Eric Herrera, empresario y músico, tiene claro que Cataluña puede sufrir un proceso de decadencia económica si no se produce una reacción. Es el presidente del Instituto Ostrom, un think tank que busca cómo incidir en el diseño de las políticas públicas, orientado a posiciones liberales. Herrera simpatiza con el soberanismo, con la idea de que el futuro de Cataluña lo puedan decidir sus ciudadanos, pero reclama que el eje izquierda-derecha sea el que marque toda la atención en los próximos años para no perder más peso económico. En esta entrevista con Crónica Global muestra su rechazo a que la CUP sea el gran árbitro de la política catalana: ““Es una anomalía en Occidente que la CUP condicione a los partidos del Govern", sentencia, en una clara alusión a Esquerra Republicana y a Junts per Catalunya.
--¿Por qué surge el Instituto Ostrom, y cómo quiere incidir en la agenda pública catalana?
--Tenemos ya una trayectoria de cinco años, y es fruto de la necesidad, de la desesperación, podríamos decir, de ciudadanos que vienen del mundo de la empresa, de la sociedad civil, de partidos políticos también, que no pueden entender el viraje que se ha producido en Cataluña en los últimos diez años hacia posiciones populistas. Unas posiciones marcadas por una izquierda que no es homologable a la izquierda nórdica. Primero lo hicimos con el nombre de Colectivo de Catalanes Libres, que nació como plataforma civil. Pero la evolución natural ha derivado hacia un think tank, con el nombre de Ostrom, en honor a Elinor Ostrom, economista estadounidense, que fue la primera mujer en lograr un Premio Nobel de Economía. En los últimos años hemos organizado actos, cenas, y reuniones y hemos contado con autoridades académicas y nombres de referencia como Johan Norberg, Deirdre McCloskey, Jamie Whyte, Stian Westlake o Juan Ramón Rallo, director del Instituto Juan de Mariana, con quien mantenemos una colaboración muy estrecha. Y hemos contactado con todos los partidos, con encuentros recientes con Alejandro Fernández, presidente del PP catalán, y con ERC y Junts per Catalunya para cuestiones como la regulación de los precios del alquiler. Hemos participado, también, en la Nota de Economía de la Generalitat.
--¿Lo que intentan es dar la batalla cultural en Cataluña?
--Sí, es necesario dar esa batalla cultural en todas partes, pero más en los países del sur de Europa, donde han crecido los populismos, y tras sufrir dos crisis muy graves en el transcurso de pocos años y que ha afectado a la población más joven. Desde la derecha han surgido populismos, pero también desde la izquierda. Los dos movimientos tienen en común su rechazo a la globalización, y plantean respuestas fáciles a problemas complejos.
Eric Herrera: Un liberal puede defender el derecho de autodeterminación / CG
--¿La característica principal en Cataluña es que ese populismo lo ha representado la CUP, marcando toda la agenda política en los últimos años?
--Sí, la CUP y también los Comuns, propulsado por el movimiento del 15M. En el caso de la CUP es una anomalía en el mundo occidental que como formación antisistema condicione a los partidos del Govern.
--¿Cómo ha sido posible que el acento liberal se haya perdido en Cataluña? ¿No había liberales en CiU o en Unió? ¿Qué ha ocurrido?
--En todos los partidos se ha perdido ese acento liberal, aunque Convergència y Unió Democràtica, pese a tener liberales en su seno, no se caracterizaban por ello. El partido de Jordi Pujol se declaraba socialdemócrata y Unió democristiano. En Esquerra ha habido liberales y estoy convencido de que Pere Aragonès viene de la escuela social-liberal. En Esquerra, el equipo económico, con Natalia Mas o Albert Castellanos, está en esa línea.
Eric Herrera: "Cataluña tiene el problema de que no gestiona todos sus impuestos" / CG
--Ha habido intentos para plantear una alternativa política con ese acento liberal, identificados en Lliures, la Lliga Democràtica o el mismo PDECat, que no han obtenido representación. ¿Deberían intentarlo de nuevo? ¿Es un espacio que debe organizarse?
--No tengo ninguna duda que se organizará un espacio de ese tipo. Pero deberá esperar. En Cataluña operan los dos ejes, el nacional y el ideológico. Y ahora es un mal momento. En todo caso, yo a ese espacio, les emplazo a que trabajen para alcanzar algún tipo de acuerdo. Muchos votantes se pueden sentir atraídos, los que ahora se han decantado por Junts per Catalunya por el procés, pero que no están de acuerdo con las políticas que defienden.
--En el Instituto Ostrum hay independentistas, ¿es la preocupación central o se busca incidir en otros campos?
--Nosotros queremos incidir en el diseño de las políticas públicas, y eso es determinante. En el tema nacional, cuando hay debates en las redes sociales, el interés por nosotros disminuye mucho. En cambio, aumenta de forma significativa cuando nos posicionamos, por ejemplo, sobre la regulación de los alquileres, cuando es el eje ideológico el que prima. Pero hay que admitir que estamos en un país en el que el conflicto territorial es eterno.
--¿Tiene solución, se puede esperar alguna salida?
--Creo que el conflicto se mantendrá. Y que despierta con brío cada cierto tiempo. En el otro lado también se debería reaccionar. El conjunto de España debe asumir que hay un problema territorial y que no se puede dejar de lado. Para nosotros el derecho de autodeterminación es un principio liberal, que adoptan los individuos, que son los que se organizan, se asocian o deciden dejar esas asociaciones. Y España debería racionalizar esa cuestión. Y, seguramente, la solución pasa por algún tipo de referéndum, como ocurrió en el Reino Unido con Escocia.
