El nuevo curso arranca. A la fallida investidura de Mariano Rajoy se suma en Barcelona la inminente moción de confianza sobre el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. En las dos capitales españolas más importantes, la política bulle. El espectáculo es dantesco a lado y lado del Ebro: gobiernos provisionales, inestables, tocados por la ocurrencia, tan desafiantes unos como inmovilistas otros... Un auténtico y sideral despropósito sobre lo público que campa a sus anchas.
Estamos preparados para facilitar esa narración, para acercarles el relato periodístico de una nueva temporada cargada de emociones. Como si no se relacionaran entre ellas, y por fortuna para el colectivo ciudadano, la economía del país ha preferido adelantar a sus dirigentes políticos y dedicarse a producir. Tiene el mérito de que el avance de la actividad acontece haciendo caso omiso de la política, aunque lastrada por la inseguridad, el guirigay sobre el modelo productivo, la inestabilidad y la falta de referencias claras para la inversión. En ese entorno, la crisis mengua pese al drama social producido y las derivaciones que aún arrastra. Vamos, que todavía es crisis. Al referirnos a los avances, pongámoslos en el haber de los ciudadanos y en el debe de sus élites extractivas de costumbre.
Esta misma semana dábamos a conocer el ilusionante, innovador y pionero acuerdo que Crónica Global ha suscrito con El Español para que ambos medios aumenten su musculatura y puedan acometer con garantías y enormes perspectivas de futuro la maratón informativa que nos aguarda. La industria de los medios de comunicación vive un apasionante proceso de transformación. Anunciado desde hace años, la velocidad del cambio crece de forma exponencial. La prensa de papel no sabe cómo acometer el reto de mantener sus productos periodísticos en el mercado sin que constituyan una sangría empresarial permanente. Pese a ello, sorpresivamente, ningún diario de los antiguos, los llamados de papel, ha bajado su persiana si se exceptúa el caso de Público algo antes de desatarse la crisis económica.
La tecnología se ha apoderado de la comunicación. La información viaja en formatos electrónicos y, en un país con fama de pírrica lectura, los teléfonos y tabletas echan humo cada día sirviendo contenidos a una audiencia ávida de conocer, de saber qué y por qué suceden determinadas historias.
La industria existente muta a paso de elefante, mientras la demanda de información de calidad galopa a ritmo de felino. Cada vez más ciudadanos demandan contenidos y en muchas ocasiones de carácter especializado. Los buscan y los quieren ya, en sus dispositivos más próximos.
Es justo en ese contexto en el que Crónica Global ha decidido acercar nuestro proyecto a la iniciativa periodística y empresarial promovida por Pedro J. Ramírez [vean el video al pie de este artículo en la que nuestro nuevo socio explica el acuerdo]. Juntos no sólo sumamos sino que multiplicamos nuestras fortalezas y minimizamos nuestras debilidades. Como dejó dicho Gengis Kan, una flecha sola puede ser rota fácilmente, pero muchas flechas unidas son indestructibles. Desde la independencia y singularidad de cada cabecera, ambas perseguimos complementariedades, sinergias y economías de escala que hagan mejores nuestros respectivos productos informativos a la par que satisfacen las necesidades y demandas de muchos más lectores y suscriptores.
Más firmas, más historias, mejores ilustraciones, tecnologías de vanguardia y, por supuesto, más y mejor periodismo son los ejes, la filosofía que ha inspirado este deal del que nos sentimos plenamente satisfechos. Ni los agoreros, ni los envidiosos, ni los apocalípticos pueden negar que hemos dado un paso al frente que será el primero de muchos otros que están por llegar al sector. Nos une la actitud ejecutiva, la rapidez de respuesta, un modelo de periodismo valiente, sin cortapisas ni silencios cómplices. Nos alían dos equipos periodísticos de primer nivel tanto en Barcelona como en Madrid. Nos motivan, por supuesto, nuestros exigentes lectores, cada vez más preocupados por hacernos mejorar y progresar en beneficio mutuo. Y para colmo, y envidia de algunos, somos dos empresas saneadas, solventes y que deciden avanzar en conjunto no desde la necesidad, sino desde la mejor salud económica del ámbito digital.
Junto a El Español, nuestro medio reafirmará su ADN fundacional. Más Crónica y más Global, decía al encabezar esta reflexión, porque en efecto aspiramos a mejorar esa conexión con la creciente audiencia, a prescindir de dádivas públicas, a superar localismos folclóricos y a elevarnos por encima de actitudes aldeanas, que para eso ya contamos con suficiente ración diaria en buena parte de nuestra clase dirigente.
Creemos en el proyecto que se inicia e intentaremos contagiarles del entusiasmo que nos invade a los dos equipos profesionales que trabajarán coordinadamente por esos objetivos anunciados. Sin ánimo aleccionador, el minúsculo ejemplo de esta alianza empresarial debiera inspirar a quienes a uno y otro lado del río se han empeñado en hacer difícil la convivencia conjunta y en destruir la trama de afectos e intereses de un país que no se merece buena parte de los acontecimientos que vive.
En poco tiempo somos muchos más reunidos alrededor de este medio. No puedo dejar de agradecerles esa compañía y respaldo sin el que no hubiéramos llegado hasta aquí. Ahora, intentaremos devolverles ese esfuerzo con nuestro trabajo. Más y mejor cada día. Sean, pues, bienvenidos a la nueva Crónica Global.