado del currículum pasó apenas sin reproches al líder nacionalista. Y su reseña biográfica oficial quedó con una ambigua referencia a que realizó "estudios de filología catalana".
De igual forma, me viene a la memoria el caso de Pilar Rahola y sus falsos doctorados. La exdiputada de ERC y exmiembro del Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN) --una de las ocurrencias de Artur Mas para promover la secesión-- alardeó durante años de estar en posesión de dos doctorados, en filología catalana e hispánica. Así lo indicaba su web personal, pero también se apuntaba en artículos suyos publicados en varios países y en algunos de sus libros. Incluso fue presentada como doctora en filología en diversos actos y entrevistas sin que ella lo corrigiera. Cuando Crónica Global destapó el timo en 2014, Rahola capeó el temporal como pudo hasta que el tema pasó al olvido. Hoy es una de las activistas más influyentes del procesismo.
Como ven, nosotros también tenemos nuestros ilustres Cifuentes.