La dieta de los españoles se compone de numerosos alimentos. No obstante, solo unos pocos son consumidos diariamente por una gran parte de los ciudadanos. Entre ellos, está el café, ya sea solo, con leche o con cualquier otro complemento. Por eso, notamos más un incremento de su precio que el de la mayoría de los demás productos.

Entre diciembre de 2023 y noviembre de 2024, según el INE, el precio del café aumentó un 6,9% y multiplicó casi por cinco el del incremento del coste de los alimentos (1,4%). En los supermercados, al comprar el producto, padecimos inflación y reduflación, pues algunos fabricantes disminuyeron el peso de sus paquetes. En los bares y restaurantes, solo lo primero. 

En los mercados de futuros, el precio de sus granos aumentó mucho más. A lo largo del último ejercicio, la valoración de sus dos principales variedades (arábica y robusta) alcanzó niveles no observados desde 1977. En 2024, en el de EE.UU, el precio de la primera creció un 78,2%, siendo el segundo producto básico que más incrementó su cuantía, después del cacao.

En el pasado año, en los mercados internacionales, el elevado incremento del precio de café fue el resultado de la conjunción de una mayor demanda natural y artificial y una decepcionante y más onerosa oferta. En concreto, de un incremento de las compras efectuadas por hogares y empresas, una especulación superior a la habitual, un aumento de la producción inferior al previsto y el crecimiento de los costes de transporte.

Desde el lado de la oferta, los principales acontecimientos fueron los siguientes:

  • A) El impacto sobre la producción del cambio climático. Brasil y Vietnam son los dos principales productores de café. En la campaña 2024 – 25, según las previsiones del departamento de Agricultura de EE.UU, el primero generará 66,4 millones de sacos de 60 kilogramos y el segundo 30,1. Ambos países efectuarán el 55,4% de la producción mundial.

En el país americano, la oferta fue inferior a la prevista por la combinación de una escasa pluviometría, heladas y temperaturas excesivamente elevadas. En la nación asiática, por la sequía, los tifones y el auge del cultivo del durian. A pesar de ello, el aumento de la superficie cultivada generará un incremento de la producción de café en el primero de 100.000 sacos y en el segundo de 2.600.000.

  • B) Dificultades logísticas. La inseguridad marítima en el mar Rojo ha obligado a prolongar el itinerario de los barcos que trasladan los sacos de café desde Asia a Europa. En el pasado ejercicio, en lugar de transitar por el canal de Suez, lo han hecho por el Cabo de Nueva Esperanza. Una nueva trayectoria que aumenta los costes de transporte y los traslada, aunque solo sea parcialmente, al precio final de la materia prima

Desde la perspectiva de la demanda, las principales novedades han sido:

  • A) Un aumento del consumo mundial de café. En kilogramos, el café constituye la segunda bebida más consumida y comercializada del mundo, después del agua. No obstante, si la unidad de medida es la taza, el té le arrebata el subcampeonato, pues sus hojas son más productivas que los granos del café.

Desde hace décadas, el mayor consumo per cápita se efectúa en Europa, América del Norte y Central, Australia, Japón y Corea del Sur. Debido a ello, en los últimos años, una sustancial parte del aumento de la demanda proviene de naciones donde históricamente el té ha tenido más éxito que el café. 

En el último quinquenio, por el incremento del consumo y el volumen de población, destacaron tres países: Irán, China y Turquía. En ellos, la demanda ha aumentado un 261%, 75% y 30%, respectivamente. Una cifra muy superior al 3,3% de crecimiento del mercado mundial. En términos absolutos, el mayor aumento ha tenido lugar en el segundo país, especialmente entre los jóvenes residentes en Shanghái, Pekín, Guangzhou o Shenzhen.

  • B) Un incremento de la demanda por aprovisionamiento. El 19 de abril de 2023, el Parlamento Europeo aprobó una ley contra la deforestación. Dicha norma prohíbe la importación y comercialización en la Unión Europea (UE) de productos cultivados en tierras procedentes de la tala de los bosques, si la conversión de los terrenos se ha efectuado después del 31 de diciembre de 2020. Entre los alimentos afectados, están el café, el cacao, la soja o el aceite de palma.

A las empresas exportadoras de dichos productos, la ley debía empezar a aplicarse el 30 de diciembre de 2024. No obstante, debido a las protestas de 17 países de América, Asia y África, el 17 de diciembre del pasado ejercicio, el Parlamento Europeo decidió demorar su entrada en vigor. La prórroga es de 12 meses para las grandes empresas y de 18 para las pequeñas. 

No obstante, numerosas compañías cafeteras de la UE adelantaron las compras de materia prima durante el pasado ejercicio. Por un lado, por precaución, pues querían evitar a toda costa tener problemas de suministro. Por el otro, para adquirir los granos de café a un menor precio, pues creen que la nueva ley reducirá la oferta del producto básico en Europa y aumentará su importe.

  • C) El crecimiento de la especulación. La especulación aumenta en los mercados de materias primas cuando se cumplen dos condiciones: las existencias son reducidas y la demanda del producto supera a la oferta. No obstante, las posibilidades de éxito de los especuladores incrementan considerablemente si se advierten dos requisitos adicionales: el nivel de compras puede ser superior al esperado y el de suministros inferior al previsto.

En el pasado ejercicio, todas las anteriores características se observaron en el mercado del café. Por eso, en la campaña 2024 – 25, el departamento de Agricultura de EE.UU estima un stock de la materia prima de solo 20,9 millones de sacos. Un nivel inferior en un 19,1% al del período anterior y en un 42,3% al de hace un lustro.

No obstante, lo escrito en las líneas anteriores no debe servir para justificar que en un bar o restaurante ustedes paguen por un café 1,8 euros, cuando antes solo abonaban 1,5 euros. No es ningún argumento porque el precio de la materia prima solo constituye una pequeñísima parte del coste del producto final.

Si el café es natural, el importe que les cuesta a sus propietarios se sitúa alrededor de 0,17 euros por taza. En cambio, si es torrefacto (menos materia prima y más azúcar), su coste suele ser de 0,08 euros. Aunque les parezca increíble, las características del producto solo influyen en algunas ocasiones en el precio de venta. 

Por eso, es bastante habitual que diferentes bares fijen el mismo importe, aunque la calidad de lo ofrecido sea muy diferente, si la distancia entre ellos es escasa. Lo hacen porque están convencidos que los clientes no distinguen un buen producto de uno deficiente. En otras palabras, no diferencian un café natural de uno torrefacto.

En definitiva, en el ejercicio de 2024, la combinación de una demanda extraordinaria por motivo precaución y especulación y una oferta inferior a la prevista han generado un elevado incremento del importe de los granos del café (78,2% en la variedad arábica). No obstante, en el bar donde usted desayuna todas las mañanas, dicho aumento no justifica el pago adicional de 0,3, 0,4 o 0,5 euros por una taza, pues el coste de la materia prima siempre se sitúa por debajo del 15% del precio del producto final.

En los próximos años, la demanda de café seguirá aumentando, pues el producto ganará cuota de mercado en aquellos países donde el té es la bebida principal. En cambio, las cosechas serán más impredecibles por las repercusiones del cambio climático sobre los cultivos e inferior la producción elegible por las compañías cafeteras de la UE, debido a la entrada en vigor de la ley contra la deforestación. Así pues, lo que ustedes pagan hoy por una taza en un bar es más de lo que abonaron hace un año, pero bastante menos de lo que lo harán en el próximo futuro.