El conseller de Cultura, Santi Vila, no tiene ni un pelo de tonto. Consciente de que esto del prusés va a acabar como el rosario de la aurora, el hombre se va situando para el momento en que Cataluña deje atrás su larga fase delirante y se vea obligada a afrontar la dura realidad. De ahí esas declaraciones al diario El País que le han valido la indignación y el odio de sus compañeros de partido y de los iluminados de la CUP.
La verdad es que el hombre no se ha dejado nada en el tintero: la cultura catalana es españolísima, no tiene nada en contra de las corridas de toros (a las que acudía en su Figueras natal, antes y después de llegar a alcalde), dice haber llegado al independentismo “arrastrando los pies” (o sea, de mala gana y sin entusiasmo alguno) y, en suma, se ha ciscado en todo aquello que el sueldo le obliga a defender. Y por si faltaba algo para sacar de quicio a los convergentes, hasta ha amagado con fugarse al nuevo partido Lliures, promovido por el incombustible Fernández Teixidó y Xavier Cima, el marido de Inés Arrimadas, y que da la impresión de consistir únicamente en resucitar la Convergència de toda la vida, la del peix al cove, las broncas de baja intensidad con el Estado y el ¿cómo está lo mío?
La situación es tan peliaguda en Convergència que, al parecer, no se puede prescindir ni de los traidores ni de los pusilánimes
Nuestro Santi ha hecho todo lo posible para que lo echaran a patadas de Convergència, o como se llame ahora lo que queda de la banda Pujol. ¡Pero no ha pasado nada! La situación es tan peliaguda ahí dentro que, al parecer, no se puede prescindir ni de los traidores ni de los pusilánimes. El señor Vila se va a tener que ir de ahí dando un portazo, pues los mensajes sutiles no llegan al destinatario.
El subtexto de Santi Vila sería algo parecido a esto: "Cuando os caigáis con todo el equipo, no contéis conmigo, que yo ya me habré colocado en un sitio más conveniente. Lo llaméis como lo llaméis, esto de Convergència se va al carajo. A las chicas de la CUP, vuestro penoso soporte moral, no las votará ni su tía en las próximas elecciones. La expansión de los comunes es inevitable y Ada Colau llegará a presidenta de la Generalitat: lo único que se va a poder hacer es minimizar los daños. Os habéis cargado el centro derecha y alguien --yo mismo, sin ir más lejos-- va a tener que reconstruirlo. Que os den, amigos".