El comercio es uno de los sectores tradicionales más importantes en Cataluña, así como uno de los más damnificados por el impacto económico y social de la pandemia del Covid-19. Los últimos datos del Idescat revelan que las actividades comerciales representan aproximadamente el 16% del PIB catalán y se estima que la población ocupada del comercio al por menor se sitúa en el 10%.
Desde las Administraciones es necesario emprender acciones a corto plazo que tengan como único objetivo garantizar la subsistencia económica de estos establecimientos. En definitiva, unas medidas que pasan por que la digitalización y la aplicación de las nuevas tecnologías se hagan extensivas a todo el sector.
Hoy por hoy, son muchos los negocios de autónomos y de pequeñas empresas vinculados al comercio, el ocio, la restauración y otras muchas actividades económicas que se encuentran inmersos en una lucha titánica y diaria para salir a flote, mientras que otros se han quedado por el camino.
Tiendas de barrio, pequeños establecimientos, y una larga retahíla de negocios se han visto obligados a bajar la persiana de forma definitiva ante la imposibilidad de generar ingresos. De hecho, se calcula que, durante la primera ola de la pandemia, el sector comercial sufrió cerca de un 70% de pérdidas en ventas, sobre todo, en el comercio urbano.
De lo contrario, otros (como podría ser la alimentación) sufrieron un impacto bastante menor e, incluso, en algún caso, han visto aumentadas sus ventas por cuestiones obvias. Sin embargo, mucho mayores han sido los beneficios obtenidos en estos últimos meses por las grandes plataformas de venta y distribución online.
Una realidad que prueba que los hábitos de consumo están cambiando a una velocidad exponencial y que hacen imperiosa la necesidad de las Administraciones de facilitar y ayudar a esta transición digital a nuestros sectores más tradicionales mediante un plan de digitalización. De no ser así, las grandes plataformas y las distribuidoras monopolizarán estos sectores.
De este modo, es el momento de afrontar los retos más estratégicos, más estructurales que tiene este segmento. La pandemia generada por el SARS-CoV-2 ha acelerado muchos de estos cambios, iniciados ya con anterioridad, aunque el comercio tiene una presencia digital que sigue una estructura ascendente en forma de pirámide.
La digitalización implica disponer de una página web, tener presencia en redes sociales, disponer de un canal de venta e-commerce y, por último, tener presencia en los marketplace. En global, el grado de presencia digital del sector es del 46%, una cifra que sitúa el nivel de digitalización del comercio en Cataluña en un punto intermedio.
En este sentido, según el informe elaborado por J3B3 Economics en el año 2020, un 77% de los establecimientos comerciales disponía de una página informativa de su negocio con un incremento del 9% respecto al año anterior. En el siguiente nivel de digitalización se encuentra la presencia en redes sociales: Facebook e Instagram, donde ambas alcanzan una adopción de 61% por parte del sector.
No obstante, durante el 2020, los comercios que emplearon Instagram aumentaron un 20% en relación a 2019, mientras que el crecimiento en Facebook se estancó.
En un estadio de digitalización más avanzado se encuentra la venta por internet: el 38% del sector manifestó, en el año 2020, tener algún tipo de instrumento que permitía la comercialización vía cibernética. En cualquier caso, cabe remarcar que el e-commerce creció en ese mismo ejercicio un 14%.
Cuanto a la presencia tanto en Twitter como en marketplaces, ambos canales son los que registran un crecimiento más moderado. La presencia del pequeño comercio en Twitter en el 2020 fue un 25% superior que la de 2019. Mucho menor fue el aumento en los denominados como marketplace, donde solo un 6% reconoció tener presencia. Una cifra que revela que en este último sistema tan solo aumentó su actividad en un 1% respecto al ejercicio anterior.
Respecto a la relación digitalización-facturación, el canal de distribución en línea reportó diferentes grados de facturación sobre el total de la cifra de ingresos. Aun así, el 93% de las empresas con un sistema de comercio en línea coinciden al afirmar que el e-commerce les ayuda a vender más.
Así las cosas, con un cambio de paradigma y un auge cada vez mayor de la compra por internet, es evidente que el pequeño y mediano comercio encuentra barreras de entrada ante la posición de grandes superficies y grandes plataformas en el universo cibernético. De aquí, la necesidad de impulsar un verdadero plan de digitalización para toda la cadena de valor del sector comercial.