El mercado inmobiliario atraviesa su enésimo vaivén durante estos meses, impulsado por una reactivación de las operaciones como pocas veces acostumbramos a ver. Lo que comenzó como un tímido empujón a la vuelta del verano se abre paso con fuerza en prácticamente todo el país, dando forma a una especie de fenómeno que algunos ya denominan como otoño caliente de la vivienda.
La expresión, más propia de contextos que poco tienen que ver con el ladrillo, permite en este caso dibujar una situación de ebullición fácilmente asociable a la que vive en materia inmobiliaria Cataluña, donde las compraventas y las hipotecas experimentan un ascenso más que destacable. La Estadística Registral Inmobiliaria ofrece datos para visualizar el incremento de forma más tangible.
El último informe publicado, que hace referencia al mes de octubre, refleja un total de 18.822 compraventas en Cataluña, lo que supone nada menos que un 46% más que en mismo mes del año anterior.
Y no es que 2023 fuera especialmente negativo en dichos términos, pese a la fase de contracción que experimentó en su último trimestre —y que se prolongó en el arranque de 2024—.
No obstante, el incremento en el número de operaciones supera al de otras comunidades importantes en materia de vivienda como la de Madrid (45,6%), la Valenciana (41,8%) o Andalucía (41,6%).
Por su parte, las regiones que lideran el crecimiento a nivel nacional son Ceuta (73,3%), Cantabria (70,4%) y Galicia (70,1%), aunque a partir de volúmenes de compraventa no tan elevados.
Otro parámetro contemplado en la estadística y que suele ejercer de termómetro fiable a la hora de medir la evolución inmobiliaria es el de las hipotecas. En Cataluña, a lo largo del mes, se firmaron 11.711 en total.
La perspectiva interanual evidencia un poderoso ascenso hipotecario que puede cifrarse en un 58,6% por encima del registrado hace doce meses. No es aventurado concluir, en este caso, que el número de operaciones y la concesión de créditos para la compra guardan una correlación que no siempre se produce.
Más allá de eso, existen otras variables referenciales a la hora de determinar el avance del sector. Una de ellas el Índice Registral de Actividad Inmobiliaria (IRAI), que conjuga información del mercado inmobiliario desde el punto de vista de la oferta y la demanda, trazando una visión única y fiable del panorama.
En el último trimestre, por ejemplo, se refleja el cambio de tendencia en el mercado a partir del incremento de este índice en un 6,1%, motivado por el aumento de la demanda y también de los precios, tras casi un semestre de descensos continuados.
No es precisamente el de los precios un asunto menor. Todo lo contrario. Emerge como una de las principales preocupaciones de los ciudadanos, a los que cada vez resulta más complicado acceder a un inmueble acorde a sus expectativas.
Sin ir más lejos, el coste del metro cuadrado en Cataluña ha crecido un 3,9% en el tercer trimestre del año, dando continuidad a un fenómeno alcista que no dejó de asomar ni siquiera en los periodos de 2024 en los que las compraventas descendían.
Sirva para ilustrarlo el caso de la ciudad de Barcelona, en la que el precio del metro cuadrado se elevó a los 4.466 euros de media en el anterior trimestre, situándose en el umbral de su máximo histórico.
La cifra, muy por encima de la media catalana (2.597 euros), consolida a Barcelona como la segunda urbe más cara del país en coste del metro cuadrado, por encima de Madrid (4.327 euros) y solamente superada por San Sebastián (5.613 euros).
En vista de los datos, podemos intuir un cierre de año y un comienzo de 2025 de fuerte actividad, en el que la bajada de tipos establecida por el Banco Central Europeo jugará un papel importante como fuerza de estímulo.
Sin embargo, la volatilidad propia de un mercado cíclico no aconseja trazar proyecciones a largo plazo, por lo que la posible duración de esta etapa alcista constituye una incógnita.
Conviene la prudencia y observar la expresión de los indicadores inmobiliarios mes a mes, a fin de que las decisiones de compra o venta de los ciudadanos puedan responder a un contexto de verdadera oportunidad.