Hubo una imagen en la toma de posesión de Donald Trump que me llegó al alma, y no me refiero (aunque también) al discreto chorreo que le pegó al hombre anaranjado una obispa protestante cargada de buena intención que se atrevía a pedirle humanidad y compasión a un sujeto que no sabe ni lo que quieren decir esas palabras.
La imagen, que me fascinó y me deprimió a la vez, fue la de los grandes cerebros tecnológicos del momento (Musk, Zuckerberg, Bezos, solo faltaba Bill Gates porque es el único que ha dicho abiertamente que el hombre naranja le parece un tipo lamentable y peligroso, lo cual le honra, en mi opinión) orbitando en torno al nuevo presidente y dedicados al parecer a lo que la madre de un amigo definía como “oler donde guisan”.
Nadie quería quedar mal con el nuevo emperador, ese que va a hacer América grande de nuevo, y todos parecían competir por ser quien más le riera las gracias, iniciativa de mérito, ya que Trump no tiene puñetera gracia nunca jamás.
Con el poder que acumulan y el dinero que tienen, me pregunté, ¿qué falta les hacía adoptar esa actitud genuflexa ante el nuevo presidente de los Estados Unidos? Esa gente pinta más en el mundo que muchos países, y probablemente Trump los necesita más de lo que ellos lo necesitan a él.
¿Habrá creado Elon Musk un efecto llamada? ¿Pensarán Bezos y Zuckerberg que se están quedando atrás a la hora de hacerse con el botín que pueden pillar estando a buenas con Trump?
Cierto es que el apoyo de Musk a Trump fue premiado con una millonada cuando este ganó las elecciones (ya se sabe que estar al lado de un vencedor incrementa tu caché). Y es evidente que Zuckerberg y Bezos también quieren pillar cacho.
El primero ha empezado imitando a Musk y despidiendo a aquellos de sus empleados que se encargaban de controlar los bulos, las fake news y todas esas muestras de miseria moral que constituyen ahora la razón de ser de X (cuando se llamaba Twitter ya daba su asco y estaba trufado de gañanes y miserables, pero desde que lo compró ese perfecto villano de película de James Bond ya es solo una covachuela llena de inmundicias).
¿Seguirán en su sitio los que se dedicaban a tachar pezones o castigar al usuario por haber infringido alguna norma que la mayoría de las veces no se entiende? ¿O de eso se encargaba directamente el algoritmo?
La censura en Facebook ha sido siempre una vergüenza y una ridiculez. El censor (o el algoritmo) nunca pillaba los chistes o los comentarios con segunda intención: para él, cualquier frase que recurriera a la ironía era absolutamente literal, y por hacerte el gracioso podían caerte acusaciones de racista, homófobo o cualquier otra lacra humana.
El censor (o el algoritmo) no pillaba ni las citas. Doy fe: una vez escribí un par de estrofas de una canción de los Pogues, Fairytale of New York, y como contenía la palabra faggot (maricón), fui censurado, acusado de homofobia y amenazado con un arresto.
Para quien no esté en Facebook --que hasta hace poco era la red social menos nociva--, le informo de que, según lo que digas, te pueden caer arrestos de una semana o un mes en los que no puedes publicar nada porque te has portado mal. ¡Cuidado con lo que dices o el tío Mark te enviará al calabozo!
¿Se habrán acabado la censura y los arrestos con el despido de los empleados que vigilaban bulos y fake news? Algo me dice que no. Hacer el boy scout y dar rienda suelta a las patrañas debe parecerle al señor Zuckerberg perfectamente compatible. Si lo ha hecho Elon, que es el mejor amigo de Donald, por algo será, y más vale seguir su ejemplo.
Y si Facebook se convierte en un cubo de basura como X, allá penas, todo sea por volver a hacer América grande. Me pregunto qué estará pensando Jeff Bezos para hacer feliz al nuevo presidente desde Amazon. No lo tiene tan fácil como Zuckerberg porque no deja de ser un tendero con pretensiones, pero seguro que se le ocurre algo.
Vivimos una época en la que algunos magnates tienen más poder que la mayoría de los Gobiernos. Y solo piensan en cómo ganar más dinero. Si a Elon Musk le da por ahí, puede retirar sus satélites de Ucrania y dejar que Putin machaque a militares y paisanos.
De hecho, tiene más poder que el hombre anaranjado, lo cual me hace concebir la esperanza de que acaben a la greña y la gran amistad actual se convierta en una lucha por el usufructo del poder. Lo de Zuckerberg me parece de un pusilánime que da vergüenza. Y Bezos no sé por donde me va a salir. O Warren Buffet. O hasta George Soros.
No me fío de los millonarios. Pero si había un momento histórico en que estos podían hacer algo útil por Norteamérica y por la humanidad era ahora mismo. Y lo que están haciendo es lamerle el trasero a un mal bicho y un delincuente del que aún no sabemos qué desgracias nos puede traer.
De momento, quiere hacerse con Groenlandia, ocupar el canal de Panamá y convertir al Canadá en un estado de la unión. Y estas burradas, va y las suelta tan tranquilo, como si fueran lo más razonable del mundo, mientras los tecno millonetis de Silicon Valley, la supuesta vanguardia científica y tecnológica del mundo libre, le hace la rosca a semejante primate.
¿Estábamos mal? Si. Pero tengo la impresión de que vamos a estar mucho peor.