“La Caixa ha vuelto” a Cataluña y ha provocado un serio dolor de cabeza a todos aquellos profetas, que comprando el discurso de Junts acusaban a Pedro Sánchez de vender España. Esa España que tantas veces se ha vendido que está hecha trizas y con tantos pedazos como el muro de Berlín. Ha vuelto el músculo industrial, Criteria, y el social, la Fundación. Nada más y nada menos. Su vuelta ha sido como un crochet en la cabeza a todos aquellos que vaticinaban el apocalipsis en Madrid DF. 

Su vuelta a Cataluña es importante porque reconoce la “normalidad política y seguridad jurídica” que reclamó Ángel Simón, CEO de Criteria, en el Foro Desperta hace ahora apenas seis meses. De hecho, en este mismo foro se presentó el Plan Estratégico del Grupo que se está ejecutando con precisión quirúrgica. Europrastry, Puig, ACS, Colonial, Telefónica, sin olvidar Naturgy, y ahora Veolia son el rastro de la velocidad de crucero de la entidad dirigida por Isidre Fainé que está consolidando su papel como gran grupo industrial con presencia en sectores estratégicos sin olvidar su obra social que crece cada año. Para este 2025, nada más y nada menos que 655 millones de euros. 

El objetivo del Plan Estratégico era alcanzar una cartera de 40.000 millones en 2030. Era un objetivo osado porque se partía de 27.000 millones, pero los movimientos de estos meses hacen presagiar que el camino elegido es sólido porque se han superado con creces los 31.000 millones. 

No les voy a aburrir con datos y más datos. Eso lo harán mis compañeros, mucho más avezados que yo en estas lides empresariales. Lo que sí quiero es poner el acento en la necesidad de tener un núcleo empresarial fuerte en un momento de zozobra en el contexto mundial donde el viejo imperialismo ha recobrado fuerza recuperando aquel colonialismo que teníamos olvidado, y dónde sobra el dinero para comprar empresas estratégicas de un país a precio de saldo. Un núcleo empresarial fuerte capaz de poner pie en pared ante especuladores de todo tipo -Naturgy es todo un ejemplo- sin olvidar su papel social reequilibrando, en la medida de lo posible, las desigualdades. 

Banca, construcción, agua, energía, seguros, utilities, telecomunicaciones son sectores de futuro. Las nuevas tecnologías, e incluso la inteligencia artificial, los hacen imprescindibles para mantener una imagen de marca de país, pero necesitan músculo para salir adelante. Un músculo capaz de diversificar y de estar presente en todos estos escenarios. Y eso lo da el grupo La Caixa, que durante años supo mantenerse al margen de las veleidades políticas, siempre con ansias de controlar y de mover los hilos. Las acusaciones que hoy se vierten en el Madrid DF son producto de mentes calenturientas. Dicen que el Gobierno ha exigido su vuelta y ponen a Telefónica como ejemplo. Suena a excusa de mal pagador porque La Caixa solo responde al interés de La Caixa. En su vuelta a Cataluña y en su plan inversor. 

En el pasado, supieron mantenerse firmes en criterios empresariales que hoy hacen posible estos movimientos con mano firme pero con guante de seda. Y hoy siguen en la misma línea. Veolia, es todo un ejemplo. Después de las discrepancias de hace un año se ha recuperado una relación necesaria porque el agua para Barcelona es un reto que no se puede soslayar y la estabilidad de la política catalana -a pesar del constante griterío de Madrid DF- con Salvador Illa y Jaume Collboni ayudan en esta vuelta a la normalidad. La estabilidad impulsa estos movimientos estratégicos a los que ayudaría un cambio en las administraciones reduciendo la burocracia, la duplicidad y la excesiva regulación. Aquí, el Gobierno de Salvador Illa deberá hacer los deberes. Como con las meigas, voluntad haberla la hay, ahora falta la concreción. 

Estos movimientos estratégicos hacen posible que se destinen cientos de millones en programas sociales, cultura, divulgación científica, educación, investigación y salud, y becas para jóvenes promesas. Dicho de otra manera, músculo empresarial y económico para impulsar la igualdad de oportunidades, para aquellos que más lo necesitan. No es paternalismo como algunos teorizan, es justicia social. Ojalá el mundo empresarial tomara buena nota de este binomio más allá del postureo. 

Me acusarán, no tengo dudas, de ser demasiado elogioso con este grupo económico. Seguramente, tienen razón. El problema es que no tenemos demasiados donde elegir. No tenemos muchos que apuesten por el desarrollo económico -tecnológico y humano- con el progreso social. La Caixa ha vuelto, aunque nunca se fue.