Tenemos a Artur Mas muy entretenido con la supuesta refundación de su partido, aunque empieza a apreciarse cierto aire de desesperación en sus apariciones públicas, como si en realidad aspirara a refundarse a sí mismo. Hace unos días lo vi por la tele diciendo que no sabía muy bien si se imponía la refundación o la creación de un nuevo partido, pero que, pasara lo que pasara, nosotros tranquilos, que él piensa seguir en su sitio, no sabe muy bien en qué cargo, pero impasible el ademán. Esas cosas suelen decirse cuando hay un rumor de las masas alabándote y suplicando que no te vayas a tu casa, pero el Astut las larga aunque nadie le pida nada. La verdad es que desde que designó a Cocomocho, sus leales han emigrado en masa a La Gomera o han dejado de serlo, pues ni Dios parece interesarse por su futuro.
Hay días que Mas parece dispuesto a presentarse de nuevo a presidente de la Generalitat y días en los que aparenta acariciar un cargo modelo Xabier Arzallus o Reina Madre
Tampoco está claro a qué aspira, por cierto. Hay días que parece dispuesto a presentarse de nuevo a presidente de la Generalitat y días en los que aparenta acariciar un cargo modelo Xabier Arzallus o Reina Madre. Y en cuanto a la refundación de Convergència, nadie la cree posible y a todos nos viene a la cabeza aquello de los mismos perros con distintos collares. Yo lo dejaría correr, pues la marca Convergència no vale un pimiento desde que Don Pujolone y su augusta familia se le ciscaron encima a conciencia. Los partidos personalistas, por otra parte, lo tienen crudo para sobrevivir a su fundador, como experimentó en sus propias carnes el difunto Adolfo Suárez.
Así pues, tal vez lo mejor sea cambiar de nombre, aunque dejando bien claro a sus parroquianos que todo va a seguir igual. Propongo las siglas ERDS (Els Rapinyaires De Sempre) para no despistar al electorado, que no deja de fugarse en dirección a ERC o al PP, ya que no a Unió, como era la ilusión de Duran Lleida, el mayor moroso de la política española actual con su deuda de 19 millones de euros (más los dos que le exige Convergència y que se van a tener que pintar al óleo, como ya les ha insinuado el señor Espadaler).
Con un nombre u otro, aquí lo único que preocupa al Astut es su propia supervivencia, pues no lleva nada bien lo de pasar de ser el Deseado a ser el Ignorado. Presidente o candidato del nuevo partido viejo, Artur Mas no quiere oír hablar de la jubilación, y yo me temo que no nos lo vamos a quitar de encima ni con agua hirviendo.