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Jordi Turull, secretario general de Junts, ante Carles Puigdemont, presidente del partido

Jordi Turull, secretario general de Junts, ante Carles Puigdemont, presidente del partido Europa Press

Pensamiento

Turull quiere ir gratis al gimnasio

"No es que los catalanes les paguemos a los andaluces el gimnasio y el perro, como dicen desde Junts, lo que pagamos es una administración autonómica que, desde que se creó, exigió competencias de las que carecen los andaluces"

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A lo mejor si los catalanes no pagásemos la televisión autonómica más cara de España, una policía propia, embajaditas en los cinco continentes, 300 altos cargos que cobran más que el presidente del Gobierno, sueldo, despacho y personal a todos los expresidentes, campañas en defensa de la lengua, cursos de catalán obligatorios para los sanitarios que quieren ejercer en Cataluña, selecciones deportivas, subvenciones a todo lo que huela a sentimiento catalán (desde castellers a esbarts dansaires), otras subvenciones a las publicaciones que editen en catalán, estaciones de bus y de autobús con perspectiva de género, viajes a Waterloo, inspectores de la lengua en los colegios, competencias en prisiones, referéndums inútiles y todos los demás gastos que me olvido, a lo mejor si no pagáramos todo esto, decía, igual también podríamos tener el gimnasio y el perro subvencionados. Que no digo que no sea bonito tener a unos cuantos enchufados ociosos en Kuala Lumpur -o donde sea- haciendo país, pero tal vez alguien preferiría que ese dinero se destinase a alimentar a su chucho.

No es que los catalanes les paguemos a los andaluces el gimnasio y el perro, como sostiene Jordi Turull, lo que pagamos los catalanes es una administración autonómica con ínfulas de nacional, que desde que fue creada exigió competencias extraordinarias de las que carecen los andaluces y, por si eso fuera poco dispendio, con el paso del tiempo ha ido ideando nuevas formas de dilapidar el dinero, a cuál más ridícula. Y después de pagar todo esto, claro, ya no nos queda dinero para perros, ni siquiera para gatos, que comen menos.

No deja de ser cómico que alguien que estuvo en la cárcel por malversación de dinero público, como es el caso de Jordi Turull -y allí seguiría de no haber mediado un indulto-, se atreva a dar lecciones de cómo hay que gastar ese dinero público, él conoce de primera mano a qué majaderías destinamos nuestros recursos los catalanes, precisamente por eso estuvo en la trena. Si en Cataluña hubiera unos cuantos cientos de Turull, la república catalana continuaría en el limbo porque seguirían siendo incapaces de nada, pero estaríamos arruinados y no solo no habría dinero para dar de comer a los perros, sino que nos comeríamos a los perros.

Uno no termina de entender esa costumbre tan catalana de mirar a andaluces, extremeños y murcianos por encima del hombro y de acusarlos a la menor ocasión de vivir a nuestra costa, cuando en Cataluña tenemos más parásitos que en cualquier otro lugar, la mayoría metidos en política, el mismo Turull sin ir más lejos. Tantos tenemos, que incluso los exportamos a Bélgica y premiamos a sus señoras con programas de televisión sin audiencia, pagados a precio de oro. He ahí otro agujero -este es de los que había olvidado- por donde a los catalanes se nos va el dinero en lugar de a subvencionarnos el gimnasio.

No sé si Turull tiene perro, es posible que sí, ni que sea para poder tener algún amigo. De lo que no tiene mucha pinta es de pisar un gimnasio, tal vez sea porque no se lo subvenciona nadie. Debe de añorar los meses pasados en la cárcel por su relación con el referéndum ilegal de 2017, allí el gimnasio era gratis, de hecho, se lo subvencionaban todos los españoles, igual que la comida. Qué tiempos aquellos. Ahora que está libre, se queja de las subvenciones que cobran los demás, pero bien que se aprovechó del dinero público mientras estaba entre rejas. Si lo que pretende Turull es tener otra vez de gorra el gimnasio y la comida, no tiene más que repetir los hechos de 2017 -pero de verdad, nada del “ho tornarem a fer” de boquilla- y volverá a ser premiado con alojamiento gratuito a pensión completa, que incluye gimnasio, biblioteca, atención médica sin listas de espera y diversión en las duchas.