Para desarticular una banda de atracadores, lo mejor es esperar el momento oportuno. No puedes trincarlos con el golpe a medio cocinar ni esperar a que lo lleven a cabo para hacerlo. Lo mejor es pillarlos a todos en torno a una mesa, cuando han aprobado el plan definitivo para su acción y le están dando los últimos toques. El Tribunal Constitucional español parece haber adoptado esta táctica policial al no impedir ese pleno tan pinturero del Parlamento catalán del próximo lunes en el que se va a aprobar la desconexión del Estado Español y de sus leyes, sus pompas y sus glorias. Todo ha consistido en sustituir a los atracadores por unos políticos convencidos de que se puede romper un país con la sonrisa en los labios y cantando 'L'estaca' a grito pelado. O esa impresión tiene quien esto firma.
El lunes, en el Parlament, se va a retratar todo el mundo, haciéndose pública la lista de personas merecedoras de la inhabilitación, del arresto, del juicio o de lo que le corresponda a cada cual
No soy muy dado a aplaudir las decisiones de los poderes del sistema, pero creo que la ocasión lo merece. Prohibir el pleno solo serviría para provocar una nueva catarsis victimista similar a la del referendo del 9-N. Y además, por el momento, la sedición solo es una sugerencia. Así que es mejor esperar a que se apruebe la propuesta para proceder a la redada. O, en este caso, a la aplicación de la ley a quienes creen que se la pueden pasar por el Arco de Triunfo. El lunes, en el Parlament, se va a retratar todo el mundo, haciéndose pública la lista de personas merecedoras de la inhabilitación, del arresto, del juicio o de lo que le corresponda a cada cual.
No es necesario instalarse en la histeria reactiva, en plan Alfonso Guerra, sino esperar el momento oportuno para proceder con discreción a la desarticulación de la banda del Prusés. Y tampoco hace falta movilizar a la cabra de la Legión, cosa de la que se ha dado cuenta hasta el ministro Fernández Díaz, que no debe andar muy sobrado de luces cuando se dedica a condecorar vírgenes, iniciativa tan lógica y eficaz como aquella vieja costumbre castrense de arrestar a un árbol porque de una de sus ramas se había ahorcado un recluta. A nuestros iluminados les van a apagar la luz en breve y sin necesidad de dejar a oscuras todo el edificio. No sé si el apagón es inminente, pero creo que puede suceder en cualquier momento a partir del próximo lunes.