Banderas españolas en los balcones de los edificios en Madrid. Reacción frente a lo que ha sucedido en Cataluña. Pero, ¿es esa españolidad algo retórico? ¿Juega Madrid a favor de lo español, como constitutivo de una mayor cohesión del conjunto del país? No lo parece. El independentismo, el real, triunfa en Madrid. El objetivo es que todo se aglutine en la ciudad y en la Comunidad de Madrid, dejando vacío todo su entorno, siguiendo ese magnífico libro de Sergio del Molino, La España vacía. Se dirá que es exagerado. Dependerá del camino que se siga en los próximos años.
Resulta que la Comunidad de Madrid se enorgullece de que es la comunidad con los impuestos más bajos. Nada que decir. Bajar impuestos es lícito, es una buena medida en función de la situación en la que se esté del ciclo económico. Pero la comunidad, que vive alrededor de la capital, a modo casi de distrito federal de Madrid, sigue sin aceptar que una parte importante de su situación se debe al efecto capitalidad, al hecho de que es la capital de un gran Estado como España, y que, por tanto, goza de inversiones que, aunque se justifican porque son para todos los españoles, suponen que los ingresos se queden en la ciudad y en la comunidad.
Su presidenta, Cristina Cifuentes, anuncia una rebaja de impuestos, una reducción en medio punto del tipo mínimo de la parte autonómica del impuesto sobre la renta del IRPF. Bonifica, de nuevo, el impuesto de sucesiones y donaciones, y anuncia deducciones para el alquiler para jóvenes y adultos de hasta 40 años que estén en el paro. El tipo mínimo en el IRPF, dentro del tramo autonómico, será el más bajo en España, al dejarlo en el 18,5%. Cataluña tiene el 21,5%, mientras que la mayoría lo ha fijado entre el 19% y el 19,5%.
El Gobierno central, de color que fuera, nunca ha impulsado una armonización de mínimos sobre impuestos como Sucesiones
El autogobierno pasa por este tipo de decisiones. Lo que ocurre es que, a las puertas de una negociación sobre un nuevo modelo de financiación autonómica, el adelanto de Madrid significa que va por libre, que le da igual, que juega sin barreras, para atraer todo tipo de inversiones y abrazar a los ciudadanos con posibles del resto de autonomías. ¿Es eso realmente patriótico, español, o responde a una especie de carrera en la que no importa para nada la cohesión del país?
Uno de los padres del federalismo fiscal en España, el exconsejero de Economía de la Generalitat, Antoni Castells, percibió esa carrera fiscal entre autonomías, que el Gobierno central no quiso parar. Fue en diciembre de 2006 cuando en una entrevista en el diario Expansión reclamó una “armonización fiscal” en el impuesto de sucesiones, “con unos tipos mínimos a partir de los cuales cada autonomía tuviera plena libertad de actuación”, con el propósito de evitar “una competencia dañina”. Su idea era clara: “El Gobierno debería evitar una carrera desbocada de las autonomías por eliminar impuestos. Pese a algunos intentos, eso no ha ocurrido. Y el Gobierno, ahora del PP, presidido por Mariano Rajoy --en aquel momento del PSOE-- no ha movido un dedo.
Madrid ha 'pasado' de proponer un modelo de financiación autonómica, se acogía a lo que negociaba Cataluña
Lo que no puede ser es que algunas comunidades, como la de Madrid, digan que son las más solidarias, y que tienen un enorme déficit fiscal --siempre se recuerda cuando se quiere comparar con Cataluña-- cuando reciben esos ingresos en gran medida por el efecto capitalidad. Se quejan, pero bajan impuestos, y pasan de proponer ningún modelo alternativo. Pese a todas las críticas, resulta que Cataluña siempre ha liderado las mejoras del modelo de financiación autonómica. De forma bilateral, es verdad, con los gobiernos centrales, pero es que el resto no le ponía demasiado interés. Luego, eso sí, se acogían a esas mejoras, porque el modelo era para todos.
Debería llegar el momento de buscar un modelo entre todos y para todos, buscando las especificidades de cada una, y retocando lo que sea necesario para que se sirva mejor desde las administraciones autonómicas al ciudadano. Tal vez lo que Cifuentes quiere --al margen de lo cercanas que están ya las elecciones autonómicas-- es que en todos los balcones aparezcan las banderas de la comunidad, roja, con estrellas y que podrían indicar: bienvenido al territorio libre de Madrid. ¿España? Connais pas.