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Hay que entenderlos. Montserrat es suyo, con todo lo que hay dentro, monjes y escolanía incluidos, hasta la Moreneta es suya. Ellos son quienes deciden qué pueden hacer los monjes de Montserrat, el coro y hasta la mismísima Virgen, porque ellos son los dueños de Cataluña. Y si ellos dictan que el coro de Montserrat no puede cantar en castellano, pues no debe cantar en castellano, porque ellos son quienes mandan. Suyo es Montserrat, el Barça, los castellers, los bomberos, el cava, los boy scouts, el Teatre Nacional de Catalunya, las asociaciones culturales, la enseñanza, la cerveza Moritz, el rock catalán, los campeones de Moto GP, TV3, los festivales de verano, la sanidad, los roscones de reyes, el día de Sant Jordi, la prensa catalana y Copito de Nieve, en el cielo esté. Una vez se han apropiado de todo, ellos deciden que allí donde mandan nada puede hacerse en castellano.

El coro de Montserrat cantando una sola canción en castellano supuso una blasfemia de las que se lavan con sangre. Se conoce que los monjes de Montserrat, además de los votos de obediencia, pobreza y castidad, han hecho el de catalanidad, y yo sin enterarme. Cientos de catalanes de bien, que probablemente no han pisado Montserrat en su vida, tal vez ni siquiera una sola iglesia, han puesto el grito en el cielo -dónde si no- ante la afrenta de acompañar a Rosalía en una canción en castellano, encima a Rosalía, que va por el mundo sin aprovechar cada ocasión para sacar una estelada a pasear y para recordar al mundo lo oprimidos que viven los pobres catalanes. El coro de Montserrat tiene permitido cantar en latín, hasta en alemán e italiano a veces, pero jamás en castellano. Debe ser que el fundador del monasterio, hace de ello exactamente mil años, dejó escrito en una piedra de la montaña que jamás se entonaría en aquel templo ni una sola canción en castellano, ni siquiera para loar al Señor, que aprenda catalán si quiere ser loado. Primero la lengua y solo después Dios, debió de esculpir más o menos aquel tipo en la roca.

Empezaron gritando que las calles siempre serían suyas, como Fraga en sus tiempos, y al darse cuenta de que de eso, nada, han ido rebajando expectativas y ahora quieren hacerse suyo a Dios, que era quien mandaba hasta el momento en monasterios, iglesias y parroquias. Nadie sabe dar una sola razón por la que el coro de Montserrat no pueda cantar en la lengua que le salga de las narices. Nadie sabe tampoco por qué motivo Montserrat es un símbolo del catalanismo, cuando, si no recuerdo mal, el reino de Dios no es de este mundo, ni tan siquiera un hipotético reino catalán. A Montserrat fue Franco a rendir pleitesía a la Virgen, y no se sabe que ésta tuviera un mal gesto. Allá fueron también emisarios del Tercer Reich a la búsqueda del Santo Grial -en vano, cabe decir-, y no se conoce de ningún terremoto que sacudiera tan bellas montañas. Quiere decirse que lo de apropiarse del monasterio por intereses políticos no es nuevo, antes que los independentistas ya lo intentaron franquistas y nazis. Y la Virgen, tan tranquila, como quien oye llover.

Montserrat es de Dios, es decir, es tan catalana como española como china y como etíope, solo desde el provincianismo más imbécil se puede pretender que un templo tenga ideología. Allí peregrinaban en bicicleta los jugadores del Barça cuando ganaban una liga en los tiempos en que tal cosa era un milagro, y no recuerdo a los seguidores del Espanyol llamando a las armas por semejante ultraje. Allí van también las parejas con dificultades para engendrar, a ver si la Moreneta intercede por ellos y les bendice con un retoño, y no sé de nadie que incendiara el monasterio por considerar que, con la de imbéciles que hay en Cataluña, mejor no traer niños.