Es una barbaridad. Cada semana crecen los escándalos nacionales. No has respirado de uno y ya tienes otro entre los ojos. Y el siguiente pidiendo paso. Déjennos respirar, por favor. Tanto escándalo para tapar otro nos atosiga. Nos vamos a volver locos, si no lo estamos ya. Ni el guión de El Padrino recogía tantos y tan seguidos. No hay tiempo de recargar el arma, digo la mente, para asimilarlos. Ni un minuto pierde este Gobierno para someter las mentes con tanto escándalo semanal. ¿Hacia dónde nos lleva esto?
Nadie lo sabe. Y seguro que tampoco el Gobierno. O sí. Al menos su guionista Iván Redondo. Él seguro que sí sabe hacia donde nos quiere llevar. Al paraíso, seguro que no. Vamos de charco en charco y de ahí salimos embarrados. Seguro. Con un escándalo se tapa el anterior y el siguiente tapa a éste. Los pactos de Presupuestos con Bildu tapan el destierro del castellano de Cataluña. Ya estaba desterrado, pero no era oficial, ministra Celaá. La interminable alarma se sufrirá mejor con mascarillas más baratas, con el IVA más bajo. Ya era hora. Y no se precisaba mentir tanto, ministra portavoz Montero. El atropello a la Corona y las ofensas al Rey se suplen con el asalto a la Justicia, el asalto a RTVE, al BOE, al CIS, a lo que se ponga por delante. Los indultos a los golpistas se tapan con las burlas republicanas del Moños, que sigue siendo vicepresidente; o con los ‘negocios’ del emérito Juan Carlos, o con colas de hambre, o con los 60.000 muertos que piden una explicación por la negligencia gubernamental en la pandemia. Y en los próximos días saldrán otros escándalos, seguro. Pero que reine la tranquilidad. La sociedad está dormida, o anestesiada, o drogada. A saber. No reacciona.
¿A dónde nos quiere llevar este gobierno de Pedro y Pablo? Unos dicen que donde quiera el Rasputín Iván Redondo. A él le echan la culpa de la improvisación y de gobernar día a día; el ‘partido a partido’ del Atleti y perder. Sin embargo aumentan los que piensan, dentro incluso del PSOE, que hay un plan premeditado y muy organizado para cambiar el régimen. Duro. Muy duro. Pero algunos así lo piensan. Porque conocen a Pedro Sánchez. Un político que no se detiene ante nada. “No me gustó el primer día que lo vi entrar por Ferraz. No me gusta hoy y no me gustará nunca”, como repite muchas veces un veterano y duro socialista que controló Ferraz, sede del partido. Puede ocurrir cualquier cosa. Se puede repetir la triste historia del siglo pasado.
¿A qué viene tanta hiperactividad? A mantenerse en el poder el mayor tiempo posible. Esta legislatura, por supuesto. Para eso ya se discuten y pactan los Presupuestos. Con Presupuestos se llega al 2023, año de elecciones. Se supone. Lo mismo alargan la legislatura para mantenerse en el poder. No lo necesitarán porque la oposición no existe. Por eso hacen lo que les da la real gana. Y aprueban reales decretos sin mirar lo que necesitan los españoles, los problemas de hoy, como son la pandemia y el socavón económico. Les da igual. Lo que buscan es sobrevivir, que sobreviva Sánchez y su gente y a los ciudadanos que les den. Porque nada de lo que se está haciendo está en el programa electoral del PSOE, como bien matizan algunos socialistas defenestrados por Sánchez. Lo importante es mantener el poder. Mantener el grupo de la Moción de Censura. Y seguir entreteniendo a los ciudadanos con nuestros escándalos. ¡Qué casualidad! Todos se descubren ahora.
Y a todo nos acostumbramos. Si la sociedad duerme es fácil colocarle los puntos que interesan al poder. Reforma del poder judicial, ley de la memoria histórica, nueva ley de Educación, (años que no había tanta prisa en el Congreso por sacar adelante una ley que se prevé como un nuevo desastre); se acercan, cada semana, más los presos etarras al País Vasco y se intenta crear un ley para vigilar la verdad. Ahí es nada. Mientras, el súper-contrato de material sanitario del ministro Illa ni se le ve, ni se le espera. ¡Qué verano se pasaron! Ni contratos, ni proyectos para atajar la segunda ola de la pandemia. Así nos brilla el pelo, digo, los muertos. Los 60.000 muertos, esto sí que es un escándalo.
Y no los escándalos que nos venden cada semana. Con millones de parados y miles de muertos ¿quién se preocupa por el Estado de Derecho? Nadie. Hay que sobrevivir. Eso es lo importante. Mientras, el Gobierno nos duerme y prepara el futuro asegurándose votos: subida salarios a funcionarios y pensionistas, ingreso mínimo vital, subsidio para los que ya no tienen paro, más ERTE, hasta el fin de los días, y, cómo no, ayudas a las televisiones, sin control de publicidad.
Preocupantes las tendencias autoritarias del Gobierno. La mayor, que el Congreso haya renunciado, durante seis meses, a controlar al Gobierno. Muy preocupante. A lo peor se le ‘olvida’ volver a controlar. Preocupante. Como el ‘Ministerio de la Verdad’. Siempre se dijo que en las democracias los peores enemigos de la libertad de prensa eran los gobiernos. Y así parece lo quiere hacer este gobierno. Cuando no puede censurar ni las mentiras. Además de gobernar quieren controlar todo. Absolutamente todo. Preocupante.