En 2009, el escritor vasco Kirmen Uribe se alzaba con el Premio Nacional de Narrativa por su novela Bilbao-New York-Bilbao, escrita originalmente en euskera, que describe el viaje del autor desde el aeropuerto de Bilbao al aeropuerto JFK de Nueva York mientras escribe la historia de tres generaciones de su familia.
Trece años después, el autor acaba de presentar la novela en el Lincoln Center de Nueva York (Coffee House Press, traducción de Elizabeth Macklin), algo que hace unos años “hubiera parecido imposible”, comenta el autor, residente en Nueva York desde que en 2018 logró una beca de la Biblioteca Pública de la ciudad para investigar en los archivos de Rosika Schwimmer, una pacifista húngara de la época de la segunda guerra mundial que acabó exiliada en Estados Unidos. Eso se debe, según Uribe, a que las editoriales estadounidenses se están abriendo cada vez más a la literatura en traducción.
Escribir “diferente”
“Fíjate, la novela Flights, de Olga Tokarzcuk, se publicó en Estados Unidos 10 años más tarde de su publicación original en polaco. Y luego ganó el Booker Prize y más tarde el Nobel. Veo que el público estadounidense está ahora más abierto a otras propuestas literarias, que provienen de otros países, y a autores que hacen una literatura no convencional. Es mi caso”, explica el autor, actualmente profesor de Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York (NYU). “Más que escribir bien, que también, me interesa más escribir de manera diferente, buscar nuevas formas para la ficción, basadas en los cambios que se están dando en la sociedad”, añade.
Aunando varios géneros literarios como poesía, ensayo, cartas y diarios, Bilbao-New York-Bilbao cuenta un vuelo ficticio entre Bilbao y Nueva York en el que viaja el propio autor. “Durante el vuelo reflexiono sobre la novela que estoy escribiendo. Una novela sobre la vida de mi padre, que fue pescador en los mares del Norte. El lector se puede imaginar la novela que estoy escribiendo, cada uno su propia novela. Es una novela formalmente transgresora, pero con mucha alma, emociona. Como decía Lou Reed, la emoción es lo primero, y ser innovador no está reñido con transmitir emoción”, explica.
Cultura diversa
Uribe insiste en que la literatura no es algo estático, sino en continuo cambio. “Es que no podemos escribir igual que hace 50 años. La novela del siglo XXI está hecha de voces silenciadas y de formas aún no inventadas. Los que no han podido contar lo están haciendo, las mujeres, las minorías, y lo hacen de manera diferente. Vivimos una época muy interesante en cuanto a creación literaria, se están escribiendo libros muy valientes”, opina.
Tratándose de una novela que desprende amor y respeto por la cultura y la lengua vasca, Uribe cree que será bien recibida en Estados Unidos, un país cada vez más sensible a la cuestión de las lenguas. “Organizaciones como Endangered Languages Alliance, Words Without Borders y el propio PEN America están trabajando mucho en esa dirección de entender el planeta como un lugar culturalmente diverso”, explica.
Promover la educación multilingüe
No obstante, considera que en Estados Unidos habría que promover más la educación bilingüe o multilingüe. “Hay poca gente que sale de la educación primaria hablando más de un idioma. Y eso que es un país en el que se hablan cientos de idiomas…”, comenta.
Después de cinco años viviendo en Nueva York, Uribe se siente a gusto en la ciudad, a pesar de que echa de menos a la familia. “Lo que más me atrae de Nueva York es la creatividad cultural. Es increíble. Los artistas aquí siempre buscan algo más. No se conforman. En ese sentido me siento muy libre aquí, muy creativo, se contagia esa creatividad”, dice.
Nuevo libro
En marzo de este año Uribe publicaba en España La vida anterior de los delfines (Seix Barral), un libro que rescata el personaje olvidado de Rosika Schwimmer, a la vez que nos cuenta sus experiencias personales al mudarse a Nueva York gracias a la beca de Biblioteca Pública. En estos momentos, la novela está siendo traducida por Megan McDowell, traductora de Samanta Schweblin y Alejandro Zambra, y Uribe confía en que no tarden mucho en publicarla. “La historia de Rosika es increíble”, concluye.