Si tuviera que elegir una etapa de mi vida en la que he sido particularmente feliz, diría que fueron los inviernos de 2011 y 2012, cuando compartí oficina con una pequeña editorial mexicana que acababa de aterrizar en Barcelona, además de otro editor catalán y un emprendedor tecnológico que cada dos por tres nos pedía que le ayudáramos con las “pruebas de software” de su última aplicación, es decir, a detectar si había fallos en el algoritmo, una de las tareas más aburridas de la Tierra. Para combatir el aburrimiento, no solo mientras duraba el test de software, sino también mientras trabajábamos, nos pasábamos el día haciendo broma, y, la verdad, lograban hacerme reír mucho. Descubrí el sentido del humor mexicano —un humor sarcástico, que consiste principalmente en burlarse de las desgracias de uno, lo que consigue que se te “cure” cualquier complejo —y me introdujeron en sus divertidas y alocadas fiestas nocturnas. “Nostalgia de un tiempo que fue mejor”, fue la dedicatoria que me escribió en uno de sus libros el autor y editor barcelonés que compartía oficina con nosotros.

Pero todo lo bueno se acaba, y un buen día uno de los fundadores de la editorial mexicana decidió que quería regresar a México, porque Barcelona era una ciudad demasiado “polvorienta”, se reía, así que la oficina se disolvió. El día antes de su vuelo, le regalé un par de espardenyes tradicionales, para que se acordara de su amiga catalana “polvorienta” y de la ciudad que tantas diversiones le dio. Un año más tarde, cuando viajé a Ciudad de México y visité su editorial, en una calle arbolada de Coyoacán, me reconoció que eran los zapatos más cómodos que había tenido.

Desde entonces, no nos hemos vuelto a ver, pero sigo con atención sus aventuras editoriales y literarias, y estoy segura de que no faltará a su cita con la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, FIL (México), que este año, además, tendrá a su querida y polvorienta Barcelona como ciudad invitada.

“Es un reto poder ir ahí a contar todo lo que nos constituye como ciudad literaria”, explicó Anna Guitart, comisaria del Ayuntamiento de Barcelona para la FIL, en las jornadas del foro BCN Desperta, celebrado esta semana en Casa SEAT.

Según Guitart, la invitación de Barcelona a la FIL, que se celebrará del 29 de noviembre al 8 de diciembre, tiene mucho que ver con el nombramiento por parte de la Unesco de Barcelona como ciudad literaria, pero “habla también del peso del sector editorial aquí, de la publicación en catalán y en castellano, del hecho de que en Barcelona están las agencias literarias más importantes, del hecho de que tenemos una red de librerías increíble”, insistió.

Para Miguel Aguilar, editor de Random House, uno de los dos grandes conglomerados editoriales de habla hispana con sede en Barcelona (el otro es Planeta), está claro que Barcelona es un lugar único, especialmente por su doble capitalidad lingüística y editorial, catalán y castellano. “Eso le da una potencialidad brutal, que es lo que espero que podamos contar bien en Guadalajara, además de recuperar un poco un papel que para muchos escritores latinoamericanos y para muchos lectores latinoamericanos Barcelona jugaba en su ideario”, añadió. Miguel Aguilar conoce bien a mis amigos editores mexicanos. Espero que les dé un gran abrazo de mi parte y devuelva a la ciudad polvorienta el prestigio editorial que se merece.