Está muy claro lo que busca ERC con el apoyo a Pedro Sánchez en su investidura. Ya lo hemos comentado en artículos anteriores en Crónica Global. Incluso antes del verano. Una de los tres condiciones de ERC para apoyar a Sánchez es y era la puesta en libertad de Oriol Junqueras, su líder preso. Está claro. Y no era una intuición de este juntaletras. Era lo que transmitían algunos diputados de ERC en Madrid tras largas y amigables conversaciones. Todo muy claro. Además de referéndum o “consulta a los catalanes” como ha dicho Sánchez, la libertad inmediata de Junqueras. Ya van dos años y ya no puede más. Quiere salir del centro penitenciario de Lledoners y ser libre.
No puede más. Fue condenado a 13 años, pero él ya no puede más. Está sufriendo lo inenarrable y su libertad es algo prioritario para los compañeros de ERC. O esta legislatura durará lo que un caramelo a la puerta de un colegio. Nada. Lo mínimo. Lo sabe Sánchez e Iglesias. No habrá Presupuestos. Pero antes no habrá ni una sola reforma de ninguna ley.
Ni siquiera de la Reforma Laboral de 2012 que Mariano colocó en la espalda de los trabajadores. Quiere la libertad y ser el candidato a President en las próximas elecciones catalanas. O Pedro y Pablo hacen lo que marca el grupo catalán o esta legislatura se va al traste. Y Pedro y Pablo quieren seguir en la Moncloa, lo que se deduce que harán lo que exigen los ‘amigos’ de ERC. Porque Junqueras está nervioso, deprimido, fuera de sí. Se le ha notado en la entrevista en El País del pasado domingo.
“Y una mierda. Y una puta mierda. Dijimos la verdad: que el Procès tenía que acabar en la independencia. Eso se impidió con palizas, cárcel, destituyendo Gobiernos y cerrando Parlamentos”, respondió Junqueras a la pregunta de si no habían engañado a los catalanes prometiendo una independencia imposible.
Más claro ni el agua que arrasa las playas del Mediterráneo. O sea: referéndum, libertad para Junqueras y, luego, si se puede, independencia. “La lección de 2017 es que lo hicimos para poder volver a hacerlo”. Blanco y en vidrio transparente. Está muy repetido en estas páginas de Crónica para quien quiera tomar nota. Para quien haya leído con detenimiento. Pedro y Pablo no lo han hecho y nos llevan derechito a otro enfrentamiento. No le quede ninguna duda. Se repetirá lo vivido. Mientras, gobernamos. Luego, el venga detrás que apriete y busque solucionarlo, si puede. La repetición de cada gobierno.
La espera de la libertad se le está haciendo muy larga. Demasiado. Si no media alguna medida excepcional, Junqueras no tendrá permisos antes de la primavera de 2021. ¡Qué largo! Pues habrá que hacer algo. Todavía no se ha formado la ‘mesa de negociación’, que, según el acuerdo, se constituía en “quince días” tras la formación del Gobierno. Pero hay prisa. Ya Rufián lo ha advertido en varias ocasiones. Con suavidad, pero advirtiendo "que la mesa de diálogo funcione, que se siga avanzando en la misma”. Que el Gobierno no dé largas porque el andamio se viene abajo.
Y Junqueras también lo advierte en la ya mencionada entrevista. Deja muchos hilos sueltos. Pero todos van a dar a la ‘mesa de negociación’. Al pacto PSOE y ERC del que dependen los Presupuestos y, en toda lógica, la legislatura.
En la mesa catalana que quiere apoyarse Junqueras hay otra pata que se mueve. Es la de Carles Puigdemont, su hipotético rival en las próximas elecciones en Cataluña. A su rival se le ha reconocido el escaño en el Parlamento Europeo, lo que le dará más popularidad y más minutos de televisión. Otra adversidad. No es extraño que Junqueras esté desesperado y pida la libertad. Pero ya. Rápido. Aunque sea poquito a poco. Con cierto disimulo o aunque sea clandestinamente. Pero libertad.
El primer paso lo ha dado el Gobierno de Pedro y Pablo. Van a reformar el Código Penal. Hay que rebajar las penas por delitos de sedición. Además del indulto con el que se especula día tras día vendría la reforma con carácter retroactivo. Ya nos vamos entendiendo. El primer paso está dado. Se reducirían las penas. ¿Qué había dicho Pedro en la campaña?
Que se recuerde Sánchez se había comprometido a endurecer la ley contra los promotores de referéndums ilegales. Letra muerta. Las palabras de la pasada campaña son letra muerta. La política induce a hacer lo contrario de lo dicho. Se cambia. Y se libera a Junqueras. Es parte del acuerdo Sánchez-ERC. O no habrá legislatura. Puede ser el principio para ‘conllevarse’ mutuamente. Puede ser el principio del entendimiento. Puede que empecemos a curar lo incurable, aunque sólo sea por llevar la contraria a Ortega y Gasset.