Este fin de semana promete ser de infarto. Hoy sabremos el resultado de las elecciones europeas pero, relájense, no tendremos datos de verdad hasta las 11 de la noche. El motivo no es que el Gobierno se guarde los datos para instrumentalizar los resultados y manipular a la opinión pública como han dicho algunos periódicos, indocumentados por cierto, sino porque hasta las 23 horas no cierran los colegios en Italia. A esa hora, Núñez Feijóo puede tener un profundo disgusto. Lo que dicen todas las encuestas es que puede ganar pero nada parecido a las predicciones demoscópicas de hace dos meses. Si es victoria será pírrica y hasta puede tener razón el CIS de Tezanos. Hasta Díaz Ayuso avisaba este jueves de que se debían abandonar las previsiones de gran éxito para que "no pase lo mismo que en las generales". Si Sánchez gana por un solo voto seguramente Feijóo puede no comerse las uvas en Génova y pondrá en evidencia que los españoles no aceptan este juego sucio.
El escenario está muy enconado y las chapuceras decisiones del juez Peinado solo han puesto en evidencia la alianza -descarada- entre el poder judicial y el político, con el apoyo irredento de algunos medios de comunicación para derribar al gobierno. Un escenario enconado donde el PP no ha sido el protagonista porque PSOE y Vox han capitalizado unas generales que no tienen entusiasmo entre los electores. El PSOE se comerá a sus socios, algunos incluso pueden quedarse fuera del europarlamento. Los vascos tienen todos los números, pero Junts está caminando en un inestable alambre. Sumar y Podemos libran su particular guerra fratricida y veremos cual es el futuro de la vicepresidenta Yolanda Díaz. La extrema derecha campa a sus anchas mientras los jueces les dejan rezar el rosario frente a la sede del PSOE en contra de la amnistía, ataviados con rojigualdas y a poder ser con aguilucho incluido. Otra patochada vergonzosa judicial. Y entre tanto barrizal Vox y el esotérico Albise le van a aguar la fiesta a los populares y Abascal puede tener un protagonismo en la nueva Europa donde la extrema derecha tendrá mucho que decir.
En Cataluña, la gestión de los resultados será para algunos una digestión pesada. ERC salva los muebles gracias a Bildu, aunque el BNG se quedará fuera del europarlamento. Habrá que estar atentos para comprobar si ERC se impone a un Junts muy débil, o Junts resiste sigue ganando y mantiene el acta de Comín. Los otros dos puestos que tenían los junteros dormirán el sueño de los justos.
Mientras se digieren los resultados, sobre todo los peor parados, el Parlament se constituirá el lunes. A las 16 horas para que la mañana sirva para cerrar algún acuerdo sobre la mesa. De entrada Lluís Puig y Carles Puigdemont no podrán votar pero el presidente de la mesa de edad, Agustí Colominas, nos deleitará con el primer numerito de la legislatura. No me cabe duda. Los independentistas forzarán la máquina aunque los números no suman por más vueltas que les den. Pierden a Puig y Puigdemont y veremos como abrazan como buenos independentistas a los ultraderechistas de Aliança Catalana. Total 61 votos en el mejor de los casos. Sin embargo, hay otra mayoría, la que forman PSC, Comunes y PP. Son 63 votos.
No sería descabellado que el pacto culminara. Los tres partidos quieren controlar la mesa, la investidura es harina de otro costal, pero el control de la mesa impedirá debates esotéricos e interminables. Por ejemplo, si se puede presentar Puigdemont. Lógicamente si no puede votar, menos ser aspirante, pero ya tendríamos la primera perfomance. ERC estaría a gusto en este escenario porque votaría a Puigdemont a sabiendas que no saldría elegido y así tener luego las manos libres. Sin embargo, los republicanos tienen que mojarse en la mesa. O apuestan por perder frente al PSC por jugar a la sicodélica mesa antirepresiva o juegan a llegar a acuerdos. Si juegan a perder se quedarán con un solo puesto y siempre poniendo velas a Santa Rita para evitar quedarse fuera.
Sea como fuere, este fin de semana será un fin de semana largo. Muy largo. En solo 48 horas veremos si Feijóo se quema a lo bonzo, si Sánchez sigue luciendo palmito, si Vox es la piedra en el zapato del PP, si Junts se despeña, si ERC saca del armario su gen suicida y si en Cataluña ponemos en pie una legislatura o nos dirigimos al despeñadero de nuevas elecciones. Como ven, será largo.