La primera semana de abril, el Congreso de los Diputados celebrará la comisión de investigación sobre el departamento de Interior. El que fue ministro en la anterior legislatura, Jorge Fernández Díaz, será la estrella de las comparecencias. Pero no será el único. El magistrado de vigilancia penitenciaria de Santander y ex director de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, también está invitado a responder los interrogantes del caso que puso a Interior bajo la sospecha de una chusca operación policial para desmontar el independentismo en Cataluña.
El juez atesora mucha información sobre los políticos y otros poderes económicos catalanes. Todos ellos, sin excepción, tuvieron relación con el hoy marginado jurista. En algunos casos pidieron favores personales, en otros para el partido que representan o para la entidad que dirigen. De Alfonso manejó durante meses información delicada referente al mainstream catalán. Algún consejero de la Generalitat en ejercicio, por ejemplo, le pedía a horas intempestivas que bajara de su casa para tratar temas de corte personal, por ejemplo.
De Alfonso habló con gallardía ante el Parlament y amenazó a los políticos que iban a destituirle en junio del año pasado. Quizá pensó, en su momento, que aquella advertencia subida de tono podía frenar lo que finalmente sucedió: que la patada en el trasero de la clase política que le solicitaba ayuda de forma constante le llevó de Barcelona a Santander y se cargó su prestigio profesional con un único golpe.
El próximo 5 de abril puede resultar interesante escuchar a Daniel de Alfonso, el juez marginado por el embrollo de lnterior, defender su postura o aportar información relevante
Aquella actuación de dureza oratoria en el momento de ser considerado por la Cámara catalana el chivo expiatorio de las conversaciones con el ministro Fernández Díaz fue criticada por la prensa y censurada por los políticos. Se consideró un ataque a la democracia, aunque ninguno de los que se lamentaban negara que, en efecto, también tenía peticiones realizadas, había facilitado información sobre sus adversarios o...
El próximo 5 de abril puede resultar muy interesante escuchar a un hombre que atesora mucha información sobre lo acontecido en los últimos años en Cataluña. Sobre todos y cada uno de los casos de corrupción que de forma lenta van emergiendo, pero también sobre las artimañas que se vivían en una administración autonómica a la que los efectos del clientelismo han sumergido en la permanente sombra de la sospecha. De Alfonso sabe demasiado y es posible que quienes en su día patalearon sobre su trasero se sientan incómodos si el magistrado decide explicar algunas cosas que permitan comprender qué papel tenía la policía, qué función jugó el CNI, a quién se quería sacrificar con aquellas filtraciones y, en última instancia, qué reuniones y conversaciones institucionales mantuvo con altos cargos del Govern de la Generalitat minutos antes de ser destituido de manera fulminante.
Sin duda, será muy importante no perderse esa comparecencia. El interés trasciende la inmediatez del debate político y puede dar pie a nuevas e intensas averiguaciones sobre el funcionamiento del Estado en todos y cada uno de sus cajones más ocultos. Con nombres propios, fechas y detalles, todo un espectáculo.