El 7 de octubre de 1983, cuatro artistas mexicanas vestidas de brujas y cargando una olla aparecieron en el Hemiciclo a Juárez de Ciudad de México para realizar una performance que llevaba por título Receta para hacerle el mal de ojo a los violadores, o el respeto al derecho del cuerpo ajeno es la paz.
La actuación, llevada a cabo en el marco de una multitudinaria marcha en contra de la violación, consistió en repartir entre el público pequeños sobres que contenían una “pócima” que las artistas habían elaborado frente a los espectadores con ayuda de una olla y una receta creada por ellas mismas que servía para causar mal de ojo a los violadores. La receta, repartida también entre los asistentes, era la siguiente:
“Ingredientes:
- 2 docenas de ojos y corazones de mujer que se acepte como tal.
- 20 kg. de rayos y centellas de mujer que se enoja cuando le agreden.
- 1 tonelada de músculos de acero de mujer que exige respeto a su cuerpo.
- 3 lenguas de mujer que no se somete aun cuando fue violada.
- 1 sobre de grenetina de mujer, sabor espinaca, que comprende y apoya a una mujer que fue violada.
- 30 grs. de polvo de voces que desmitifiquen la violación.
- 7 gotas de hombres que apoyen la lucha contra la violación.
- 1 pizca de legisladores interesados en los cambios sociales que demandamos las mujeres.
- Unas cuantas cucharadas de familias y escuelas que no promueven los roles tradicionales.
- 3 docenas de mensajes de comunicadores responsables que dejen de producir imágenes que promueven la violación.
- 3 pelos de superfeminista.
- 2 colmillos de militante de partido de oposición.
- ½ oreja de espontáneo y curioso.
Siguiendo cuidadosamente las instrucciones sobre el modo de preparación lograremos tener como resultado final nuestra explosiva mezcla con la cual Ud. podrá sorprender a los violadores que habitan su misma casa o la de la vecina, los tímidos y los agresivos, los pasivos y los activos, y los que la acechan en el trabajo o en el camión y finalmente a los que se esconden en la noche que hoy venimos a tomar”.
Denunciar la violencia contra las mujeres y el machismo
Con esta performance nacía Polvo de Gallina Negra, considerada la primera agrupación artística feminista de México. Formada por las artistas Mónica Mayer, Maris Bustamante y Herminia Dosal, el colectivo tenía como objetivo impugnar desde la ironía y el humor la imagen tradicional de las mujeres, denunciar la violencia ejercida contra ellas y criticar el machismo imperante en México y en Hispanoamérica.
“La obra de Polvo de Gallina Negra es absolutamente vigente. Lo es porque los problemas que señalaron Maris Bustamante y Mónica Mayer –y en un primer momento Herminia Dosal— siguen siendo también actuales: el machismo, la violencia, el profundo sistema patriarcal”, comenta al diario mexicano La Jornada de Oriente la historiadora Julia Antivilo, curadora de la retrospectiva sobre el colectivo que acaba de inaugurarse en el Museo Amparo de Puebla (México).
Humor e ironía
La exposición, titulada Polvo de Gallina Negra. Mal de ojo y otras recetas feministas (abierta hasta el 14 de noviembre), reúne un conjunto de más de 300 obras en las que hay vestigios materiales de sus performances, ideas, visualidades y acciones, así como cartas y fotografías personales de las artistas pertenecientes a archivos de instituciones mexicanas y argentinas.
“Todas las obras que ellas plantean parten de ideas juguetonas, el humor, la ironía, el uso del cuerpo y la misma desacralización de la disciplina artística, herramientas clave para este colectivo, y también son formas y estrategias que se han mantenido a lo largo de toda la producción del arte feminista y se han traspasado a otras artistas”, añade Antivilo Peña, autora del libro Entre lo sagrado y lo profano se tejen rebeldías: arte feminista latinoamericano.
La mujer y la maternidad
Sumándose a una oleada de agrupaciones artísticas de acción política aparecidas en los 70 y 80, Polvo de Gallina Negra arrancó con una serie de performances, arte postal, acciones callejeras e intervenciones en medios de comunicación con la idea de abordar el cometido de la mujer en la vida doméstica así como la idea de maternidad. Su nombre hace referencia al popular remedio esotérico usado en México contra el “mal de ojo”, un remedio que en su caso las ayudaría a superar obstáculos en una sociedad tan patriarcal como la mexicana.
“Cuando decidimos hacer este grupo invitamos a muchas artistas. Nadie quiso formar parte del grupo […] en aquel tiempo todas las galerías y museos estaban manejados por hombres y muchas dijeron que tenían miedo de que hubiera represalias contra ellas […] que por pertenecer al grupo habría limitaciones en la exhibición de sus trabajos […] muchas de ellas estaban casadas o estaban viviendo con sus compañeros y no querían tener conflictos con ellos”, explicó en su día Maris Bustamante, citada en el libro Del Boom al Bang: Las performanceras mexicanas.
El imaginario en torno a la figura de la madre
Una de sus performances más conocidas fue Mujeres artistas o se solicita esposa, realizada a lo largo de 1983, con la que las artistas recorrieron varias instituciones educativas de México para denunciar la sobrecarga de trabajo doméstico no remunerado que realizan las mujeres y los diferentes tipos de violencias que sufren. Para la performance, las artistas aparecían con delantales y prótesis de barriga para emular el vientre de una mujer embarazada.
La maternidad fue un tema recurrente en toda su producción artística. Su propósito era cuestionar el imaginario social construido en torno a la figura de la madre. Uno de los ejemplos más claros en este campo fue el proyecto visual ¡Madres!, constituido por un conjunto de acciones artísticas, entre los que se incluía el concurso Carta a mi madre. En él, se invitaba al público en general a escribir una carta con todo aquello que les hubiera gustado decir a su madre.
Numerosas iniciativas
Otro proyecto conocido fue el evento de arte correo titulado Egalité, Liberté, Maternité: Polvo de Gallina Negra ataca de nuevo, que consistió en el envío de collages con textos e imagen a 300 críticos, artistas y periodistas de todo el país.
En la misma línea de humor y parodia está el premio Madre por un día, una performance realizada durante la transmisión del telenoticias vespertino Nuestro mundo, en la que las artistas adornaron al famoso presentador Guillermo Ochoa con un vientre falso de embarazada, un delantal y una corona de “reina del hogar”.
Un ritual y una pócima
“Con su nombre y su acción, Polvo de Gallina Negra forma parte de un ritual performativo que sirve para invocar a la magia y a la justicia, pues la justicia patriarcal hasta el día de hoy no tiene cabida para el reconocimiento”, comenta Antivilo Peña, convencida de que 40 años después, el colectivo sigue siendo un referente para el feminismo y el empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos.
“Es un espacio de la magia como un espacio de justicia; por ejemplo, el mal de ojo que hacen en esa primera pócima es para darle mal de ojo a los violadores, es como una contrapócima, como una subversión a la magia misma otorgando este mal a los violadores y a los criticones del arte”, concluye.