El pasado 13 de mayo tuvo lugar un hito trasformador llamado a cambiar de forma positiva la inercia en torno a muchas cosas en nuestra tierra. No, no me refiero a ninguna consecuencia de la resaca electoral del día anterior, ni tampoco a sus posibles derivadas. Se trata de algo que trasciende a lo coyuntural. Que tiene mucho que ver con las personas y que está llamado a elevar a Cataluña a los altares de la excelencia tecnológica internacional: la digitalización total de los Registros de la propiedad, mercantiles y de bienes muebles.
Quizá la cuestión no haya cosechado el eco que hubiera recibido en otras circunstancias, pero no cabe duda de que su valor se encuentra estrechamente ligado a lo que ofrece a la ciudadanía en términos de accesibilidad y tiempo: una nueva forma de relacionarse con los Registros 100% telemática, en la que la necesidad de desplazarse a una sede física para inscribir una compraventa, solicitar información sobre una finca o constituir una empresa desaparece por completo.
La revolución del nuevo sistema nos permite llevar nuestros Registros a los hogares y oficinas de todos los catalanes. Solo es necesario un dispositivo con acceso a internet para que cualquier persona pueda ejecutar de forma sencilla los trámites que necesite. Este hecho resulta especialmente atractivo para las empresas, que se beneficiarán de una reducción considerable en los plazos de sus actuaciones con el Registro y también de las bondades que ofrece la gestión empresarial deslocalizada.
Estrenar un sistema de este calibre ha supuesto todo un reto para los Registradores. Pasar de los libros físicos a los folios firmados electrónicamente ha implicado años de trabajo y un arduo proceso de reinvención interna. Sin embargo, trascurrido un mes desde la puesta en marcha del registro digital, podemos vislumbrar que la apuesta merece la pena. Solo en las primeras dos semanas de funcionamiento se expidió a la ciudadanía un total de 1.274.469 notificaciones electrónicas en el conjunto del país y se recibieron 206.581 documentos para la práctica de operaciones.
Uno de los aspectos más interesantes del registro electrónico responde al elenco de nuevos servicios que surgen para dar respuesta a las demandas de la ciudadanía. La publicidad dinámica en tiempo real, por ejemplo, permite consultar de forma actualizada durante un periodo de 10 días el estado de titularidad y las cargas de una finca o inmueble que suscite interés. Esto ayudará a los compradores a tomar decisiones más acertadas y precisas de forma previa a la firma de sus operaciones, eliminando riesgos frente a posibles movimientos de última hora que puedan afectar a su rentabilidad. Lo mismo ocurre con las sociedades mercantiles y los cambios a los que estén sujetas ante diferentes tipos de escenarios.
Precisamente, la seguridad jurídica emerge como otro de los grandes pilares en los que se asienta una digitalización que aporta a Cataluña mayores certezas. La transparencia y el control sobre los asuntos de interés propio tutelan un sistema que busca blindar nuestro tejido social frente a posibles casos de fraude o blanqueo de capitales, en consonancia con esa misión de servicio público y salvaguarda de la legalidad que nos inspira siempre a los Registradores.
Pese al carácter disruptivo del Registro online, la proximidad y el trato personalizado continuarán siendo parte esencial de nuestra identidad. Los Registros físicos estarán abiertos a la ciudadanía para seguir brindando atención presencial a todo aquel que lo requiera. Además de eso, cualquier persona tendrá a su disposición en el sistema su propia carpeta registral, en la que podrá encontrar las notificaciones, comunicaciones, expedientes y procedimientos derivados de su relación con los Registros.
A través de un servicio denominado cómo va lo mío, además, los usuarios podrán saber en qué momento exacto se encuentra cada petición, gestión o trámite. En caso de que surjan dificultades operativas, la videoasistencia garantizará a los que lo soliciten un asesoramiento directo y personal que ayude a resolver situaciones particulares.
Por todo ello, el nuevo sistema registral se erige como una oportunidad para poner en valor el espíritu innovador de nuestra tierra y situar a Cataluña a la vanguardia digital europea, a partir de una modernización avalada por las instituciones de la UE. Empresas y ciudadanos se beneficiarán a partir de ahora de su relación con un sistema considerado un referente global y que persigue como fin hacer más sencilla la vida de las personas. Porque nuestro progreso social depende de nuestra capacidad de humanizar la tecnología en aras de proteger todo aquello que hemos construido.