“No puede haber nada que justifique la violencia” dijo Gabriel Rufián la semana pasada. “También hay fascistas con esteladas, los hay, pero nosotros somos incompatibles con la violencia”, recalcó Rufián el lunes en TVE. Sólo con estas frases, el diputado y portavoz de ERC en el Congreso ya está en este lado del cuadrilátero. Sensatez. Por lo menos le pone sensatez a la locura desatada en Cataluña durante la pasada semana. Sin renunciar a su confeso independentismo. No como el president Torra, que ha estado al lado de los violentos. Sólo es president de un tercio de la población catalana.
Rufián ha tenido la valentía de denunciar a los violentos, Torra ha encabezado una de las marchas acompañado del defenestrado político vasco Ibarretxe. Quim Torra se ha cargado la señal cívica y pacífica de la que había presumido el movimiento independentista. Rufián sabía a lo que se exponía, y resistió las embestidas de los lapidadores y los insultos contra su persona --"¡botifler, traidor!"-- de los grupos violentos que no representan a nadie, excepto a la violencia, el vandalismo y las barricadas. Torra nunca ha estado en su sitio. Le queda grande la presidencia de la Generalitat.
Ha llegado el Gobierno de Cataluña y el presidente del Parlament, Roger Torrent, al límite de su incompetencia. A desafiar al Estado al defender la propuesta de la Cámara de seguir apoyando institucionalmente la autodeterminación. Rizar el rizo. ¿A dónde quieren llegar? Los tres grupos independentistas del Parlament (JxCat, ERC y la CUP) han pactado esta resolución. Otro desafío a la ley. Paso de citar a Ortega y Gasset para no ser pesado. Es fácil leer su discurso en el Congreso y ver el parecido de la situación y las consecuencias. No aprendemos de la historia. Siguen desafiando.
Y como éramos pocos... llegó Artur Mas y parió un nuevo candidato para presidir la Generalitat. Pep Guardiola. Tremendo el lamejeque éste, como bien lo han bautizado en la cadena COPE. Artur Mas quiere repetir otro candidato. Como le salió tan obediente el anterior president Puigdemont... ahora se saca de la manga otro candidato, Guardiola, para encabezar las listas del PdeCAT. Querrá, el señor Mas, tener un president que le obedezca. Como Puigdemont. Ajá, señor Mas. De risa. Sobre todo al observar que el tal Guardiola, entrenador de fútbol, no se nos olvida, manifiesta que “España es un país autoritario”. Pues vuelva usted, señor Guardiola, a Catar a jugar al fútbol, que es un Estado súper democrático. Sobre todo porque usted no pagaba impuestos. ¡Váyase para allá!. Claro que Mas lo que pretende es, además de mandar él, cortarle a ERC la primacía que tiene ahora en el campo nacionalista en las encuestas. Y asegurarse el futuro para cuando vuelva no vaya a ocurrir que no lo necesiten si triunfa el nuevo partido que están creando los exdirigentes moderados de la antigua Convergència. Todo tiene su por qué.
Como su por qué tiene el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, para no ver más allá de lo inmediato. A nadie se le podía ocurrir convocar elecciones cuando había una sentencia pendiente. Estaba claro que la sentencia iba a poner patas arriba el sistema político. Así ha sido. Semana inolvidable en Cataluña. Y Pedro mirando para otro lado. Ya se cansarán, debió pensar. No se cansan, Pedro. Tú la has mangado. Y lo vas a pagar en las urnas. En ningún bar de pueblo se entiende la pasividad de la poli. Faltaba la orden para actuar. Todo el mundo lo sabe. Le has hecho daño al país con tu pasotismo. Y el día 10 te devolverán la jugada.
Porque se irá a votar no por las pensiones, la crisis que ya llegó o la subida o bajada de impuestos, sino por los 5.000 radicales que han destrozado las calles de Cataluña mientras las fuerzas de seguridad contemplaban los destrozos por falta de una orden para impedirlo. Has sido un irresponsable, Pedro, y lo vas a pagar. Hay que tener capacidad para gobernarse. Y eso te falta, Pedro. El resultado de tu pasividad es el crecimiento de Vox y la llegada al Congreso de la CUP. Lo que faltaba. No vamos a divertir. Por tu apatía, Pedro Sánchez. Te puedes ir con Torra y Guardiola a jugar al fútbol en Catar. O a pasear por Valderas (León) cuando te vuelvan a defenestrar los amigos-enemigos de tu propio partido. Ya lo desean muchos. Los agravios necesitan mucho tiempo para olvidar. Lo que pasa en Cataluña no es un asunto “entre catalanes”. Es un asunto de Estado. Y no te has enterado, Pedro Sánchez. El Estado hace mucho que ha desaparecido de Cataluña. La prueba es el último desafío secesionista pese a las advertencias del Tribunal Constitucional. Toma nota, Pedro Sánchez.