El Corredor Mediterráneo es la doble plataforma ferroviaria de ancho internacional (UIC) que deberá recorrer el litoral mediterráneo desde Algeciras (Cádiz) hasta la frontera francesa. Pero el corredor mediterráneo no es solo una obra ferroviaria. Es un espacio compartido, físico y económico, un proyecto común de todos los territorios españoles de la ribera mediterránea. Es la Hispania vertebrada alrededor de la Bética-Tarraconense. La “Vía Augusta Ferroviaria” del siglo XXI.
Esta España mediterránea del corredor, que atraviesa cuatro comunidades autónomas (Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía), representa cerca del 50% del PIB español, el 60% de las exportaciones a la UE y el 55% de la producción industrial. La red transeuropea con la que conectará el Corredor Mediterráneo recorre 3500 kilómetros, concentra el 54% de los habitantes de la UE y supone el 66% de su PIB.
El Corredor se ha visto sometido a numerosas incidencias y retrasos motivados tanto por su complejidad técnica (diferentes anchos de vía, niveles de señalización, tensiones de catenaria…) como por una evidente indefinición sobre el modelo ferroviario a implementar. En numerosas ocasiones ha habido dejadez política e inacción por parte de los gobiernos de España lo que ha repercutido en la paralización de las obras por falta de fondos para las inversiones programadas.
Los importantes retrasos e incidencias en el desarrollo del corredor han sido instrumentalizados una vez más por el secesionismo dentro de su campaña de victimización para alimentar la confrontación permanente con el Gobierno de España. Apunto dos consideraciones al respecto, en primer lugar, llama la atención la ausencia del Govern de Cataluña en todas las reuniones celebradas por los gobiernos autonómicos involucrados en la defensa y reivindicación del Corredor Mediterráneo. En especial la última celebrada en Madrid el pasado 10 de noviembre en presencia de la ministra de Transportes. En segundo lugar, analizando la situación del Corredor se observa que hasta el momento Cataluña es la gran beneficiada pues es el único territorio donde ya existe la conexión con la red transeuropea en ancho de vía UIC desde Tarragona hasta la frontera francesa.
Por el contrario, en la Comunidad Valenciana existen graves insuficiencias a resolver. El ancho de vía UIC que permite la conexión con la red transeuropea no llegará al tramo Tarragona-Castellón hasta 2024 y el Castellón-Valencia no podrá disponer de este ancho de vía hasta el 2025.
La situación se ralentiza y se complica aún más al entrar en la Región de Murcia, en donde queda pendiente de finalizar las obras del nudo ferroviario de la Encina, vital para “coser” el trazado del corredor de norte a sur y hacer posible la conexión de Murcia-Madrid en Alta Velocidad, prevista para finales del 2022. La finalización del tramo Murcia-Almería a través de Lorca se plantea para el 2025-2026, lo que puede suponer tres o cuatro años sin conexión ferroviaria.
Sin duda la comunidad andaluza es la más perjudicada por el estado actual del Corredor. Cinco ciudades andaluzas: Almería, Granada, Antequera, Málaga y Algeciras están desconectadas del mismo. En la actualidad Almería y Granada solo están conectadas en vía única y con ancho ibérico. El ferrocarril no existe a partir de Antequera hacia Algeciras, esta ciudad y su Puerto quedan aislados ferroviariamente y a merced de la competencia desleal del Tánger-Med, el gran puerto del norte de Marruecos. El Puerto de Algeciras y la economía del Campo de Gibraltar se juegan gran parte de su futuro en Europa. Urge que los PGE para 2022 prevean las partidas necesarias para la finalización de las obras ferroviarias del tramo Algeciras-Bobadilla para que el Puerto de Algeciras goce de mejor conectividad terrestre
El Corredor Mediterráneo es algo más que una infraestructura física y de desarrollo económico, podría ser además una gran oportunidad para construir otra España. El Corredor representa “una España alternativa y periférica, que supone el reconocimiento emocional de su diversidad y pluralidad”. Urge superar la España macro cefálica, corrigiendo la acumulación centralizadora de poder en Madrid, buscando al mismo tiempo la solución a una España despoblada cuya hemorragia demográfica genera injusticias e ineficiencias.
El Corredor es un paso adelante que configura la “fisicidad” de este proyecto federal. Al mismo tiempo puede ser uno de los motores de tracción de la economía post-Covid, basada en la colaboración de todos los pueblos de España especialmente los ubicados en el arco mediterráneo.
La España federal tiene dos grandes enemigos, la Madrid centralizadora e insolidaria que lidera una España macro cefálica y la Cataluña secesionista e igualmente insolidaria que busca en el victimismo la confrontación permanente. La cooperación y la lealtad institucional entre territorios son los únicos elementos que nos permitirán avanzar en una España federal, más cohesionada y a la vez más eficiente y próspera.