Los inversores en la bolsa seleccionan los valores en los que invertir porque crean valor, o sea, el precio de las acciones sube, o porque reparten dividendos de manera recurrente. Unos crean carteras a largo plazo, otros buscan retornos anuales a sus inversiones sin necesidad de tener que desinvertir. Una fundación o un gestor de un fondo de pensiones, que tienen compromisos de pagos anuales, o un jubilado, buscarán dividendo, quien quiere crear un patrimonio a futuro, estará encantado con el aumento de valor pues no necesita liquidez.

Muchas de las grandes compañías tecnológicas norteamericanas que valen auténticas millonadas nunca han distribuido un centavo de dividendo: Amazon, Tesla, Netflix… reinvierten sus beneficios en crecer tanto de manera orgánica como inorgánica. A su lado, empresas tan sólidas como Coca-Cola, Johnson & Johnson o Colgate son famosas por la regularidad de sus dividendos. De hecho, los inversores norteamericanos catalogan como dividend King a las empresas que llevan más de 50 años incrementando su dividendo, y de esas hay un buen número. Cada uno atrae a los inversores de la manera que cree más conveniente.

La banca española es noticia, buena, por su capacidad de generación de resultados. Tras años simplemente sobreviviendo ha encontrado su lugar y hemos visto trimestre a trimestre como van obteniendo una buena rentabilidad, no caída del cielo como dice alguno, sino fruto de un trabajo intenso y de una excelente gestión, como demuestra el reciente informe de la EBA destacando la fortaleza de nuestros bancos. Vienen de pasar casi 20 años con valoraciones en bolsa por debajo de su valor en libros.

Esto significa que, si alguien compraba un banco para venderlo por partes, ganaba dinero. La razón, nadie se fiaba ni de su capacidad de generar beneficio ni de recuperar todos los créditos concedidos. Ahora, por fin, todos los bancos cotizados, menos Unicaja aún digiriendo la fusión con LiberBank, valen más en bolsa que su valor liquidativo (menos mal) con Bankinter, el banco más ligero de nuestra bolsa, ya en una ratio de 1.8. El que la rentabilidad (ROTE) supere en casi todos los casos el 15% cuando no se acerca al 20%, tiene mucho que ver con este rally de las acciones de los bancos.

Probablemente, el banco que más claro tenga que su política tiene que ser de repartir dividendo generoso es CaixaBank. Su primer accionista es una fundación con un presupuesto anual muy exigente, tanto que es la segunda fundación más importante de Europa. Por eso, tiene como objetivo la generación de resultados recurrentes que le permitan el reparto de dividendo, clave en su estrategia.

Pero ha sido la oferta no deseada de BBVA a los accionistas de Sabadell para su adquisición, la que ha puesto de moda, de nuevo, la disyuntiva valor versus dividendo. Sabadell ha entendido que la promesa de reparto de dividendos generosos era la mejor garantía para retener a sus accionistas. Además de unos excelentes resultados, la desinversión en Inglaterra genera unos resultados beneficios que el banco está dispuesto a repartir con sus accionistas, generando una rentabilidad por dividendo superior al 20%, algo nunca visto.

La reacción de BBVA no se ha hecho esperar y ha presentado un plan también espectacular en cuanto a consecución de resultados que derivará en dividendo. En el caso del Sabadell el reparto de dividendos está ratificado por su junta de accionistas mientras que el BBVA ha declarado que parte de esos excelentes resultados futuros irán a los accionistas directamente, en forma de dividendo.

Pero no es improbable que acabe adquiriendo otra entidad en algún lugar del mundo, ya que el BBVA es un banco global, generando el 46% de su beneficio en México --son dueños del primer banco de ese país--, el 40% en España y el resto entre Turquía, país con mucho potencial pero con problemas macro en forma de hiperinflación y devaluaciones continuas, y en algunos países latinoamericanos. Si encuentra alguna oportunidad, lo más natural sería proponer invertir en ella en lugar de repartir dividendo y probablemente sus accionistas dijeran que sí.

Valor o crecimiento no dejan de ser maneras de remunerar al accionista y cada uno debe considerar qué es lo que más le interesa, también en el caso de la inacabable oferta no solicitada del BBVA sobre las acciones del Sabadell. Las juntas de accionistas del Sabadell convocadas para avalar la venta de TSB y qué hacer con el dinero de la venta y el exceso de capital resultante, se han inclinado por el dividendo de una manera aplastante, 99,7% de un 75% del capital representado.