Hay una candidata a la alcaldía de Barcelona, de la CUP es la moza y Basha Changuerra su gracia, que propone un montón de cosas divertidísimas, como eliminar gigantes y cabezudos negros de las fiestas, o dejar de subvencionar las ferias de indianos. Changuerra es negra, o mulata, no estoy muy puesto en tonalidades de la dermis. Supongo que algo tendrá que ver su color para que no quiera que haya ni gigantes ni cabezudos del mismo, bailando en las fiestas al son de la gralla. La chica solo quiere que bailen los gigantes blancos. Los negros, a mirar, o como mucho a dar palmas.
Sin embargo, su mejor propuesta, llamémosle la propuesta estrella, es la de organizar un debate de país para decidir si debe seguir cantándose la habanera “El meu avi”. No queda claro si dicha canción ofende a los abuelos, a los marineros, a los jóvenes de Calella, a todos a la vez, o si es que lleva a cabo apología del alcohol, que dice la letra que los marineros hacían un “cremat” en la cubierta del barco, o sea que encima ponían en peligro de incendio la flota española, aunque no creo que sea eso lo que preocupa a una chica de la CUP. Lo de “morir al pie del cañón” -sale en otra estrofa- en cambio, tal vez lo considera la futura alcaldesa de Barcelona una apología del militarismo, aunque con semejante apellido debería ser un poco más comprensiva. Cabe también la posibilidad de que no ofenda a nadie o, mejor dicho, de que ofenda a una sola persona, y que ésta sea Basha Changuerra, lo cual ya es motivo más que suficiente para organizar un debate de país, menuda es ella.
Ya era hora de que los candidatos a alcalde de mi ciudad fueran un poco originales, ya está bien de debatir sobre urbanismo, ampliaciones de aeropuertos, turismo o seguridad. Aquí lo que importa es llevar a cabo un debate de país sobre “El meu avi”. Recalco muy a menudo “de país”, efectivamente, porque el detalle es importante: a pesar de ser candidata a alcaldesa, nuestra Changuerra ve mucho más allá -los políticos de raza se caracterizan por su amplitud de miras-, sabe que, aunque Barcelona es una importante capital, hay asuntos que requieren acuerdos mucho más amplios, y de entre todos éstos destaca “El meu avi”. No es suficiente un debate de barrio, ni siquiera municipal, ni tan solo musical. No, debe ser de país. Aunque eso será solo el principio. Tras este debate de país, será el momento de llevar una propuesta al Consejo de Europa, para que “El meu avi” se prohíba en toda la zona Schengen. Un debate continental que sería previo al gran debate mundial sobre “El meu avi” si así lo acepta la Asamblea General de la ONU. Si los audaces eurodiputados Romeva y Tremosa se atrevieron hace unos años a proponer un dictamen europeo sobre un pisotón a Messi en un partido de fútbol, va siendo el momento de demostrar que las preocupaciones de los catalanes van mucho más allá del deporte rey, también nos interesan las habaneras, no sea que nos tomen por un pueblo infantilizado.
De nada serviría impedir que en la cantada de cada verano en Calella de Palafrugell se interpretara tema tan ofensivo, si pocos quilómetros al norte, pasada la frontera francesa, los catalanes de poca sensibilidad contra el colonialismo, pudieran acudir a cualquier taberna a escucharla. Ir a Francia a saborear lo que nos tienen prohibido aquí es una costumbre muy arraigada, ya lo hicimos con las películas verdes durante el franquismo, y más recientemente con las corridas de toros en Cataluña. Hay que evitarlo como sea.
Más adelante, cuando finalice el interesante debate de país sobre el “El meu avi”, habrá que organizar otro -también de país, por supuesto- para ver si declaramos obligatorio que, antes de optar a la alcaldía, los candidatos sean examinados por un equipo de psiquiatras.