Pese a que van a ser llevados a juicio, como Laura Borràs, a Josep Maria Jové y Lluís Salvadó no se les va a retirar el escaño de diputado porque así lo ha impuesto Esquerra Republicana de Catalunya. En Junts x Cat, naturalmente, están que trinan y ven claras muestras de favoritismo en ese partido con el que compartían el gobiernillo hasta hace cuatro días. Pero ERC sostiene que no se puede meter en el mismo saco a Borràs, quien presuntamente favorecía económicamente a un amigo más bien turbio, y al dúo Jové–Salvadó, que si incurrieron en la malversación (según la perversa justicia española) fue por el bien de la causa. Ahí tenemos un buen ejemplo práctico de lo que piensa ERC sobre el delito de malversación: si el dinero trincado va a parar a los bolsillos de alguien es, ciertamente, malversación; si se utiliza para echarle un pulso al Estado, por el contrario, es patriotismo del bueno. De ahí su interés por que se derogue el delito de malversación, pues hay que reconocer que los republicanos nunca han sido tan propensos a llenarse los bolsillos de dinero público como los convergentes.
De todos modos, salvar los escaños del Dúo Sacapuntas del prusés tras aprobar el cese La geganta del pi (que ahora se ve obligada a seguir las sesiones del Parlamento desde la zona reservada al ciudadano de a pie) tiene un punto caciquil basado en una peculiar interpretación de la ley: a efectos prácticos, todo dinero público que se dedique a asuntos que no son los adecuados constituye un delito de malversación. Es indudable que lo de Borràs es más cutre y más chusco que lo de Jové y Salvadó, pero lo de estos dos, aunque lo hicieran por el bien de la república catalana, tampoco puede considerarse estrictamente legal, teniendo en cuenta que dicha república no existe y que la única ley que rige es la española. Por otra parte, el Dúo Sacapuntas tampoco se libra del componente chusco que distingue los trapis de la giganta y su buen amigo Isaías. Recordemos que Salvadó se hizo célebre por su teoría acerca de a quien había que darle un cargo al que opositaran dos mujeres: a la que tenga las tetas más grandes, decretó en su momento. Por no hablar de cuando le dio por arrojar papeles comprometedores por el patio de luces de su despacho porque habían aparecido las fuerzas del orden a interesarse por sus actividades. En el caso de Jové, no hay que olvidar aquella agenda (creo que era una Moleskine) que dejó a la vista de cualquiera en una mesa y que de tanta utilidad le fue a la justicia española para descubrir cuál había sido exactamente su participación en el vodevil procesista.
La actitud defensiva y solidaria de ERC con los suyos es perfectamente compatible con el Por ahí te pudras que le aplican a Borràs porque es un partido que ha decidido, tras ciertas dudas tácticas, que se han acabado las componendas con los de Turull y la pandilla de Waterloo. Si el Barça y el Espanyol detestan al Real Madrid, mucho más abominan el uno del otro. De la misma manera, el odio que se profesan ERC y Junts x Puchi es superior, incluso, al que experimentan por el malvado Estado español. Los de Junts acusan a ERC de preferir tratarse con el PSOE que con ellos, y están en lo cierto, pero es que no quieren darse cuenta de que son intratables con sus delirios, sus quimeras, sus consejos por la república y demás chorradas que no conducen a ninguna parte. Si a los convergentes se les ha ido la olla, alguien debe conservar la cordura en el mundo independentista, parecen haberse dicho los republicanos, que acaban de arramblar con 900 millones de euros para Cataluña gracias a Pedro Sánchez mientras el exconsejero Giró pone pegas a aprobar unos Presupuestos de la Generalitat que prácticamente redactó él mismo.
Es evidente que a ERC le sale más a cuenta tratarse con el PSOE (entre los indudables chollos, la posición discreta y casi sumisa del PSC) que con los aturullados de Junts x Puchi. Y si la tangana ya estaba en marcha desde el cese de la señora Borràs, yo diría que, con el salvamento del Dúo Sacapuntas, las hostilidades se confirman y han llegado para quedarse. Ayer se desmayó uno de Junts x Cat en el Parlamento regional. Se desconocen los motivos mientras escribo esto, pero no me extrañaría que salga alguien de su partido a decir que lo envenenó uno de ERC echándole cianuro en el carajillo. Así está el patio entre los partidarios de la república catalana. Que Dios reparta suerte.