El lunes vimos a la republicana socialista Meritxell Batet gritar ¡viva el Rey! Cuando el rey Felipe VI el lunes inauguró la nueva legislatura en el Congreso de los Diputados. No es que la presidenta sea monárquica. En España sólo una minoría lo es.
Los separatistas españoles (catalanes, vascos y gallegos, casi todos los que se abstuvieron para que el socialista Pedro Sánchez fuera investido presidente), están fuera del tiempo. Acusan de monárquicos a los que no lo somos. Los separatistas tienen una patología que se llama histrionismo, que desgraciadamente padecen muchos de todos los colores de izquierda y derecha, no todos son 'indepes'.
Este martes mi peluquera me preguntó si esta enfermedad tiene cura y le dije que no, que mi generación no la vería, ni mis hijos tampoco. Quienes me conocen saben que no soy pesimista, salvo en este caso.
Hace muchos años, --ha caído mucha lluvia en los campos de España--, mi pensador de cabecera, José Ortega y Gasset, en 1932, dijo en el atril de las Cortes republicanas con ocasión de la aprobación de l’Estatut d’Autonomía, que él defendió, que el problema de Cataluña no tenía arreglo sino que "había que conllevarlo". Si esto decía el gran pensador español, pobre de mi, no voy a rectificarlo. El filósofo que quería a España con devoción lo escribió en su España invertebrada. Yo, catalán, tengo el mismo amor a la nación que el madrileño y lo digo con la misma resignación que hace dos generaciones. Ortega definió a la nación con una bella frase: España es un proyecto sugestivo de vida en común. Gasset no era nacionalista, sino un patriota español.
Afortunadamente, España ha cambiado, y Cataluña también, pero estamos ante el mismo problema casi noventa años después. No es un dejà vú porque la situación ha cambiado, económicamente a mejor, a peor nacionalmente. Y es que entonces los iluminados eran una minoría del bloque nacionalista, el Estat Català, que eran filofascistas. Con sus camisas negras paseaban por la Diagonal, eran jóvenes universitarios de la burguesía y la clase alta. Los trabajadores estaban afiliados a los anarquistas y socialistas, los comunistas eran cuatro gatos.
Hace noventa años ni la ERC de Francesc Macià era confederal. ERC en 1990 se convirtió en independentista, a partir del liderazgo de Àngel Colom. Desde que ERC se fundara en la República y hasta Colom, los republicanos no eran 'indepes', por eso hoy estamos mucho peor, desde el punto de vista nacional, porque muchos nietos de ex convergentes hoy son estelados.