Varshini Prakash creció en el seno de una familia del sur de la India emigrada a Boston (Massachusetts) y ya de niña recuerda sufrir ansiedad por culpa del cambio climático, un fenómeno que en las últimas décadas ha azotado con inundaciones, sequías y olas de calor la tierra de sus padres.
“Cuando eres pequeña, primero piensas: ‘esto es un problema muy grave, así que seguro que los adultos lo están solucionando’. Pero enseguida tu pensamiento cambia a ‘¡oh!, ¡no!, los adultos son los que lo están haciendo peor, y nadie tiene un plan’”, explica esta joven activista por el clima de 28 años a la revista The New Yorker esta semana.
Jóvenes comprometidos
Prakash es actualmente cofundadora y directora ejecutiva de Sunrise, un movimiento juvenil contra el cambio climático fundado en 2017 por un grupo de universitarios estadounidenses que se organizaron para exigir medidas para reducir las emisiones en la industria de los combustibles fósiles.
Desde entonces, el movimiento Sunrise ha crecido a un ritmo récord, con más de 400 sucursales por todo Estados Unidos y centenares de miembros —en su mayoría menores de 30 años— que comparten la filosofía de que la única forma de conseguir frenar el cambio climático es mediante la acción política y social.
Los políticos escuchan
“Somos un movimiento de jóvenes para detener el cambio climático y crear millones de empleos buenos en el proceso”, puede leerse en la declaración de principios de su página web.
Aunque el movimiento empezó a incubarse en los últimos años de la Administración Obama, su tarea cobró realmente sentido cuando Donald Trump, un negacionista del cambio climático, ganó las elecciones. Sin embargo, no fue hasta dos años después, en noviembre de 2018, cuando lograron despertar la atención nacional. Coincidiendo con las elecciones legislativas, los activistas de Sunrise organizaron una sentada frente a la oficina de la líder demócrata Nancy Pelosi en Washington. La acción logró atraer el interés de la carismática congresista Alexandria Ocasio Cortez, perteneciente al ala más izquierdista del partido Demócrata, que abrazó el plan estella del movimiento: el Green New Deal.
Plan de reactivación
Inspirándose en el plan de reactivación económica para generar empleo puesto en marcha por Roosevelt tras el crac del 29 (New Deal), este movimiento perseguía una iniciativa similar, pero protagonizada por la acción climática. El plan contempla que en 10 años se movilicen todos los aspectos sociales hacia una energía 100% limpia y renovable, garantizar empleos con salarios dignos para cualquiera y una transición justa para trabajadores y comunidades.
El plan logró “colarse” en la agenda electoral de los demócratas de la mano de Bernie Sanders, pero acabó cayendo en un saco roto cuando este salió derrotado en las primarias de su partido. A pesar de todo, la batalla no fue en vano. Poco después, el candidato presidencial electo, Joe Biden, se presentaba a las elecciones generales de 2020 con un plan mucho más ambicioso (Build Back Better bill) que pretende descarbonizar el sector eléctrico y crear millones de empleos en energías limpias en los próximos años.
Movimiento clave para la victoria de Biden
“Tendremos que ver si Joe Biden es fiel a su palabra cuando dice que el cambio climático es su problema número uno, pero tengan la seguridad de que el movimiento estará allí para recordárselo. Hemos cumplido, ahora es su momento de cumplir con nosotros”, declaró Prakash tras la victoria de Biden en las elecciones de noviembre de 2020.
Un factor clave para la victoria de Biden contra Trump fue una participación récord de votantes jóvenes preocupados por la crisis climática. Según The Guardian, el movimiento Sunrise logró tener un impacto en 3,5 millones de jóvenes votantes en estados indecisos y ahora quieren ver compensados sus esfuerzos.
Protestas y manifestaciones
“Su popularidad entre los jóvenes era pésima hace seis meses, pero volvió con un plan climático mejor. No hay tiempo que esperar. Los jóvenes están aterrorizados por lo que está por venir y van a presionar a Biden para que haga todo lo que esté a su alcance para garantizar la acción climática”, insistió Prakash.
Dos años después, la táctica de Sunrise sigue siendo la misma: organizar protestas y manifestaciones, lograr impactar a la población joven a través de correo electrónico y redes sociales, campañas telefónicas y contacto activo con los políticos y agentes de decisión, mostrando públicamente su respaldo por los que ponen el cambio climático en su lista de prioridades.
Los vulnerables, los peor parados
El pasado 28 de febrero, tras la publicación del último informe del Panel de Expertos por el Cambio Climático (IPCC), en el que se confirma que la amenaza del cambio climático sobre el bienestar humano y la salud del planeta es inequívoca, la directora ejecutiva del movimiento Sunrise publicó la siguiente declaración:
“Los jóvenes tienen razón al estar frustrados por la inacción de nuestro país ante la crisis climática, y el último informe del IPCC confirma una vez más nuestros peores temores. El informe es claro: si seguimos por el camino actual, no habrá agua para beber, no habrá aire limpio para respirar y millones de personas morirán –y sabemos que las comunidades más vulnerables se llevarán la peor parte de los impactos devastadores del cambio climático, mientras las corporaciones de combustibles fósiles se benefician—”. Y añadió: “Estamos en una encrucijada: ¿seguirá Biden extrayendo el petróleo y el gas que alimentan nuestras guerras e inundan nuestros hogares, o utilizará su poder para enfrentarse frontalmente a la industria de los combustibles fósiles, se comprometerá con la justicia climática y nos hará avanzar hacia una era de energías renovables y un Green New Deal?”.