Después de ver la intervención de la consejera de Sanidad, Alba Vergés, tras la pregunta realizada por un medio de comunicación sobre la no puesta en marcha ni del hospital de campaña ni tampoco del hotel medicalizado de Sant Andreu de la Barca, me he quedado perplejo. Su impresentable respuesta justificaba su inacción diciendo que los espacios no reunían las condiciones que marcan sus criterios. Y no contenta con esa respuesta, nos habla de la importancia de trabajar en colaboración y que antes de actuar hay que informarles.

Vamos a hablar claro. Desde el primer día han habido contactos con el objetivo de poner a su disposición tanto el hospital de campaña como el hotel medicalizado, este último con profesionales del ambulatorio y del CUAP. Asimismo, comunicamos a la consejería que el ayuntamiento se hacía cargo de todos los gastos restantes como servicios de comedor, personal auxiliar clínico, limpieza y materiales de EPI. O sea, comunicamos que corríamos con todos los gastos de infraestructura.

Estas cuestiones se trataron justo antes de la intervención de la consejera con el responsable de Catsalut de la zona en una reunión a la que también asistieron la directora del ambulatorio y del CUAP, así como el alcalde de Sant Andreu de la Barca, Enric Llorca. En la reunión, todos los presentes transmitieron al Catsalut la necesidad de su puesta en funcionamiento. Lo cierto es que la Generalitat no tiene excusa y, lo peor todo, es que sus excusas suenan a cuestiones políticas del pasado y que, al parecer, no quieren olvidar.

Ante esta irresponsable actitud, el Ayuntamiento de Sant Andreu quiere manifestar que primero son los ciudadanos. No es una cuestión ni de protagonismo ni de medallas. Es una cuestión de necesidad. Necesidad de muchas personas que están en los pasillos del Hospital de Martorell más de 48 horas, que a pesar de la profesionalidad de los sanitarios no dan abasto. Hablamos de personas con coronavirus a las que se les manda a sus casas para que estén aisladas por falta de capacidad hospitalaria.

Por este motivo, sorprende la actitud de la consejera Vergès, porque se trata de personas, no de banderas ni ideologías políticas. Ver las cosas con antelación, tener altura de miras, no es oportunismo, es adaptarse, y conocer, la realidad en la que viven muchos ciudadanos en el CUAP o en el ambulatorio. Tomar estas iniciativas, como la impulsada por el gobierno municipal con el alcalde a la cabeza, se llama responsabilidad. Para con las personas, para con los pacientes. En definitiva, para con la ciudadanía. Poner la política, la mala política, delante de las personas es como poner el carro delante de los bueyes.