En esta Cataluña que ha de soportar las barbaridades de las Gemma Geis y los Héctor López Bofill --marmolillos parlantes que satanizan a medios de comunicación o buscan sangre para martirologio-- aun encontramos gente sensata, honesta y serena capaz de inducirnos a la reflexión. Les hablo de don Manuel Milián Mestre, veterano periodista y exdiputado amigo de Manuel Fraga, que fue miembro de la dirección del Partido Popular durante más de una década. Una de esas personas de matriz conservadora que, desde la experiencia adquirida a lo largo de la vida, puede permitirse el lujo de llamar a las cosas por su nombre. Un individuo polifacético, capaz de tejer amistades a derecha e izquierda, y de escribir un libreto de ópera con Carles Santos. Un hombre culto y curtido en cien batallas que, desde su atalaya particular, puede permitirse el lujo de escribirle una carta rebosante de sabiduría a Pablo Casado.
Manuel Milián Mestre no es un advenedizo, es uno de los fundadores del Partido Popular en Cataluña, y se considera a sí mismo históricamente legitimado para cantarle las verdades del barquero al actual lider del PP español. No comparto con él ideas políticas, más allá de la defensa de los valores democráticos, los derechos humanos y la pasión por los paisajes del Maestrazgo. Lo respeto porque con su bonhomia y actitud valiente se hace respetar.
He tenido ocasión de leer la misiva cursada por Milián a Casado. De forma respetuosa y educada le expresa su preocupación por los mecanismos de seleccion de representantes públicos a las listas de parlamentarias y locales, por el ninguneo de que es objeto el partido en Cataluña, y del error de haber entronizado a Cayetana Álvarez de Toledo como cabeza de lista por Barcelona. Concluye el veterano político advirtiendo de que otro desenfoque podría comportar "nuevos e irreversibles males" camino de un punto final.
No crean que el único objetivo de estas lineas es poner en evidencia el caos existente en la filas del PP catalán (a todas luces lo hay) o criticar la falta de oficio de los dirigentes de la calle Génova. No se trata de eso, si no de ir más allá de lo aparente. Sinceramente, tampoco me preocupa en exceso el apoyo electoral que puedan obtener los populares en Cataluña en unas próximas elecciones. No son un peligro para la izquierda, ni una solución ante los despropósitos del independentismo; no son casi nada a pesar del buen oficio de un diputado brillante como Alejandro Fernández. Lo que sí lamentaría es que Vox, aprovechando la debilidad en Cataluña de la derecha constitucionalista, pasara el rastrillo para engrosar su bolsa de votos.
La pretensión última de estas lineas no es otra que la de poner en valor la experiencia de dirigentes, de todos los partidos, que solemos catalogar como históricos y guardamos en los estantes. La carta de Manuel Milián a Pablo Casado es paradigmática; es una muestra de fidelidad a unos ideales pero, sobre todo, también de honestidad intelectual. El prestigioso poeta, escritor y pintor maronita libanés Khalil Gibran nos dejó escritas unas frases que deberían hacer reflexionar a más de un dirigente político. Decían: "Buscad el consejo de los ancianos, pues sus ojos han visto el rostro de los años y sus oídos escuchado las voces de la vida. No obstante sus consejos os desagraden".