¿La IA nos vuelve idiotas? Así titulaba un artículo el director de La Vanguardia, Jordi Juan. Lo cierto es que algunos ya son idiotas sin utilizar la inteligencia artificial. Solo porque simple y llanamente no utilizan siquiera la inteligencia natural. O solo porque hacen gala de la incompetencia, la ignorancia y la ya mencionada idiotez como sustitutos de la inteligencia. La política está llena de salidas de tono, verborrea fácil y simplismo aberrante. Vamos, idiotez manifiesta. 

En solo 48 horas, el líder de la oposición pasó de pedir a los empresarios catalanes de que forzaran a los suyos a dar apoyo a una moción de censura. Por “los suyos”, el señor Feijóo entendía a Junts per Catalunya. Daba por hecho que nadie le votaba a él. Pero, solo la argumentación sonroja. De hecho, el autor del discurso debería ser despedido. Y si es de la autoría del señor Feijóo, solo me queda decir ¡madre mía!. Pues pasó de pedir apoyo a echarles en cara a sus posibles aliados “hasta cuándo van a tragar”, frase para enmarcar dicha en la manifestación del domingo en el templo de Debod.

Lo lógico sería intentar atraer a los posibles votos no insultarlos. Primero, pidiendo a los empresarios que hagan el trabajo que le correspondería a él, y segundo por menospreciarlos. Curiosa estrategia ésta, sin duda, para atraer apoyos. Y un detalle. Séptima manifestación contra el Gobierno y misma asistencia. Dice Feijóo que las convoca para elegir entre mafia y democracia. Y lo dice un político español que se iba de vacaciones con un narco. Ver para creer. 

Ese mismo día, Isabel Díaz Ayuso subió al púlpito con la idea de ensombrecer a Isis, la diosa titular del tempo egipcio. No lo consiguió pero seguro que sí la sonrojó. “ETA está preparando su asalto al País Vasco y Navarra al mismo tiempo que sostiene a Pedro Sánchez en el poder”, dijo sin titubear al mejor estilo trumpista. Hizo gala, una vez más, de su ignorancia. Bildu se presenta democráticamente a las elecciones y fue determinante en el fin de la violencia terrorista. Para colmo, señora Ayuso, ETA dejó de existir el 20 de octubre de 2011, y el independentismo radical ahora hace política. Con la palabra. Las armas han callado por fin. Decir lo contrario es incompetencia o mala fe, porque hacer política recordando a ETA o tirar siempre de clichés anticatalanes son de escasa altura. Son más bien una loa a la idiotez. 

Junts per Catalunya, partido en horas bajas que no gana a Silvia Orriols ni en la venta de caganers porque Puigdemont también ha perdido este liderazgo como informó esta semana nuestro compañero Alex Cárcel, se lanzó en tromba criticando al president Salvador Illa por no estar en Cataluña para afrontar la peste porcina. Illa estaba de viaje en México y no en un Ventorro catalán, como dejan entrever los juntaires. Es la segunda vez que lo hacen. La primera con la crisis del temporal Alice. Entonces hicieron el ridículo. Ahora también. El Govern ha reaccionado bien y con celeridad. 

La cosa no es para bromas de mal gusto. El sector está en tensión porque se la juega y mucho. Por eso, lanzar esta crítica es de insolventes. Illa mantuvo contacto con su Gobierno por videoconferencia y pidió la intervención de la UME y aprobó las medidas restrictivas. Dicen los de Junts que no existía una política de prevención. También lo dijo ERC que en un mediocre alarde se sumó a las críticas de Junts. Lo cierto es que los republicanos siguen haciendo política acomplejados

Solo un detalle. Illa lleva un año en el gobierno y la población de jabalíes va desbocada desde hace muchos años. Junts y sus antecesores llevan gobernando desde 2010, nueve años. Pere Aragonés gobernó los últimos tres años, y no consta que se hiciera una política cinegética agresiva para reducir la presencia de jabalíes en nuestros montes, ni que se flexibilizara su caza. O sea, política preventiva ciertamente no se hizo, pero acusar al gobierno Illa de no hacerla es como acusarlo de la muerte de Cristo. Ciertamente, los de Junts no dan para más. El Ventorro, segunda parte, no da ni para un titular de paso. Illa ha hecho bien en pedir comparecer en el Parlament, no para contestar gansadas, sino para hacernos una radiografía de lo que pasa. 

Después de escribir estas líneas, tengo más clara la respuesta a Jordi Juan. Seguramente la IA nos vuelve idiotas, pero algunos ya hacían méritos en la idiotez antes de la IA.