Al final, no hay más remedio que reconocer que enviar a Santos Cerdán a Waterloo para negociar la amnistía, fue una jugada maestra de Pedro Sánchez. Algunos dineros debió de sacar el PSOE de todo ello, quiero pensar que, si Cerdán pillaba comisiones por obras contratadas, no dejó pasar la oportunidad de sacar tajada de la amnistía, que no deja de ser una autopista hacia la consumación de delitos. Uno, que no está muy puesto en el mercado de indultos, perdones, exculpaciones, absoluciones y otras mandangas, ignora a cuánto está el quilo de amnistía, pero seguro que es incluso más cara que el quilo de percebes, valga la comparación porque los presuntos indultados demostraron durante el procés que eran eso, unos percebes.

Cerdán llegó a la Casa de la República -pomposo nombre para ese chalecito kitsch- en Waterloo como un viajante de comercio catalán, con su maleta y sus catálogos, cosa que ya de entrada sirvió para romper el hielo, alguna lágrima debió de caer por la mejilla de Puigdemont, recordando aquel oficio de tan honda tradición en su ahora lejana tierra.

- … y después tenemos esta otra amnistía, la Premium, que me parece que es la que más se ajusta a sus necesidades, aunque sale un poco más cara que la normal. Con la Premium, además de quedar en libertad, podrán presentarse a ocupar cargos públicos como si no hubiera pasado nada. Y si la compran este mismo mes, que está de oferta, viene de regalo un homenaje público en la plaza de Sant Jaume. Gratis, naturalmente.

-Pues no sé qué decirle, don Santos, porque la caja de resistencia va menguando, cada vez hay menos feligreses que pasan por caja.

-Por eso no se preocupen ustedes, don Carles, en el PSOE ofrecemos todas las facilidades de pago. Pueden ingresar la mitad ahora en mi cuenta corriente, y el resto me lo abonan cuando ya campen ustedes libres y a sus anchas. Ahí va incluida mi comisión, si no les importa.

- ¡Por favor! ¡Cómo nos va a importar! De alguna manera tiene la gente que ganarse la vida, los convergentes de eso sabemos mucho.

Cerrado el acuerdo, salieron todos a cenar y a correrse una buena juerga, eso es lo que suelen hacer los viajantes de comercio con sus mejores clientes. Normalmente, la juerga -y todo lo que suele acompañar a una juerga, piensen ustedes lo que quieran- corre a cargo de la empresa, pero como en ese caso tan empresa es el comprador como el vendedor, no se sabe quién se haría cargo de los gastos. Mejor dicho, sí se sabe: fuera uno u otro quien se hiciera cargo, al final pagamos todos nosotros, como siempre.

La maleta del viajante Cerdán parece una maleta mágica, sin fondo, hay ahí de todo. Igual te saca de ella la adjudicación de un contrato para la construcción de una autovía, que una amnistía, que un puesto en el consejo de administración de una empresa hasta hace poco pública, todo al mejor precio y con inmejorables condiciones de financiación.

Estoy seguro que, en la empresa para la que trabaja, o sea el PSOE, Cerdán ha sido nombrado más de una vez “vendedor del año”, y es de justicia que el vendedor se lleve una comisión, de algo tiene que vivir el pobre hombre. En otras empresas les pagan viajes al Caribe a sus mejores comerciales, bien está que aquí ellos mismos se saquen su premio. Si ahora tiene que dimitir de su puesto, habrá que poner a otro e igual nos sale más caro, yo prefiero malo conocido que bueno por conocer.

Además, con la amnistía hizo una buena venta. No hay mejor negocio que el que deja satisfecho al comprador y al vendedor. Y eso que, en este caso, la mercancía venia ya con defectos de fábrica, como se han encargado de señalar en la Comisión Europea, ellos siempre tan tiquismiquis.