Hace unos días empezaba mis clases con la Declaración de Schuman, punto de partida de lo que es hoy la Unión Europea. La primera frase: "La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan. La contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para el mantenimiento de unas relaciones pacíficas".
Muchas personas daban por hecho que la paz estaba garantizada en Europa. Sin embargo, la agresión armada de Rusia en Ucrania, con el apoyo de Bielorrusia, nos enseña la peor cara de la violencia, especialmente contra la población civil, a las puertas de la Unión y con amenazas, no tan veladas, a otros países europeos.
En pocos días, Putin, ha roto los pilares del derecho internacional que sostienen la paz como la prohibición de la amenaza o uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de un Estado, la obligación de solución pacífica de controversias... Podría seguir. No hay justificación posible ante el derecho internacional y nos devuelve a los peores tiempos de las guerras entre estados.
Ucrania tiene derecho a pedir ayuda y a actuar en legítima defensa frente al ataque armado de Rusia. Lo está haciendo de todas las formas posibles: ha llamado a Naciones Unidas, a la Unión Europea, a la comunidad internacional en su conjunto, a la Corte Penal Internacional. Le asiste el derecho y la legitimidad.
Algunos países, también coordinados desde la Unión Europea, están proporcionando armas para su defensa y se nos presenta el gran dilema, del que muchos querríamos huir, de si para recuperar esa paz que Putin le ha arrebatado a Ucrania, y a su población, hay que suministrarlas o basta con sanciones coercitivas que no impliquen uso de la fuerza.
Vienen tiempos muy difíciles, la amenaza de Putin, que tiene armas nucleares, no es sólo con Ucrania, es también contra la libertad, contra los fundamentos del orden internacional y europeo. Lo podemos perder todo, otra vez.
Estremece escuchar al presidente de Ucrania ante el Parlamento Europeo diciendo “demuestren que la Unión Europea está con nosotros y que no nos dejará de lado”. Sus palabras son la Declaración de Schuman que recobra su sentido primigenio.
Aislar a Putin es uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos. Zelenski quiere que Ucrania entre en la Unión Europea para que este país sea libre. La unidad y el acierto en nuestras decisiones determinará el futuro de Ucrania, pero también el nuestro.