El PSC obtuvo 19 diputados. Los suficientes para que Pedro Sánchez mantenga viva la llama de una investidura y que escapara del entierro que le estaban organizando los poderes fácticos del Madrid M-30. Todos le daban por muerto y resultó que no estaba muerto sino que estaba de parranda. Ahora esos mismos enterradores se afanan en llevar al cadalso a Santiago Abascal y hacen sus premoniciones sobre la desaparición de Vox. Quizá, porque a este mundo que llevó a Abascal al pedestal ya no le interesa su propia existencia. Sin Vox, ahora el PP tendrá la mayoría absoluta y en eso centran su afán.
Al margen de este Madrid M-30, la política mueve sus piezas. Meritxell Batet no repetirá como presidenta del Congreso. Ella, formalmente, lo ha pedido. En el fondo, sacar a Batet de la ecuación hace más fácil un acuerdo y el “trágala” de Puigdemont a votar un presidente del Parlamento español. Y a pesar del esperpento de los mercenarios del Tribunal Constitucional que se ponen al servicio de su causa y no de la justicia, negando un recurso a los independentistas en contra del criterio del tribunal, incluso cuando tenía mayoría conservadora, las negociaciones continúan. Es de reseñar, la moderación en la reacción de Gobierno y posibles socios. Nadie se esperaba la salida de tono de la Sala de Vacaciones, pero parece que todo el mundo da por descontado que los conservadores lo utilizarán todo para conseguir sus objetivos. No es casual que la decisión del TC fuera en paralelo a la decisión de Feijóo de presentarse a la investidura.
Mientras asistimos a esta ceremonia de la confusión, los únicos que han movido pieza son los socialistas. El PSC ha sacrificado a Batet pero el presidente Sánchez sabe que le tendrá que dar protagonismo a los socialistas catalanes en un legislatura, que de nacer, estará centrada en el modelo territorial con una derecha embravecida en defensa de la unidad de España, contra los independentistas, bilduetarras y todo aquello que huela a raro. Eso sí, esa derecha en los territorios periféricos tiene una presencia testimonial, porque Euskadi, Navarra y Cataluña solo le interesan para mover los más bajos instintos y conseguir votos en otras zonas de España.
Por eso, es de esperar que el PSC tenga importante protagonismo en esta legislatura para consolidar el liderazgo de Salvador Illa y tratar de ganar las próximas autonómicas en dos años vista, como máximo. Y ese liderazgo se consolidará con un papel protagonista en Madrid. Quizá el presidente Sánchez desempolve ideas del pasado. De julio de 2021 para ser más exactos, recuperando a Batet como vicepresidenta y a Miquel Iceta como portavoz parlamentario. De eso, hasta ahora no sabemos nada pero el presidente Sánchez seguro que ya está haciendo sus cábalas. Necesita formar un gobierno sólido --el actual ha sido un fracaso--, reformular su equipo de Moncloa mil veces cambiado, sin cohesión interna y sin resultados palpables, y, por qué no, un nuevo congreso en el PSOE para adaptarlo a una legislatura que será densa y tensa con “España, España y España” como centro de debate.
El día 17 tendremos las primeras pistas. El PSOE necesita romper moldes y atreverse a enfrentarse a una derecha que no mueve su posición en el tema territorial, que está dando pasos agigantados para atrás en el tema social y que ha ligado su suerte a la extrema derecha asumiendo sus principios de guerra cultural. Romper moldes significa, sobre todo, pedagogía en materia territorial asumiendo riesgos y mirando al futuro. El pasado fue un ejemplo de lo que no tiene que volver a pasar y para conseguirlo hay que cambiar las mayorías en Cataluña y conseguir este objetivo pasa por quitar el victimismo de los líderes independentistas, ponerlos frente al espejo de la realidad. Es decir arbitrando un perdón al tiempo que el referemdum se ciña a un nuevo Estatut. Con la clave de que una vez realizado el proceso constitucional --aprobarlo en el Parlament, aprobarlo en el Congreso de los Diputados y votarlo por los ciudadanos-- no venga el Tribunal Constitucional con la rebaja. Esto lo puede hacer el PSOE, pero siempre contando con el PSC. Batet e Iceta son dos buenas bazas.