Una vez que hemos aceptado las reglas de la OMS para frenar este maldito coronavirus, como han hecho todos los países europeos, hay que maniobrar con inteligencia para que el remedio no sea peor que la enfermedad.
Cada país contabiliza de una manera diferente los casos de infectados, como evidencian las enormes variaciones en las tasas de mortalidad. Nadie se cree que en EEUU haya solo 729 casos con una mortalidad del 4%, cifra que es algo más creíble que el 10% que era la referencia. Allí solo se declaran los casos graves o fatales. En Corea del Sur, por el contrario, se hacen muchísimos test y aunque el número de afectados es alto la mortandad es muy baja, 0,7%. Nosotros hemos ido, como siempre, con el lirio en la mano y ya somos el quinto país del mundo por número de afectados, detrás de Corea del Sur y aunque solo tenemos 35 casos por millón de habitante, o sea, un 0,0035%, ya estamos en la lista de los apestados. Desde luego una tragedia para quien ha perdido un familiar, pero algo razonablemente soportable sanitariamente si no fuese porque estamos retransmitiendo en directo la progresión de lo que, de momento, parece una mala gripe.
No soy médico, por lo que no puedo opinar respecto terapias y medidas médicas, pero sí puedo opinar sobre cómo podría transmitirse más tranquilidad.
Lo primero es informar con claridad y una sola voz. Nuestro Estado federal imperfecto hace posible que hable el coordinador de la alerta sanitaria a las 12:00 y algunos consejeros autonómicos le contraprogramen al minuto siguiente. Debería haber uno o dos partes médicos diarios dictados por un único coordinador. Empieza a haber bailes de números que no ayudan en absoluto a mantener la calma por lo que en cuestión de cifras las consejerías de sanidad deberían callar. Los países emisores de turismo no entienden de autonomías ni de nuestros líos internos sino de cuántos infectados hay.
Y no vendría nada mal que actualizásemos el número de pacientes sanados con la misma celeridad que los infectados. Es muy relevante conocer con la mayor exactitud posible el número de casos activos, no solo los infectados.
Debe implantarse canales de información telefónica sencillos para evitar el colapso de los canales médicos de urgencia. Tener un número de llamada de consultas que derivase a urgencias médicas en caso de necesidad tendría sentido, y eso es muy, muy barato.
Tenemos muchos hoteles cerrados por estar todavía en temporada baja que pueden usarse como centros de aislamiento u hospitales para tratamientos sencillos. Lo importante es tener disponibilidad en las urgencias y, sobre todo, en las UCI, derivando a otros centros los casos sencillos.
Faltan médicos, algunos están en cuarentena, y sin embargo hay un montón de licenciados en medicina que aun habiendo aprobado las pruebas del MIR no tienen plaza. Solo en las pruebas del MIR 2020 hay 12.162 licenciados que han aprobado el examen este año pendientes de plaza, y solo hay 7.512 plazas disponibles. Hasta el 20 de mayo estos nuevos médicos no comenzarán a trabajar. Y solo lo harán el 60% de los aprobados. ¿No podrían empezar a trabajar ya todos? Y también los que aprobaron y no encontraron plaza el año pasado por un extraño mecanismo de fijación de plazas. No podemos permitirnos carencias en los hospitales.
Económicamente hay que estimular, no subir impuestos. La agenda “progresista” del Gobierno debe convertirse en agenda “realista” y apoyar a las empresas, empresarios y autónomos.
China ha demostrado que, si se quiere, se puede contener la epidemia. Corea del Sur, con otra metodología, también. Estados Unidos simplemente “pasa” de contener la epidemia, da unas cifras realmente ridículas. Europa en su conjunto ha caído en la trampa de la pseudotransparencia y vamos camino del desastre económico. De entrada, la campaña turística de Semana Santa está perdida, veremos si recuperamos el verano.