La intervención del Silicon Valley Bank (SVB) podría tener un cierto valor pedagógico, claro que para aprender de algo hay que tener cierto interés. Si un banco pierde dinero las cosas se complican para todos, no solo para los señores que fuman puros.
La secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, señaló, no sin acierto, que “cuando los bancos experimentan pérdidas financieras es y debería ser motivo de preocupación”. Que un banco gane dinero es bueno no solo para sus accionistas, que también, sino para sus empleados, clientes y la sociedad en general. Y cuando lo pierde, perdemos todos, especialmente sus clientes si es que el banco llega a ser intervenido.
El negocio bancario se basa única y exclusivamente en la confianza. Uno deposita su dinero en una entidad con una confianza absoluta en que se le va a devolver. Los banqueros de Florencia del siglo XV fueron claves en el comercio internacional pues un industrial lanero recibía un pagaré en Brujas o en Castilla que luego podía convertir en lo que quisiera en cualquier otro punto donde la banca Medici tuviese sucursales. No había que ir a Florencia con la lana para venderla, sino que alguien garantizaba el cobro de la transacción. Todo el negocio se basaba en la confianza que daba la dinastía más rica de Europa.
La confianza se basa en hechos objetivos, hoy por ejemplo en el capital, en varias ratios y en la supervisión de entes como el BCE, y en percepciones subjetivas, y aquí los rumores los carga el diablo tanto ayer como hoy. Cuando un banco perdía la confianza en la edad media, la autoridad rompía de manera pública la mesa en la que operaba, es decir, se partía su banca en el mercado: banca-rota. Hoy el regulador interviene y el banco deja de operar.
Cuando el dinero ha tenido coste cero, todo ha subido como la espuma. Es verdad que entidades no reguladas, por ejemplo las relacionadas con las criptomonedas, han dado algún susto, pero en general el mundo financiero ha estado muy tranquilo, tanto que era un sector aburrido. Pero al subir los tipos de interés todo está cambiando; como dice Warren Buffet, al bajar la marea se ve quién se bañaba desnudo.
SVB ha sido la primera víctima de la rápida subida de tipos para tratar de atajar la inflación. Si no se demuestra lo contrario, que todo puede ser, ha sucumbido por ser un banco poco atrevido. Sus altos excedentes de tesorería los ha invertido en letras y bonos del tesoro, los activos más seguros. Pero al tener que venderlos para hacer frente a unas necesidades de liquidez de sus clientes no esperadas, ha generado pérdidas que ha sido incapaz de compensar con una ampliación de capital y la FED, ante el derrumbe del precio de la acción, ha decidido intervenirlo. Hasta aquí nada que objetar, los bancos mueren por falta de liquidez, siendo su valor en bolsa el primer indicador de su debilidad.
SVB es, era, un banco algo peculiar. Dicen que más del 50% de los venture capitals de Silicon Valley y sus participadas tenían fe ciega en él, entregándoles toda su liquidez. Hay que entender que la inmensa mayoría de las startups no ingresan un dólar por sus negocios, simplemente queman dinero de sus inversores para poder demostrar que su modelo de negocio es correcto y captar clientes. Pagan las nóminas, y muchos y carísimos servicios, del dinero que “levantan” en sucesivas oleadas donde entran nuevos inversores. Ese dinero lo depositaban en su gran mayoría en SVB, quien ha gozado de una valoración privilegiada, llegando a valer tres veces lo que decían sus libros, algo impensable en Europa, donde llegar a valer una vez es una auténtica proeza. Al terminarse la borrachera financiera ya no es tan sencillo levantar dinero y la mayoría de los depositantes de SVB han ido a sacar dinero, un dinero que estaba invertido en activos seguros, pero que al hacerlos líquidos han generado pérdidas debido a la subida de tipos de interés. Al no poder hacer frente a la demanda de liquidez se corrió la voz de la fragilidad del banco, yendo sus clientes en avalancha y el banco fue intervenido antes de que naufragase.
La FED podría haber dicho que su fondo de garantía de depósitos, el FDIC, solo pagaba lo que está estipulado, hasta 250.000 dólares, pero el sentido común ha imperado y se devolverá todo el dinero en un movimiento que no tiene que tener coste porque la FED, o el FDIC, pueden guardar las letras y bonos comprados por SVB hasta su vencimiento sin problemas. Se ha salvado así a un banco de gente rica. ¿Por qué?.
Fundamentalmente por dos motivos. Si se hubiese aplicado el límite de garantías del FDIC muchas startups hubiesen tenido que cerrar por falta de liquidez, y Estados Unidos tiene clarísimo que la solidez empresarial en el área tecnológica es estratégica. Quién sabe si entre las startups afectadas se encuentra el próximo Google o Facebook. Ante la duda, rescate a todos los clientes, aunque sean, en general, gente acomodada o directamente rica que podría rehacer su vida sin problema, no estamos hablando de cajas de ahorro de provincias.
Y el segundo motivo es el efecto contagio que, de momento, no se ha logrado contener. La caída de un banco genera temor, es decir, pérdida de confianza y la gente tiende a sacar el dinero de los bancos pequeños por si acaso. También ha caído Signature Bank, un banco que tenía hasta el 20% de su capital en criptomonedas, y otros bancos locales están sufriendo. Habrá que ver si el pánico de esta semana se contiene o sigue, haciendo necesarias más medidas extraordinarias por parte de la Administración Biden quien sin duda las tomará. No deja de ser curioso que los grandes bancos norteamericanos, quién sabe si algo afectados por la caída de los pequeños bancos, han perdido menos valor que los europeos, para quienes el contagio debería ser menor por no decir nulo.
Es muy improbable que los problemas lleguen a nuestros bancos, más allá de caídas sin fundamento en bolsa. Pero nunca se sabe, los mercados financieros se mueven por sentimientos, es decir, impulsos irracionales. Lo que sí puede servir esta tormenta es para dar un respiro a las subidas de tipos. Y debería servir también para cortar en seco el discurso populista contra los bancos, necesitamos que ganen dinero porque si no lo hacen los problemas que se generan a toda la población son mayúsculos. Que se frene la subida de tipos es posible, que nuestros gobernantes aprendan es misión imposible.