Barcelona, afortunadamente, ha acogido a muchos directivos de grandes multinacionales, aunque la gran mayoría de ellos han pasado prácticamente desapercibidos en nuestra sociedad a pesar de que bastantes de ellos mantienen vínculos con nosotros por haber adquirido alguna propiedad inmobiliaria o por haber estudiado en IESE. Entre los ejecutivos que han dejado una profunda huella está Luca de Meo, presidente de SEAT entre 2015 y 2020.
Más allá de sus logros en “nuestro” fabricante de coches destaca su conexión con nuestra sociedad, como se evidenció en su despedida en el Círculo Ecuestre, el 4 de marzo de 2020, a la que también se unieron Foment del Treball, el Cercle d’Economía y la Fira de Barcelona y a la que faltaron, como era de esperar, el ayuntamiento de Colau y la Generalitat indepe, a pesar de que SEAT no se fue de Cataluña en octubre de 2017 gracias a la firme convicción de Luca del valor que Barcelona aportaba a la marca.
Ahora Luca de Meo, italiano universal, es noticia por dejar su puesto de CEO del grupo Renault para ocupar la misma posición en el grupo de moda y retail Kering, una noticia que más allá de ratificar el éxito de este amigo de Barcelona, subraya el dificilísimo momento en el que se encuentra la industria europea del automóvil.
Luca es un profesional 100% del mundo del automóvil. Comenzó a despuntar a las órdenes precisamente de otro “salvador” de SEAT, el llorado J.J. Díaz Ruiz, personaje a quien SEAT le debe haber sobrevivido sin socio industrial en el crítico momento de la salida de FIAT y hasta la entrada de Volkswagen. J.J. era un animal del marketing y suyos son los Ibiza System Porsche o el people from Ibiza.
Cuando ascendió a Audi fue capaz de poner en valor una marca hasta entonces aburrida y que ni en sueños se podía codear con Mercedes o BMW. J.J. marchó a Toyota, y allí se rodeó de unos jóvenes profesionales que hoy son líderes de la industria: Jim Farley, CEO mundial de Ford; José Muñoz, CEO mundial del grupo Hyundai; Jorge Navea, CEO de Astara, líder en la distribución independiente de vehículos y de sistemas de movilidad, y Luca de Meo.
La carrera de Luca en el sector es impresionante pues además de ocupar puestos de primer orden ha dejado un legado impresionante allá por donde ha pasado. Él es el responsable del relanzamiento de la marca Abarth, del nacimiento de Cupra o del relanzamiento de Alpine, todo ello sin olvidar el excelente posicionamiento de las series limitadas del Fiat 500 o el impresionante renacimiento del R5, ahora eléctrico. Sin duda es un auténtico genio del marketing.
Luca dejó el Grupo Volkswagen porque su entonces presidente no cumplió su palabra y no le hizo presidente de Audi. En los cuatro años y pico que estuvo en SEAT le quitó todos sus complejos, lanzó una marca de futuro, Cupra, un concepto de movilidad más que interesante, SEAT Mö, y creó para la ciudad un punto de encuentro, Casa SEAT, plasmando la comunión de SEAT con Barcelona. No sabemos qué ha pasado para que deje Renault, una empresa en la que no ser francés va a la contra, y eso que en casa de Luca se habla en francés.
Puede que el concepto semi público de la empresa afectase a su retribución futura, o puede que no le permitiesen ir a Stellantis, un grupo huérfano de liderazgo desde la salida de Tavares. En cualquier caso, de nuevo queda la huella de Luca en Renault, con una visión transformadora, la Renaulution, una revolución que ha hecho pasar de las pérdidas a las ganancias (de -8.000 millones a break even en 18 meses) y doblar el valor de la acción.
Entre sus logros está haber creado dos empresas, una todo eléctrica, Ampere, otra con motores de combustión interna, Horse, dejando claro que apostar todo a una carta no funciona para un fabricante global, además de haber salvado la posición de Renault en su tóxica relación con Nissan. Todo ello por no hablar del lanzamiento de Alpine, del atelier Alpine, del nuevo eléctrico R5, de su vuelta a la F1… Creatividad aplicada a una mejora espectacular de la empresa y del valor de la misma que, probablemente, ahora rentabilizará su sustituto, francés por supuesto y experto en ajustar costes.
Pero si celebrar los éxitos de un amigo de la ciudad de Barcelona siempre es agradable, también es momento para reflexionar sobre el declive de la industria del automóvil europeo. Luca podría haber llegado a ser presidente de Stellantis o de Volkswagen, solo tenían que alinearse las constelaciones, y más pronto que tarde se hubiesen alineado, pero ha decidido cambiarse al mundo del lujo. El primer día con mercados abiertos tras el anuncio de su cambio, las acciones de Renault cayeron un 7% y las de Kering subieron un 12%.
Luca supo sacar petróleo de FIAT, SEAT, Renault… con creatividad e imaginación. Seguro que nos sorprenderá con Gucci, Saint Laurent, Balenciaga… por no decir FNAC, el portfolio de Kering es inmenso y no pasa por sus mejores momentos. Pero imaginación y capacidad de aunar equipos ante una visión, no le falta. Trabajar en una empresa con dueño no tiene que ser un problema, en todos los grupos que ha trabajado lo había, por más que fuesen empresas cotizadas.
Tendrá que lidiar, eso sí, con la singularidad de los diseñadores, algo que no es tan visible en el mundo del automóvil donde sí existen ingenieros estrella, pero ellos nunca hablan con la prensa, cosa que no podrá evitar en la moda, pero seguro que se adapta y triunfa y, ojalá, haga un guiño a Barcelona y Cataluña, ahora que parece que estamos remontando del pozo en el que nos metieron Colau y el independentismo irredento. Mucha suerte!