Una de las razones del nacimiento de un partido político como Ciudadanos era plantar cara, de forma políticamente articulada, al asfixiante nacionalismo que en Cataluña controlaba el poder e incluso, en ocasiones, la oposición en las principales instituciones del país. El grupo de 15 intelectuales que lanzó el manifiesto que dio lugar a esa nueva organización sólo planteaba como denominadores comunes la lucha contra esa situación de ahogo y el talante democrático como bandera.
Ciudadanos nació en 2005 y se definía como partido por oposición a la realidad política del momento en Cataluña. Una década más tarde, el partido que lidera Albert Rivera ha decidido que es el momento de dibujarse no sólo como una reacción, sino como una composición política para los nuevos tiempos.
El partido que lidera Albert Rivera ha decidido que es el momento de dibujarse no sólo como una reacción, sino como una composición política para los nuevos tiempos
Este fin de semana la organización ha decidido que su ideario es el de un partido liberal de centro. Como consecuencia de esa nueva descripción, Ciudadanos deja atrás el socialismo democrático que lo definía en sus inicios y que le permitió en clave electoral darle un enorme zarpazo al socialismo catalán del PSC, muy preocupado en seguir la agenda política que el nacionalismo dominante le marcaba.
Esa redefinición que le permite pasar a ser una formación de centro liberal y dejar atrás las posiciones de centroizquierda que alumbraron sus primeros pasos son una oportunidad para crecer y situarse en la zona templada de la sociedad española. Tiene más problemas, en cambio, para mantener su progresión electoral en Cataluña, donde el voto a Rivera y los suyos era, sobre todo, una posición de crítica al resto de formaciones políticas.
Ciudadanos se sitúa en una inmejorable posición en clave española, pero puede retroceder en lectura catalana
Ciudadanos se sitúa, pues, en una inmejorable posición en clave española, pero puede retroceder en lectura catalana. El liberalismo será el punto de encuentro de la vieja Convergència Democràtica de Catalunya (hoy PDECat) y hasta ERC se aproximará al centro en cuanto la demoscopia les indique con claridad que pueden gobernar el país sin demasiado esfuerzo.
La cara liberal de Ciudadanos, aprobada hace apenas unas horas, tiene tanto de apuesta de futuro como de posibilismo presente. La nueva cara tiene tanto de necesaria para un país en el que existe demasiado espacio político entre una parte del PP y otra del PSOE como de incógnita sobre su posible evolución en el mapa electoral en el futuro inmediato. Cataluña se convertirá, a buen seguro, en su mayor reto ahora.