Esquerra Republicana de Catalunya es un partido eminentemente cainita que está especialmente bien dotado para la autodestrucción. Durante los últimos años lo hemos visto saltar por los aires dos veces, gracias a Ángel Colom y Pilar Rahola, primero, y a Josep Lluís Carod Rovira, después.



Llevamos un tiempo de cierta tranquilidad desde que manda el beato Junqueras, pero ya se le han amotinado otros sectores del partido y esa especie de paz y armonía a tres bandas que habían fabricado entre el beato, Joan Tardà (el único en todo el partido con madera de estadista) y Gabriel Rufián (gañán de Santa Coloma reciclado en un parlamentario español bastante decente, ¡quién nos lo iba a decir!) amaga con irse al carajo en esa nueva definición de ERC que parece estarse discutiendo entre Militància Decidim (el beato y su fiel Elisenda Alamany), Nova Esquerra Nacional (Marta Rovira moviendo los hilos desde Suiza y un tal Xavier Godàs dando la cara, un tipo que nadie sabe quien es, aunque se apuntó a ERC en 1990 y ha tenido un montón de cargos, incluido el de alcalde de Vilassar de Dalt) y Foc Nou (el otrora caído en desgracia por proteger a un secuaz que ignoraba que solo sí es sí, Alfred Bosch, y Helena Solà, que ni yo ni nadie sabemos muy bien quien es, aunque parece interpretar un papel muy parecido al de Godàs; frase gloriosa en su página web: “Somos la chispa para que tú seas la llama”).

Como todos sabemos, tras la primera votación, el beato se ha quedado a escasa distancia de la victoria, por lo que habrá que esperar a la segunda vuelta para ver quién se lleva el gato al agua.



Elisenda Alamany ha conseguido cabrear a la competencia diciendo que esa segunda vuelta es un mero trámite, pues es del dominio público que su querido Oriol Junqueras es quien va a acabar llevándose el premio gordo. Los de Foc Nou, en teoría, ya podrían darse por muertos, pues quedaron terceros en la primera votación (el beato se hizo con el 31% de los sufragios y con más avales que nadie), pero el animoso señor Bosch no lo ve así.



De hecho, si llega a algún tipo de acuerdo con los del NEN (y no me refiero al neng de Castefa de aquel viejo programa de Buenafuente), ambas facciones podrían imponerse a Militància Decidim y marcar el nuevo ritmo de ERC. Para el NEN y para Foc Nou, el beato y su cuadrilla son unos botiflers que han renunciado al independentismo, han ayudado al PSC a pillar la presidencia de la Chene y están a partir un piñón con Pedro Sánchez en particular y las fuerzas del españolismo en general.



No diré que vayan desencaminados, pero es que lo que proponen el NEN y Foc Nou son las quiméricas chaladuras de costumbre que todos sabemos como terminan (todos menos ellos, al parecer, gente convencida de que lo que sale mal cien veces puede acabar saliendo bien a la ciento una).

Yo no despreciaría la capacidad autodestructiva que pueden generar el NEN y Foc Nou y que, por otra parte, tan habitual resulta en ERC prácticamente desde su fundación. Si estas dos sectas se hacen con el poder, lo primero que harán será retirarle el apoyo (o seudo apoyo) a Salvador Illa, mientras exigen referendos de autodeterminación.



A poco que se esfuercen, pueden forzar unas nuevas elecciones en Cataluña. Y luego en España: nada de aprobar los presupuestos de Sánchez y a tocar las narices non stop en el Congreso de los Diputados. Con una ayudita desinteresada de los de Puchi, la dupla diabólica compuesta por Foc Nou y el NEN puede llevarse por delante el gobierno catalán y el español, forzando nuevas elecciones generales que, probablemente, ganará el PP (con el respaldo de Vox).

A cualquiera que no comprenda el espíritu cainita y suicida que rige en ERC, la labor conjunta del NEN y Foc Nou le sonará a la actitud política más imbécil que imaginar quepa. Y probablemente lo es. Disponiendo de un PSOE con el que se puede chalanear y que te deja despotricar en catalán en el congreso (para desgracia del pobre Rufi, que no domina el idioma y tiene que encajar el chorreo de esos guardianes de las esencias a los que molesta que insista en expresarse en castellano), optar voluntariamente por un gobierno de la derechona (y la extrema derechona) que no te va a dejar pasar ni una es del género tonto.



Pero es que en ERC no rige la lógica habitual, sino un culto desaforado al worst case scenario, al Cuanto peor, mejor. Hablamos de un partido que lleva toda la vida pegándose tiros en el pie y en el que todavía queda gente convencida de que la independencia del terruño está al alcance de la mano, motivo por el que hay que eliminar a los que se han dado cuenta, como el beato, Tardà y Rufi, de que esa independencia no llegará jamás (básicamente, por falta de quórum, por mucho que se insista en la feroz represión del malvado estado español).

Si ERC aspira a sobrevivir como partido político español, que es lo único que puede ser, más vale que la señora Alamany esté en lo cierto y la segunda votación sea ese mero trámite que les asegure el sillón a ella y al beato.



Como se imponga la insania del NEN y Foc Nou, va a haber un fiestorro descomunal en las sedes del PP y de Vox. Es más, todo aquel que no vea la hora de perder de vista al PSOE de Pedro Sánchez debería empezar a rezar por la victoria de los adversarios del beato. Y es que, bien mirado, el eslogan de la página web de Foc Nou, puede interpretarse como un mensaje directo a Núñez Feijóo: “Somos la chispa para que tú seas la llama”.