Los viajes del Imserso fueron uno de los grandes inventos del Felipe González gobernante. Aligeró los ambulatorios de personas de la tercera edad quejosas y les dio una oportunidad de cosmopolitismo al final de sus días. Estuvo bien porque se trataba de la generación del postfranquismo más sufrida y con más corteza de la España contemporánea. Jamás la tercera edad estará tan agradecida como las primeras hornadas de jubilados que utilizaron aquellos viajes vacacionales, o quizá sí, también los empresarios turísticos a los que la actuación pública les dio una prolongación de su cuenta de resultados.
Han pasado muchos años y los viajes del Imserso se han institucionalizado. No hay mucho que decir sobre ellos, ni gobierno del país que sea capaz de acabar con ese gasto, haya crisis o no. Esta posición no es precisamente popular, pero lo cierto es que mientras a los jóvenes se les deja sin oportunidades en el país, a los viejos se les envía de paseo para mayor gloria de las empresas turísticas.
Hay quien defiende esa actuación diciendo que sólo así una parte del sector turístico podría subsistir, pero también existe quien recuerda que ese mismo dinero público empleado en incentivar el empleo juvenil y las actividades para segmentos de edad más jóvenes haría más llevadera la crisis por lo que suponen de cotización a la Seguridad Social y pago general de impuestos.
Sea como sea, y ahí queda servido el debate, se producen casos como el que hoy explica Crónica Global. El que ha sido primer empresario de esos viajes, el salmantino Juan José Hidalgo (conocido como Pepe aviones entre su entorno) ha ideado una fórmula fruto de haber perdido una especie de monopolio que mantenía con ese tipo de vacaciones junto a Barceló. Se trata de un sistema que Pepe aviones controla bien: es propietario del grupo Globalia (Viajes Halcón, Viajes Ecuador, Air Europa…), uno de los grandes beneficiados del movimiento de jubilados por la Península Ibérica.
El problema del dueño de Globalia es que no pensaba que nadie le hiciera la competencia. Sin embargo, este año Iberia ha decidido darle una lección y tras varias batallas en los tribunales la empresa Mundiplan ha conseguido organizar las vacaciones de los jubilados en las islas, sean Canarias o Baleares. Mundiplan pertenece a Iberia, por lo que también tiene una aerolínea a su servicio si resulta menester.
Pepe aviones, al más puro estilo Curro Jiménez, ha decidido que ese era un negocio suyo desde hace años y ha llevado a cabo prácticas insostenibles en el sector. Los únicos damnificados son los abuelos que habían decidido que sus vacaciones se harían en un territorio insular español.
Hidalgo es un empresario singular. Tuve la suerte de dirigir una entrevista con él en octubre de 2013 y pude asistir en directo al rapapolvo que le dio a su hija María José Hidalgo, a la sazón directora general de Air Europa, por un tema del todo menor. Eran las trazas de un hombre de negocios que se hizo a sí mismo, pero que siguió más allá de sus posibilidades, pasando por encima de sus capacidades y formación específica. Hidalgo nos narraba, en una actitud entre de viejo chocho y Paco Martínez Soria, que era el mejor comprador de aviones de España. Más que Iberia, más que Vueling, más que cualquier otro, decía, era capaz de poner firme a Boeing con su espíritu salmantino que le sirvió en sus mocedades para llegar a la capital española y crear un gigantesco y meritorio grupo empresarial turístico español.
Hoy Pepe aviones debería dedicarse a vivir de sus abundantes rentas y dejarse de chulerías, que con los viajes del Imserso acaban afectando (vean las quejas y los enfados) a los de su generación y de quintas parecidas.