La directiva del Fútbol Club Barcelona ha decidido sumarse al referéndum sin consultarlo previamente con sus socios mediante otro referéndum. Si me gustara el fútbol y fuese un seguidor del Barça, me habría rebotado convenientemente ante esta muestra de sobreactuación patriótica. Afortunadamente el fútbol siempre me ha aburrido soberanamente y lo que haga o deje de hacer el Barça me la pela. De todos modos, ¿tanto les costaba someter a consulta el asunto entre sus socios? Digo yo que entre los culés habrá de todo: independentistas, autonomistas, federalistas, fachas y comunistas. ¿Con qué derecho asume la directiva una decisión política de ese calibre? Supongo que con el mismo que el abad de Montserrat, que tampoco se ha tomado la molestia de hacer un referéndum entre los católicos catalanes para ver si están a favor o no de la independencia. Aquí solo se llevan los referendos ilegales destinados a chinchar a los españoles, esa gentuza. Para cualquier otro asunto, el líder de la secta correspondiente decide por todos.
Aquí solo se llevan los referendos ilegales destinados a chinchar a los españoles, esa gentuza. Para cualquier otro asunto, el líder de la secta correspondiente decide por todos
El problema está en que tanto el Barça como la Iglesia católica se consideran la voz de Cataluña en su condición de instituciones o, ya puestos, de estructuras de Estado. "Cataluña será cristiana o no será", dijo hace años Torras i Bages. "El Barça es más que un club", se proclamó también durante el franquismo, y en uno de sus muchos comentarios desafortunados, el difunto Vázquez Montalbán llegó a decir que el Barça era el brazo armado de una nación sin Estado, o algo parecido. De ahí que sus dirigentes sobreactúen siempre con respecto al patriotismo que más les conviene en cada momento. Cuando pinten bastos, ya llegará la ocasión de plegar velas y de decir que solo piensan en Dios, los unos, y en el deporte, los otros. Y mientras tanto, a contribuir al mal rollo reinante todo lo que se pueda.
En el caso concreto del Barça, además, la independencia sería un muy mal negocio. Sin poder enfrentarse al Real Madrid --tema que obsesiona a sus seguidores y que constituye la principal razón de ser del club--, ¿qué sería del equipo? El odio de baja intensidad hacia los contrarios ha sido siempre el principal atractivo de cualquier equipo de fútbol del mundo. El odio es el elemento primordial del fútbol, como puede comprobarse hasta en los partidos que juegan los críos y en los que sus padres se portan como cafres. Fuera de España, sin poder medirse con el odiado Real Madrid, ¿qué alegrías tendrían los socios y los directivos del Barça?