Eric Herrera cree que España tendría que descentralizarse al máximo a nivel económico / CG
--¿El problema interno en Cataluña, en todo caso, es que el sector público tiene demasiado peso, con una gran dependencia de la Generalitat por parte de los sectores económicos?
--Claramente. Lo que defendemos es un marco regulatorio más eficiente y que se eliminen barreras a la competencia. Menos impuestos y un poco de socialdemocracia, que es el modelo nórdico, centrado en no distorsionar la creación de riqueza. No subir los impuestos directos, y, en cambio, subir los indirectos. Y eliminar tributos que no tienen ningún sentido, como Patrimonio. Un estado eficiente debe recaudar a través del consumo, y moderar el impuesto de sociedades.
--Pero los impuestos indirectos, como el IVA, se consideran como los tributos más injustos.
--Son más regresivos, sí, pero está comprobado que es más fácil recaudar a partir de los indirectos y que distorsionan menos la creación de riqueza. Se recauda más y luego puedes distribuir a las capas más desfavorecidas, y no al revés, como pasa ahora. El país que queremos es el que apuesta por eliminar las barreras a la competencia.
--La propuesta de regular el precio de los alquileres, que quiso impulsar el Gobierno, con la influencia de Podemos, aunque el PSOE ha rectificado, ¿ejemplifica el debate que ustedes proponen?
--Sí, es un debate magnífico para ver los errores que se pueden cometer. Nosotros nos hemos pronunciado a favor de la medida del PSOE, de no limitar esos precios y buscar incentivos fiscales para los propietarios. Pero la manera de rebajar esos precios es aumentar la oferta. Se ha construido muy poco por parte del sector público. Y cuando se ha querido reaccionar, como ha intentado la alcaldesa Ada Colau, se pide que el 30% de las promociones se destinen a vivienda social. Y eso no funciona. Tampoco lo que pretendía Podemos, porque puede crear un mercado negro, un mercado secundario, y desincentivar a que los propietarios reformen sus pisos. Hay mucha evidencia empírica de que eso no funciona.
--Pero, ¿entonces qué se puede hacer desde el sector público, si es que se quiere incidir en esa cuestión?
--Creo que en el caso de Barcelona debemos pensar con más perspectiva. Entender que vivir en el centro será complicado y que la fórmula pasa por un Gran Londres, es decir, ver Barcelona como una gran área desde Mataró a Castelldefels y hasta Sabadell y Terrassa. Y adaptarnos a esas circunstancias, potenciando el transporte público, aunque debo decir que en Barcelona, pese a lo que se dice, no está nada mal. Desde los Ferrocarrils de la Generalitat hasta el Metro, la red pública en la ciudad es buena.
--¿Cree los empresarios, como la patronal Foment al frente, están actuando con determinación para defender los intereses de la economía productiva?
--El empresario no quiere hacer política, lo que desea es que sus empresas vayan bien y generen riqueza. Y la respuesta últimamente de Foment y de otras patronales como Pimec la veo coherente. Pero entiendo que el conjunto de los empresarios se debería pronunciar más y explicarse mejor, con formas más modernas, con estructuras más horizontales.
--¿Se equivoca Ada Colau con las regulaciones a las plataformas de movilidad y con el llamado urbanismo táctico?
--Las ciudades deben ser inteligentes y favorecer la competencia. Y necesitamos ciudades limpias para todos. Pero en cuanto a las limitaciones a los coches, respecto a las dificultades que les pone el Ayuntamiento, debo decir que estoy a favor, aunque pueda chocar.
--¿Defiende una armonización fiscal, como ha pedido ERC, respecto a Madrid?
--Para nada, defendemos la competencia fiscal en cada territorio, con la idea de que pueda gestionar sus impuestos y gravar en función de su productividad. El soberanismo se pegó un tiro en el pie por rabia hacia Madrid o contra Ayuso. Eso va contra la lucha del autonomismo. Debe haber competencia fiscal.
--El modelo fiscal de Madrid, con Díaz Ayuso al frente, ha generado una fuerte polémica. ¿Desde Cataluña se debería estar más atento a esas propuestas?
--Absolutamente. Creo que los territorios pueden y deben fomentar la competencia fiscal. Que se legisle y que se aproveche modelos como el de Madrid. Es verdad que se beneficia del llamado efecto capitalidad, pero mucho menos de lo que se destaca. El sistema fiscal de Ayuso está bien, genera riqueza y lo deberíamos seguir. No olvidemos que Madrid tiene déficit fiscal y no es menor. Y es verdad que, al mismo tiempo, se debería poder descentralizar el poder, con ministerios divididos por las distintas comunidades autónomas. Adoptamos el nombre de Elionor Ostrom, que ha defendido la poligobernanza, con más lugares descentralizados. Estamos a favor de gobiernos policéntricos, que compitan y que cooperen.
--Hablan mucho de impuestos, pero, ¿qué se debe hacer con Sucesiones?
--Hay una discusión interna sobre Sucesiones en el Instituto Ostrom. Pero consideramos que debe persistir. Es un principio liberal. Se debe poder gravar la herencia. Creo que tiene sentido, aunque sí se podría reducir, en función de grado de parentesco. El de Patrimonio está claro que no. Reitero la apuesta por la subida del IVA.