Estas últimas semanas asistimos de nuevo a un debate en la sociedad catalana que antes de la desafortunada (para ser benévola) escalada de despropósitos que conllevó el procés, y que aún arrastramos, no se hubiese producido.
Se trata de esta nueva falacia que algunos han creado a partir del análisis de aquellas creaciones artísticas que forman parte de la cultura catalana y de aquellas que no. Ahora resulta que, para ciertos ciudadanos –que casualmente siempre son independentistas "puros"—, la cultura catalana solo está compuesta de aquello que se produce en Cataluña y se escribe en catalán. Tal afirmación sería solo una gran sandez si no fuera porque también hay una clara mala intención en semejante disparate.
¿De verdad alguien puede pensar que lo que han escrito y cantado Eduardo Mendoza, Jaime Gil de Biedma, los hermanos Goytisolo, Juan Marsé, Joan Manuel Serrat, Terenci Moix, Joan Margarit (que también escribían en castellano desde Barcelona), Rosalía, Alizzz, Estopa, Peret y la rumba catalana (¿cuándo nos dirán que llamar catalana a la rumba es un robo?) o quien sea que produce cultura desde Cataluña en castellano no es cultura catalana?
El debate de aquello que es cultura catalana podría ser interesante si no fuera porque aquellos que lo están poniendo encima de la mesa lo utilizan de manera sectaria y con tintes excluyentes para decir que lo que está hecho en lengua castellana, solo por el hecho de que esté escrito en castellano, no forma parte de la cultura catalana. Pero ¡qué majadería más descomunal desmereciendo de manera brutal y arbitraria a lo que también nos representa!
Solo un obtuso mentecato puede llegar a defender que lo escrito, cantado y exportado desde Cataluña –retratando lo que es esta Cataluña plural y mestiza que nos caracteriza a todos— en castellano no forma parte de la cultura catalana.
He llegado a oír que si defendemos que lo producido en castellano por artistas catalanes forma parte de la cultura catalana, lo que se escribe (o canta) desde aquí en hindú, chino o árabe también debería ser considerado y formar parte cultura catalana. Decir esto es de una ignorancia supina y demuestra mala fe poniendo en el mismo saco la cantidad de lenguas que se hablan ahora mismo en Cataluña y el uso del castellano en nuestra sociedad.
Déjenme que señale que estos que defienden semejante barbaridad deberían plantearse que: si fuera verdad que el idioma es lo que identifica exclusivamente a una determinada cultura, acabaría resultando que no hay cultura argentina, chilena, uruguaya, peruana, mexicana o tantas otras porque todos hablan, escriben y cantan en el idioma español o castellano. Y, por lo tanto, siguiendo su tendenciosa y malévola teoría tendríamos una maravillosa e importantísima cantidad de cultura castellana hecha, eso sí, desde Argentina, Chile, Uruguay, Perú o México.
Qué pereza tener que volver a plantear obviedades. Qué pereza volver a explicar a estos lerdos que estar orgulloso de ser catalán es lo mismo que proclamar que estás orgulloso de vivir en un tercero o de formar parte del equipo de fútbol del club deportivo de tu barrio.
Qué pereza tener que volver a sacar galones de catalanidad genética que no sirven para nada y que no tienen ningún valor para que de inmediato pasen a tildarte de traidora según la ortodoxia de los "buenos" catalanes y desmerecedora de tal honor. ¿No se dan cuenta de que haciendo alarde de este sectarismo se empequeñece esta cultura catalana que pretenden purificar?
Digámoslo claro: si no son necios, estúpidos o mala gente será porque son solo unos indigentes intelectuales.